Chile sería uno de los países que muestra un mayor apoyo a los derechos de la población trans y una actitud más tolerante hacia ella, según se concluye en el estudio "Actitudes globales hacia las personas transgénero", elaborado por el área de políticas públicas de la consultora Ipsos. De acuerdo a la encuesta online realizada a 19.474 adultos de 27 países, y aplicada entre el 24 de octubre y el 7 de noviembre de 2017, la ciudadanía chilena ocupa los primeros lugares entre quienes tienen menos prejuicios y no validan la discriminación hacia los transgéneros, y está por sobre la media global.
Así, es el país que más está a favor del derecho de los trans a operarse (82%) y el segundo de la lista que está más de acuerdo en que el gobierno haga más para protegerlos. También comparte el primer lugar (84%) junto a Argentina, México y Ecuador entre los que apoyan la demanda de una mayor protección contra la discriminación por parte del Ejecutivo. A nivel global, este ítem alcanza el 66%.
Para la directora del INDH, Consuelo Contreras, estos resultados son "muy alentadores", porque reflejan una sociedad más tolerante con los transgénero y consciente de que el rol del Estado es garantizar sus DDHH: "el trabajo pendiente es que esta tolerancia, no discriminación y respeto a la dignidad de las personas se plasme en las leyes y políticas públicas, ese es un desafío para los poderes colegisladores y para el gobierno en materia de políticas públicas",
El estudio también indica que Chile apoya en un 69% (solo por debajo de España, con 73%) el derecho de los transgéneros a usar el baño que los identifica, mientras que el global este índice llega a 51%. El país también presenta niveles de aprobación mayores al promedio en cuanto al derecho a engendrar, dar a luz o adoptar, y la mayoría los considera valientes. En la misma línea, los chilenos consideran que la identidad trans es algo natural (61%), por sobre el promedio global (51%).
Para Enrique Pi, presidente de Fundación Iguales, el estudio "revela una alta aceptación a la realidad de las personas trans en Chile", sin que esto se traduzca necesariamente en políticas públicas que reconozcan y defiendan sus derechos. "Llevamos cinco años ya discutiendo la ley de Identidad de Género sin lograr su despacho. El próximo gobierno la recibirá a un paso de convertirse en ley, y deberá definir si avanzará en la protección a las personas trans, como lo desea la gran mayoría del país, o si postergará el reconocimiento de sus derechos", plantea Pi.
El estudio de opinión es uno de los primeros que incluye a otros naciones, permitiendo comparar percepciones ante una demanda en alza a nivel global por el fortalecimiento de derechos civiles de minorías y la antidiscriminación. "Quisimos participar levantando información, ya que cada país y sociedad avanza en estos temas de manera distinta. Es importante tener resultados de Chile, dado que cuando estos temas salen a la palestra muchas opiniones son vertidas desde la ignorancia", precisa Carolina Suez, sicóloga y directora de Estudios y Comunicaciones de Ipsos.
El ítem donde Chile se acerca más al promedio global es en relación a la exposición de un niño a personas trans. En este punto, al 38% de la población global le preocupa esta exposición, y en Chile es una complicación para al 36% de los encuestados. En opinión de Franco Fuica, vicepresidente de OTD (Organizando Trans Diversidades), son los menores de edad los que marcan una diferencia en el imaginario colectivo, existiendo una tolerancia mayor a los transgéneros adultos por sobre los que son niños. Esto en referencia al proyecto de ley de Identidad de Género, que, en su último trámite, antes del receso por vacaciones, los excluyó. Esta dimensión, específicamente del derecho de los menores a un cambio de sexo registral, pero también, dice Fuica, a una terapia de reemplazo hormonal o eventualmente a una cirugía a los 15 años, es muy resistida entre quienes legislan.
"Los parlamentarios plantean que los adultos trans son libres de hacer lo que quieran con sus vidas, cambiarse de nombre, operarse o ponerse hormonas. Son muy abiertos en ese sentido, pero cuando se trata de adolescentes o ñiños trans no hay tanta apertura y comienzan los obstáculos, quedando estos desprotegidos en el respeto de sus derechos", puntualiza Fuica.