Poderoso y extremadamente peligroso. Así los expertos han descrito a “Milton”, el huracán que ya pasó por México con vientos de hasta 290 kilómetros por hora y que ahora avanza hacia el estado de Florida, al suroeste de Estados Unidos, y que mantiene a las autoridades en alerta debido a que su llegada podría acarrear grandes estragos para la población. También a los chilenos residentes en ese territorio.

Tome las decisiones ahora y ponga en práctica su plan para poder protegerse a sí mismo y a su familia”, dijo la mañana de este miércoles el gobernador Ron DeSantis, quien enfatizó en la importancia de evacuar las zonas con mayor peligrosidad para evitar una tragedia, así como tomar medidas de prevención y protección en los hogares.

Marcelo Aravena (31) y Barbara Martínez (30) es una pareja de chilenos en esa situación. Con casi tres años viviendo en Orlando, ambos comenzaron a tomar medidas de prevención desde hace más de una semana para enfrentar los fuertes vientos y lluvias pronosticados para miércoles y jueves. Con calma, dicen, pues las autoridades iniciaron la preparación de la población con más de 72 horas de antelación. “Hemos ubicado costales de arena en las entradas, tenemos bolsas de basura en las ventanas para que no entre el agua; también nos hemos abastecido de comida y bencina. Pero hay vecinos que han tomado medidas más drásticas y han instalado madera en puertas y ventanas, en todos los accesos”, relatan en conversación con La Tercera.

Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrel), tener una cifra exacta de chilenos en Miami es “complejo”, “sobre todo por la gran población chilena que se ha ido asentando en los últimos años y porque los consulados manejan cifras de las personas que han debido hacer trámites o que se han registrado con domicilio en una ciudad en específico”.

De todas formas, el Consulado de Chile en Miami estima que hay al menos 25 mil chilenos en Florida. La población flotante, de turistas, es de entre 200 y 220 mil que visitan el Estado de Florida durante todo el año.

Por lo mismo, tanto de Cancillería como del Consulado en Miami han tomado medidas para monitorear la situación de los connacionales en la zona. A la fecha se han divulgado números de emergencia para prestar la atención y apoyo, así como monitorear la situación de los chilenos con que se mantiene contacto.

El problema, además, es que la zona ya había sido azotada hace solo dos semanas por otro evento: el huracán Helene. “Aquellos de ustedes que fueron golpeados durante Helene, esto va a ser un knock out. Necesitan salir y necesitan salir ahora”, advirtió Cathie Perkins, directora de Gestión de Emergencias del condado de Pinellas, la mañana de ayer.

Según Aravena y Martínez, la histeria en la población es palpable. “Las bombas de bencina están vacías hace tres días, el agua embotellada también se acabó en ciertos lugares, así como el papel de baño. Pese a que uno trata de mantener la calma, es inevitable no empaparte del ambiente y lo que está sucediendo acá”, sostiene la pareja.

Más hacia el sur, en la isla de Key Biscayne, Bárbara Ceroni (50), su esposo y dos hijos también se preparan para la emergencia, aunque en su caso en una magnitud más leve. “(Como estamos más al sur) del área que será afectada debiera llegar como tropical storm, que es mucha lluvia y viento. Pero dado que la isla es muy pequeña y la zona es baja se inunda todo muy rápidamente”, menciona.

Por lo mismo, relata que los más afectados son quienes viven en casas, los que se preparan con sacos de arena para evitar que el agua ingrese. “Nosotros vivimos en departamento por lo cual es mandatorio que nada quede afuera. Tener agua y los teléfonos cargados es clave porque la luz siempre se corta”.

Como sea, las autoridades han tomado acciones, pese a que por el momento no es necesario evacuar la zona. Las clases están suspendidas para este jueves por precaución. “Lo único bueno de los huracanes a diferencia de los terremotos es que se puede saber con tiempo por dónde va a pasar, velocidad y cuándo, lo que permite a las autoridades y personas estar preparadas”, dice.

Pero Florida no es la zona que más se verá afectada por el evento. En la bahía de Tampa más de 3 millones de personas enfrentan la posibilidad de una destrucción generalizada después de evitar el impacto directo de grandes huracanes durante más de un siglo. Pese que hasta el cierre de esta edición el huracán se encontraba en categoría cuatro, para este jueves se esperaba que llegue como un ciclón de categoría tres. Tanto así que la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, fue categórica en alertar para evacuar. “Puedo decir sin dramatizar en absoluto: si deciden quedarse en una de esas zonas de evacuación, van a morir”.

Valeria Fernández (32) logró evacuar de Tampa hace cuatro días, apenas las autoridades dieron la alerta por una emergencia inminente. “Vivo con mi novio acá hace cuatro años y he tenido la experiencia de saber lo destructivo que puede ser un huracán. Las olas dejan a las personas en los techos de las casas, el viento puede volar puertas y ventanas, la naturaleza no discrimina”, recalca desde la casa de sus suegros.

Aunque ha sabido de amigos que por miedo a perder sus pertenencias optaron por mantenerse en la ciudad. “Decidieron proteger sus casas con capas de metal, ventanas y puertas. Tienen miedo a perder por lo que han trabajado, pero creo que tu seguridad no lo vale. Eso se puede recuperar”, asevera.

Este lunes, la fiscal general de Florida, Ashley Moody, advirtió en una conferencia de prensa, dirigiéndose a los residentes que desafían las órdenes de evacuación, que cualquier floridano que no esté evacuando “probablemente necesite escribir su nombre con un marcador permanente en su brazo para que la gente sepa quién es usted cuando lo encuentren después”.