“Han concurrido, digámoslo claramente, con menos intensidad, menos entusiasmo a vacunarse que los adultos mayores”. La frase del ministro de Salud, Enrique Paris, en el marco del reporte sobre la situación del Covid-19 de este sábado marca uno de los puntos que más inquieta del proceso de vacunación: en la medida que se incluyen nuevos grupos etarios, el ritmo de inoculación ha ido disminuyendo, creando un grupo importante de rezagados. Algo complejo, porque además cada nicho tiene más cantidad de personas que los grupos precedentes de edad que fueron incluidos.
Sin embargo, hay una segunda dimensión de este problema crítico, que queda en evidencia al ver el desglose comunal: hay fuertes diferencias entre los municipios. Una realidad que, al menos en la Región Metropolitana, también está vinculada con aquellos lugares en que la pandemia está comenzando a retroceder o aún avanzando.
Según un análisis hecho por La Tercera con los datos de vacunación al viernes 23 de abril, en la capital el 80,48% de los 1.684.258 habitantes de entre 50 y 69 años de edad que podrían haberse vacunado ya tienen su primera dosis, cifra que llega al 59,18% para el caso de la segunda inoculación. Pero la disparidad entre comunas es patente: mientras municipios como Providencia, Ñuñoa y La Reina tiene a casi el 95% de su población con al menos un pinchazo, Estación Central llega al 59,09% y La Pintana, Recoleta, Cerro Navia e Independencia están entre el 66% y el 67%, bordeando los dos tercios.
El análisis por comparación de grupos etarios que tienen ya el derecho a vacunarse sin importar su condición de salud busca eliminar un posible factor en la comparación entre comunas: el hecho de que las composiciones demográficas son diferentes entre sí. Así, un municipio con mayor cantidad de habitantes sobre 70 años que otro podría tener por ese solo factor a un mayor porcentaje de sus habitantes vacunados, dado que este grupo fue incluido antes.
Sin embargo, incluso realizando este ejercicio las diferencias persisten. Y otros factores tampoco parecen tener una mayor influencia: por ejemplo, tanto Providencia como Cerro Navia tienen poco más de 29 mil personas en el grupo de población objetiva, pese a lo cual la distancia en el ritmo de vacunación bordea los 30 puntos.
El factor social
Un elemento que llama la atención es que, salvo excepciones destacadas -como Lo Prado, que aparece en la cabeza de la lista-, el ritmo de vacunación en las comunas presenta una correlación con los índices de desarrollo social que cada una presenta, aumentando en la medida que los municipios tienen mejores índices.
Asimismo, en general las comunas que tienen mejor rendimiento coinciden con las que han presentado mayores reducciones en cifras de casos de Covid-19 en las últimas semanas, ubicándose de forma principal en la zona oriente del Gran Santiago.
Al revés, de las 10 comunas que tienen porcentajes más bajos en cuanto a la primera dosis de sus habitantes entre 50 y 69 años, sólo una -Independencia- ha tenido un descenso constante en el número de contagios durante los últimos 14 días.
Ante la diferencia, una postura que ha empezado a cobrar fuerza es evaluar una estrategia para priorizar la vacunación en sectores más vulnerables, algo que el propio Minsal ha señalado que está en estudio. “Claro que hemos considerado esa situación”, dijo el ministro Paris en el reporte del día sábado, donde señaló que se podía evaluar un plan especial de vacunación en focalizado en comunas donde haya más retraso y que tengan más bajos índices socioeconómicos.