Un nuevo capítulo se escribió hoy en el caso que investiga la muerte de la joven japonesa Narumi Kurosaki. El chileno Nicolás Zepeda, quien está siendo juzgado en el Tribunal de Vesoul, entregó este miércoles una declaración que no dejó indiferente a la fiscalía: el joven afirmó que mintió en el primer juicio cuando señaló que había viajado a Francia para ver universidades donde cursar un posgrado. Lo hizo para ver a Narumi, quien había sido su pareja y con quien ya había terminado.
Anteriormente había apuntado a una especie de “casualidad” en un encuentro que sostuvieron el 4 de diciembre de 2016. Según el medio galo L’Est Républicain, el juez del tribunal le consultó a Zepeda con qué fin quería volver a ver a Narumi. “Quería que todo fuera bien”, respondió.
Nuevamente el juez inquirió “¿Tenía en mente reavivar su relación romántica? “No lo creo, pero de todos modos valió la pena mantener el contacto. Nos conocimos, ¿por qué perder eso?”, fue su respuesta.
También se le consultó por qué no entregó esta versión en el primer juicio, ante lo cual respondió “Me daba un poco de vergüenza querer volver a intentarlo. Tenía miedo de que alguien inventara en mi contra una historia que no era cierta”, dijo, según informa el medio France 3.
“He mentido. Veo que hubiera sido más fácil decir la verdad. Hoy ya no tengo miedo. Te diré si alguna vez mentí”, lanzó Zepeda ante el estrado.
Ayer, cuatro amigas de la japonesa prestaron declaración desde tierras niponas, vía Zoom. En la audiencia se planteó que Zepeda accedió a la cuenta de Facebook de Narumi con la finalidad de eliminar a sus amigos hombres. Kaori Nishida, quien describió a Zepeda como “excesivamente atento”, dijo sobre este punto: “Narumi me dijo que Zepeda estaba accediendo a sus cuentas de Facebook. Le estaba diciendo que debería dejar de tener relaciones con sus amigos varones”.
En tanto, el lunes, Zepeda, esta vez hablando en francés, volvió a negar ser el autor de la muerte de su expareja. Posteriormente, los padres del acusado declararon ante el estrado, donde defendieron a su hijo.
Esta etapa, de juicio de apelación, se estima que se extienda hasta el 22 de diciembre. En el primer juicio, Zepeda fue condenado a 28 años de cárcel.
Gritos
Buena parte de la audiencia estuvo centrada en oír a jóvenes que habitaban la residencia estudiantil en Besanzón en 2016. Según señalaron, habrían escuchado gritos durante la noche del 4 de diciembre de 2016. Dichos gritos, afirma la fiscalía, serían de Narumi, quien se quedaba en el cuarto piso, en la habitación 106.
Drissi El Bouzaïdi, estudiante en 2016, dice que los gritos lo despertaron. “Me despertó un primer aullido, luego un segundo. Me vestí, salí a los pasillos para inspeccionar y ver qué pasaba. Subí al 2º piso , tampoco hubo ruido, luego al 3º . Incluso asomé la cabeza por las ventanas para ver si pasaba algo afuera”.
“Los gritos fueron muy, muy, muy cercanos, 99,99%, venían de mi piso”, dijo. Al ser consultado sobre si serían gritos de mujer, respondió afirmativamente: “Con certeza“. Agregó que eran “gritos de angustia, de alguien en gran peligro”.
Desde Londres, Rachel Roberts, de 26 años, afirmó: “Lo único que recuerdo es que yo estaba estudiando en Besazón en ese momento y me alojaba en la misma residencia universitaria que Narumi Kurosaki, en el mismo pasillo y después de su desaparición, fui a denunciar a la policía que había oído gritar en la calle, en la noche del 4 al 5 de diciembre, alrededor de las 3 AM. Estaba en mi habitación y escuché unos gritos muy fuertes. Era la voz de una mujer. Tuve mucho miedo. Recuerdo haber intercambiado algunos mensajes de texto con mis amigos del edificio. Estaba aterrada”.
En su minuto, Zepeda aseguró que dicha noche se reunió con Narumi para mantener relaciones sexuales. Afirmó que los gritos percibidos pudieron tener relación con ese acto. Una testigo echó por tierra esta idea. “No, absolutamente no. (Los gritos) no eran de alguien que tuviera relaciones sexuales”.
El martes, Shintaro Obata, estudiante que tenía su habitación justamente al lado de la de Narumi, dijo que escuchó los gritos a eso de las 3 de la mañana, pero no pudo asegurar que vinieran de la pieza contigua.
“No puedo ni confirmar ni negar que estos gritos vinieron de la habitación de al lado. En cualquier caso, el grito fue lo suficientemente fuerte como para despertarme”, afirmó.