"Me fui sorprendido y preocupado por las condiciones en que lo encontré", admitió el ministro de Salud, Emilio Santelices, al término de la visita que realizó al Hospital Carlos van Buren de Valparaíso, la semana pasada.
La actividad no estaba programada. Se gestó luego de que trabajadores de la Fenats, que el martes lo aguardaban en las afueras del Congreso Nacional, lo conminaran a apersonarse en el recinto.
Pocos días antes, una pequeña de un año había fallecido en el lugar esperando un cupo en cuidados intensivos y la urgencia había colapsado, obligando a atender a pacientes en sillas y pasillos.
Santelices accedió y llegó de sorpresa al día siguiente. A las 17.15 subió al segundo piso en búsqueda de las autoridades: el director no estaba y a cargo del hospital se encontraba una subdirectora administrativa, que subrogaba por algunos días.
Guiado por los trabajadores, la autoridad realizó un recorrido por las instalaciones del Van Buren, que dejó en evidencia una serie de deficiencias. Entre estas, que siete de 12 ascensores no están funcionando -y no lo han hecho por largo tiempo-, lo que obliga a subir en vilo a los pacientes a través de las escaleras y que equipos de imagenología presentan serias fallas, mientras otros, nuevos, no han sido sacados de la bodega por más de un año. También se hallaron problemas en las áreas de manipulación de alimentos y de climatización del edificio.
A lo anterior se suma un plan de ampliación de 40 camas iniciado hace un par de años, que está en obra gruesa y detenido.
Al término del recorrido por el hospital, Santelices entregó su diagnóstico: "Está abandonado de gestión y están abandonados sus trabajadores, médicos y equipos profesionales. En definitiva, se pone a los pacientes en una situación de atención que no es digna del mayor hospital de la Región de Valparaíso, uno de los principales del país". La autoridad, además, admitió que en el regreso a Santiago "me fui sorprendido y preocupado por las condiciones en que lo encontré".
El dirigente de la Fenats Unitaria del recinto, Raúl Delgadillo, retrató los alcances de la visita: "Se fue decepcionado y lo entendemos. Pudo ver cómo hay que sacar número para subir a un paciente en camilla a un ascensor".
Al día siguiente, la autoridad contactó al intendente de Valparaíso, Jorge Martínez, y a la subsecretaria de Redes Asistenciales, Gloria Burgos, y se reunieron en el hospital. Esta vez, para acordar una reingeniería al establecimiento, con medidas inmediatas y otras de largo plazo, que buscarán mejorar la gestión y calidad de atención.
Una de estas es la inyección de $ 1.600 millones para instrumental y equipos necesarios para la actividad de los pabellones y áreas críticas. Eso, mientras se realiza un levantamiento de lo que se requiere reemplazar y adquirir, junto con una propuesta para mejorar la infraestructura. "Lo que hacemos tiene repercusión inmediata en las personas. Esto no lo podemos olvidar, porque debemos tener siempre a los pacientes en el centro", dijo el titular de Salud.
A su vez, el consejero regional y miembro de la Comisión de Salud del Core, Manuel Millones, planteó que en los últimos años solo se han aplicado medidas "parche" en el recinto, que sirve de referencia para buena parte de la macrozona central. Por eso, sostuvo que en coordinación con la intendencia y la dirección del centro "hemos acordado un plan maestro que nos permita un cronograma de inversiones que empalme justo cuando esté listo el nuevo Hospital Van Buren". Millones añadió que la propuesta contempla "inversiones concretas que se pueden extender por 15 años, plazo en que debería estar listo el nuevo recinto; adquisición de equipos clínicos, pabellones, camas, modernizar sustancialmente la unidad de urgencia, mejorar las condiciones de los trabajadores e incluso arrendar o comprar propiedades en el perímetro colindante. Todo lo que sea necesario para potenciar al Van Buren".