"Si bien somos mencionados como Iglesia chilena, para nosotros es un escenario difícil, porque esta carta se da dentro de una lucha vaticana de la cual somos ajenos. Sin embargo, las acusaciones son graves y se deberían investigar". Así, con reticencia, se manifestó Juan Carlos Claret, vocero de la Agrupación Laicos de Osorno, respecto de la polvareda romana tras la misiva del arzobispo de Ulpiana, Carlo Maria Viganò, al Papa Francisco.

El exnuncio aludió a Chile en su escrito y, en medio de los casos de abusos a menores, cuestionó la supuesta defensa que el Pontífice habría hecho de tres prelados, entre ellos el exobispo de Osorno, Juan Barros Madrid. "El Papa defiende a ultranza a su hombre, el cardenal (hondureño Oscar) Rodríguez Maradiaga, como había hecho en Chile con el obispo Juan Barros, que él mismo había nombrado obispo de Osorno, en contra de la opinión de los obispos chilenos (...) cuando se vio obligado debido al clamor de los medios de comunicación y a la revuelta de las víctimas y los fieles chilenos, reconoció su error y pidió perdón (...) pero protegiendo aún a dos cardenales chilenos, (Francisco Javier) Errázuriz y (Ricardo) Ezzati".

El actual estado de la Iglesia chilena es crítico, luego de que a mediados de mayo, en medio de severas críticas del Papa al actuar de la jerarquía, 31 obispos de la Conferencia Episcopal presentaran su renuncia. Hasta ahora, sin embargo, Francisco solo ha aceptado cinco, nombrando en esas diócesis a administradores apostólicos. De hecho, aún se espera una resolución respecto del arzobispo de Santiago.

"A pesar de que el Papa necesita actuar rápida y decisivamente, ¿dónde estaba Viganò cuando se trataba de hacer algo por las víctimas? Él es solo un fanático que culpa a los homosexuales y representa a los ultraconservadores", dijo Juan Carlos Cruz, denunciante de Karadima, en Twitter.

En la Conferencia Episcopal declinaron hacer comentarios sobre la carta.

Mientras, en la Fundación Voces Católicas, María Paz Lagos, su presidenta, indicó que "el arzobispo Viganò se equivoca con Chile. El Papa sí se ha hecho cargo del tema de abusos: envió al mayor experto en crímenes sexuales del Vaticano (Charles Scicluna) dos veces, tiene en sus manos la renuncia de todos los obispos, nombró administradores apostólicos que le reportan directamente a él e instaló una oficina de escucha que le envía los casos a mons. Scicluna, entre otras medidas. Estamos viviendo un terremoto espiritual. No tenemos antecedentes de lo que dice Viganò".

Añadió que "en todas las instituciones, incluida la Iglesia hay juegos de poder. Pero los laicos estamos cansados de una Iglesia que se ha vuelto tan terrenal. De los sacerdotes queremos escuchar hablar más de Dios que de conflictos personales o de poder".