La agrupación de laicos de Osorno, que se opone a la gestión del obispo Juan Barros, cuestionó la demora en la reacción de la Iglesia de Santiago frente a la situación de crisis.
Según indicó el vocero del grupo, Juan Carlos Claret, "muy tardías son las palabras del cardenal Ezzati, en la medida en que durante tres años el mismo laicado, la misma comunidad por la cual él ahora pide la renuncia al obispo Juan Barros, le ha estado golpeando las puertas para que simplemente nos escuche, y el cardenal y varios obispos de la Conferencia Episcopal sistemáticamente decidieron ignorarnos".
Para el abogado canonista Alejandro Álvarez, vocero de la agrupación Voces Católicas, es primera vez que Ezzati expresa públicamente su opinión respecto de la necesidad de la renuncia de Barros. "Es, a su vez, una cuestión muy relevante, pues el obispo es quien cuida, guía y protege a su diócesis, y si este custodio y pastor es causa de división debe, por el bien de la diócesis y de su gente, dar un paso al costado", indicó.
Sobre las palabras del arzobispo Ezzati, en relación a la gravedad de que se haya "engañado" al Santo Padre respecto de las denuncias en torno al tema Karadima y Barros, Álvarez sostuvo que "esto, con mayor razón, llama a hacer una revisión profunda de los canales de información que tiene la Iglesia, así como los protocolos para situaciones y casos de extremada gravedad, como son los abusos".
James Hamilton, en tanto, uno de los tres principales denunciantes de Karadima, previo a los dichos de Ezzati, en un foro realizado en la U. Católica, señaló que "el abuso de menores es un crimen y debe ser denunciado. De lo contrario, se transforma en complicidad".