Carolina Schmidt luce en su muñeca izquierda un reloj que se encarga de recordarle a cada momento que enfrenta una carrera contra el tiempo. En diciembre pasado la ministra de Medio Ambiente anunció que Chile será sede, en exactamente un año más, de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25), la mayor reunión mundial que trata temas medioambientales. "Cuando me enteré de que Brasil estaba evaluando bajarse de la COP25, llamé al equipo técnico de cambio climático, les conté y consulté qué posibilidades había de que tomáramos esa responsabilidad. Y de manera unánime me dijeron: "ninguna posibilidad. Ninguna. Jamás podríamos hacer eso, implica un trabajo enorme". Llamé a Cancillería, y lo mismo: "Ninguna posibilidad. Está la APEC, y esto requiere una cantidad de trabajo imposible. No hay ninguna posibilidad". Entonces llamé al Presidente directamente. Le dije "yo sé que viene la APEC y que es una cantidad de trabajo espantosa, pero también es una oportunidad única para liderar la transformación global hacia el desarrollo sustentable". Y el Presidente me preguntó: "¿Cuánto cuesta?". Y agregó: "Si usted se consigue una cantidad de recursos que nos permita realizarla, adelante, aunque tengamos que trabajar día y noche. Sé que es un trabajo de locos, y que requiere un esfuerzo conjunto. En esto agradezco el trabajo de Cancillería. Estamos trabajando con Presidencia y con el Ministerio de Ciencia, para llevar adelante esto y que Chile tenga esta oportunidad de liderar a nivel mundial la lucha contra la crisis ambiental, y sobre todo dar el salto hacia una transformación a una economía 100% sustentable.
¿El cambio climático es un anuncio o ya es una realidad?
Es algo que nos está pasando hoy. Llevamos ocho años de una sequía que está afectando al 70% de la población chilena, y tenemos los incendios forestales que han destruido cientos de miles de hectáreas, o granizo en plena temporada de verano. El mayor desafío ambiental que enfrenta hoy Chile es cómo nos adaptamos al cambio climático. Tenemos que empujar con fuerza que el mundo entero haga acción climática para la mitigación. Y muy fuertemente, tenemos que instaurar todas las medidas de adaptación para el cambio climático en nuestro país, porque es algo que nos afecta profundamente y tiene implicancias muy importantes que debemos enfrentar.
¿Los chilenos estamos conscientes de eso?
La mirada del mundo ha cambiado. Hoy Chile tiene la tremenda oportunidad de liderar las transformaciones hacia una economía sustentable a nivel mundial. Ser sede de la COP25, que es la principal reunión mundial para crear acuerdos que permitan enfrentar la crisis ambiental más grande que existe en el planeta, que es el cambio climático, es una gran oportunidad para ello. Chile es un país que ha sido reconocido como el que tiene el mayor potencial de desarrollo de energías limpias a nivel mundial y es un tremendo líder en la transformación hacia una economía sustentable. Tenemos que ser capaces de guiar esa transformación en el mundo entero. La COP25 es una oportunidad sin igual para empujar esa transformación. Si bien nuestro país emite un pequeño porcentaje de los gases de efecto invernadero, menos del 0,025% del total global, es uno de los países más afectados por el cambio climático. Chile cumple siete de los nueve criterios de vulnerabilidad del cambio climático. Eso ya lo estamos viviendo.
¿Cuáles son los siete criterios de vulnerabilidad que cumple Chile?
Somos un país de costa baja y extensa, 4 mil kilómetros. En segundo lugar, somos un país de altas montañas: el aumento de las temperaturas hace que los deshielos y el riesgo consiguiente de aluviones sea mayor. Tenemos, además, ecosistemas vulnerables. En este punto, debíamos contar con un servicio de biodiversidad y áreas protegidas que debiera complementar nuestra institucionalidad ambiental: estamos en 2019 y no contamos con este servicio que es el corazón de la institucionalidad para la protección de la biodiversidad y los ecosistemas, y en un momento en que la biodiversidad en el mundo se está viendo amenazada fuertemente. Cumplimos todos los criterios, salvo dos: no somos una isla, que son las que tienen un nivel de vulnerabilidad muy importante, y, en segundo lugar, no somos un país de tránsito sin costa. Todas las demás las cumplimos. Eso nos pone en el listado de países altamente vulnerables al cambio climático.
¿Qué está haciendo el gobierno para enfrentar este escenario?
El Presidente nos ha pedido hacer el mapa de la vulnerabilidad en Chile. Así como las medidas de mitigación del cambio climático son nacionales, las medidas de adaptación son tremendamente territoriales y locales, y muy distintas para cada territorio donde se deben aplicar. Son muy específicas. Entonces, nosotros primero tenemos que contar con este mapa.
Se ha hablado de la necesidad de una ley marco de cambio climático. ¿Hay avances en eso?
Tenemos que contar con una institucionalidad que nos permita actuar, porque hoy estamos actuando frente al cambio climático basándonos en la voluntad y el liderazgo de las autoridades presentes, pero no tenemos una ley marco institucional que establezca facultades y responsabilidades a los distintos actores, que permita tener las metas específicas en todos estos ámbitos y que facilite integrar al mundo de la ciencia en esto. Todas nuestras políticas públicas tienen que estar basadas en las proyecciones científicas del impacto del cambio climático. No podemos tomar, por ejemplo, medidas de ordenamiento territorial si no tenemos claras cuáles son las proyecciones adecuadas.
Perú "nos ganó" en contar primero con una ley marco de este tipo en América Latina…
Ha avanzado más, pero el Presidente nos ha señalado que las medidas de mitigación del cambio climático son globales, las medidas de adaptación son territoriales y nos ha pedido que hagamos un proceso de participación ciudadana antes de hacer el anteproyecto de la ley marco, que establece facultades, responsabilidades y obligaciones en dos ejes.
¿Cuál es el cronograma en esta materia?
Después va a salir el cronograma del proceso de participación previo que ha habido y que ha sido intensísimo. Tenemos como meta presentar el proyecto al Parlamento en agosto de 2019. Es un plazo bien acotado y por eso es tan importante que hagamos un proceso de participación ciudadana muy intenso, de manera de ir capturando todas las temáticas que son relevantes y podamos implementar una ley que sea efectiva y nos permita avanzar.
¿Qué va a abarcar esta ley?
Lo que yo señalaba: un marco institucional que nos saca de la buena voluntad y que si llega un líder que dice "no, esta temática no me interesa", esté instaurado ya en la constitucionalidad chilena desde las facultades, responsabilidades y obligaciones a nivel vertical, desde el gobierno central hasta los municipios, como de manera horizontal a través de los distintos sectores y ministerios. Esto ya no va a ser que el Ministerio de Transportes va a estar en la buena voluntad promoviendo la electromovilidad, sino que van a estar establecidas sus responsabilidades en las metas específicas.
Hubo críticas por haber traído el COP25 a Chile, porque significa gasto.
Eso es de un desconocimiento importante de lo que se está hablando. En materia de vulnerabilidad costera, por ejemplo, hemos visto que se han gastado más de 7 millones de dólares solamente en algunas de esas zonas afectadas por las marejadas. Chile es la Arabia Saudí de las energías limpias y, por lo tanto, también tenemos una oportunidad de desarrollo muy importante hacia el mundo. Por tanto, la cantidad de inversiones en desarrollo sustentable que Chile puede capturar, porque esta transformación del mundo hacia este desarrollo sustentable va a requerir de estas energías limpias, donde nosotros somos la Arabia Saudí de la producción de este tipo de energías, claramente nos da una posibilidad de crecimiento y desarrollo económico gigantesco. Solo en término de inversiones de energías limpias y renovables, y también de cuidado de la biodiversidad, por ser sede de la COP25 pueden superar los 120-150 millones de dólares, solamente por ser sede.