La Encuesta Casen en Pandemia 2020, que se concluyó este año, continúa entregando antecedentes de cómo ha cambiado el país bajo el impacto de la presencia del coronavirus. El registro de caracterización socioeconómica más importante a nivel nacional reveló que en el último año existió una baja en la asistencia de niños a clases de educación parvularia y básica, en contraste con el último catastro de 2017.
Dado que la última edición de la encuesta se realizó entre octubre de 2020 y febrero de 2021, para la elaboración de la pregunta relativa a la asistencia de los estudiantes, los realizadores tomaron en consideración las restricciones a la movilidad originadas por la pandemia, que obligó a cerrar establecimientos a lo largo de todo el país.
Así, para la Casen 2020 se consultó si los niños, niñas y adolescentes habían contado con clases presenciales o virtuales.
Y los resultados son significativos: entre las ediciones 2017 y 2020, los índices de asistencia en educación parvularia y básica disminuyeron, respectivamente, nueve y siete puntos porcentuales.
Al desglosar las cifras, los números evidencian que la tasa neta de asistencia en la educación parvularia pasó de ser de un 51,7% en el 2017, al 42,3% en el 2020. Adicionalmente, para el nivel de educación básica el índice cayó de un 91,4% al 84,1% en la edición actual de la encuesta.
¿Cuáles son las razones? Para la investigadora del Centro de Estudios Públicos y exasesora del Mineduc Sylvia Eyzaguirre, el factor que podría explicar la baja de asistencia en los niveles de educación básica y parvularia es la pandemia. “Muchas familias o no tenían las conexiones a internet, o no tenían los dispositivos computacionales para que los niños pudieran conectarse, o no tenían tal vez la disponibilidad de tiempo para poder hacerse cargo de las tareas de los niños y poder asistirlos en sus clases online”, menciona.
Gonzalo Muñoz, académico de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales y exjefe de la División de Educación General del Mineduc, cree que dada la historia reciente de estas cifras, “es muy difícil atribuir esta preocupante baja en la asistencia a un factor distinto a la pandemia. Esto se proyectará también a varios otros indicadores educativos y requerirá planes de acción contundentes para los próximos años”.
La teoría también es compartida por Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa: “En el periodo bajo estudio ocurrieron eventos exógenos al sistema educativo”. Así, cree que la pandemia, “sin duda”, es el factor explicativo más importante. Esto, porque durante 2020 los centros de educación parvularia y básica estuvieron cerrados por meses. “La situación sanitaria, el cierre de escuelas, la falta de acceso a internet de casi la mitad de los estudiantes, las dificultades de movilidad por las cuarentenas y el tiempo lógico que tardaron las vacunas en desarrollarse y distribuirse fueron factores que se conjugaron para tener estos cambios”, argumenta.
Por su parte, Raúl Figueroa, ministro de Educación, también cree que la crisis sanitaria tiene una fuerte influencia en los resultados. “Evidentemente, la pandemia y el prolongado cierre de colegios fueron un factor que incidió en los índices de asistencia, particularmente en el caso de los niños y niñas más pequeños, para quienes fue mucho más difícil reemplazar la experiencia de estar en kínder, por ejemplo, por un proceso remoto”, dice, antes de agregar que, por lo mismo, creen que “las cifras reflejan una caída más acentuada en estos niveles, independientemente de la situación socioeconómica de las familias”.
Estas cifras cobran relevancia para el gobierno, toda vez que posterior a las Fiestas Patrias, la Cámara de Diputados retomará la votación del veto impuesto por el Ejecutivo para establecer la obligatoriedad del kínder, algo que debía ser zanjado el 8 de septiembre, pero que fue postergado.
Para ello necesita 89 votos para que siga su tramitación en el Senado. Las acusaciones oficialistas, hasta aquí, han apuntado a una politización de la discusión y que primeramente se rechazó por lo mismo.
En ese sentido, el titular de Educación añade que “este diagnóstico (Casen) debe guiar nuestra hoja de ruta para diseñar e implementar las acciones necesarias para prevenir y superar estos efectos, como es, en lo inmediato, el proyecto de kínder obligatorio que contribuirá a revertir el ausentismo en los niveles parvularios”.
“La baja en la cobertura en educación básica y parvularia es una mala noticia que puede relacionarse con la pandemia”, concuerda Tania Villarroel, directora de estudios de Acción Educar, quien advierte que la reducción más fuerte se produjo en educación parvularia, “que probablemente es más sensible a factores externos, ya que los padres consideran que no es tan relevante”.
De hecho, añade, en la Casen 2017 se preguntó por qué el alumno no asistía a la educación parvularia, y un 73% de los padres contestó porque no era necesario, ya que lo cuidaban en la casa. “Por eso es relevante la aprobación del proyecto de ley sobre kínder obligatorio, para relevar la importancia de la educación parvularia”, asegura.
Además, asevera que la educación a distancia también pudo traer dificultades a las familias, “toda vez que los padres, muchas veces, sin contar con las herramientas y conocimientos necesarios, tuvieron que apoyar el proceso educativo de sus hijos”.
¿Cuál es la situación en los otros niveles de educación? De acuerdo con los resultados de la encuesta, la tasa de asistencia en educación media pasó del 73,4% al 72,6%. Asimismo, los índices de asistencia en la educación superior aumentaron de un 37,4% a 40,5%.
Una explicación para la disimilitud entre las cifras de asistencia entre estudiantes más chicos y más grandes podría ser, según los entendidos, la tolerancia que tienen los niños más pequeños a la educación a distancia. “No solo la conectividad puede ser un problema, sino que también la disponibilidad de los apoderados para conectarse con los párvulos o alumnos de educación básica, quienes requieren de compañía y apoyo constante. Por el contrario, un alumno de educación media tiene mayor autonomía”, asegura Villarroel.