El primer caso de VIH en Chile fue Edmundo Rodríguez, un profesor de 38 años que falleció el 22 de agosto de 1984 en el Hospital Clínico de la UC, solo meses después de haber sido diagnosticado. Ese mismo año, se diagnosticaron seis casos más, lo que marcó el inicio de una crisis sanitaria en el país. A 40 años de este primer diagnóstico, el panorama para las personas viviendo con el virus ha cambiado radicalmente gracias a la aparición de tratamientos, que han permitido reducir la mortalidad y mejorar la calidad de los pacientes.
Uno de los aspectos que más ha cambiado ha sido la mortalidad, y es que los primeros casos no alcanzaban a vivir más que unos años después del diagnóstico. “No había cura ni perspectiva. Después del diagnóstico, los pacientes tenían una perspectiva de vida de seis meses hasta dos años. Los primeros años lo que hacíamos era tratar las infecciones oportunistas, porque no había nada para tratamiento propio del VIH”, cuenta Fabio Mesquita, exdirector del Departamento de sida del Ministerio de Salud de Brasil.
De hecho, la mortalidad asociada a esta enfermedad se ha reducido significativamente durante los últimos años. De acuerdo a los datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), los casos de muertes relacionadas con la enfermedad se han reducido en más de un 47%. En 2023, alrededor de 630.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el sida en todo el mundo, frente a los 1,9 millones de 2004 y los 1,3 millones de 2010.
Incluso, Mesquita añade que “hay estudios que demuestran que en algunos países hay pacientes que son capaces de vivir más que las personas sin VIH, esto es porque los pacientes van todos los meses al médico y están más atentos a cualquier irregularidad o signo de alarma”.
Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián, afirma que las personas que fallecen a causa de este virus son casos muy puntuales: “Actualmente, más del 90% de las personas que padecen la enfermedad tienen el virus controlado por el tratamiento, y quienes no lo tienen controlado, es porque no tienen una buena adherencia al tratamiento o porque han desarrollado una resistencia, pero son la minoría. Los pacientes que hoy fallecen por VIH son pacientes que llegan muy tarde al diagnóstico o que abandonan los tratamientos”.
Actualmente, el tratamiento más utilizado es la terapia antirretroviral (TAR) y es una combinación de medicamentos anti-VIH que se deben tomar diariamente. Según cifras de Onusida, a finales de diciembre de 2023, el 77% de todas las personas que vivían con el virus tuvo acceso al tratamiento. Incluso, actualmente, hay otras alternativas más avanzadas, como medicamentos inyectables.
Pérez, quien también es infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes, afirma que los avances no solo fueron en el aspecto científico, sino que también el social: “Se iniciaron movimientos del mundo médico y de la sociedad civil para visibilizar la discriminación y estigma que sufrían las personas con VIH, porque muchas veces se asociaba a su orientación sexual. Pero gracias a los movimientos, se protegió a las personas con leyes y se logró el acceso a los tratamientos, y en Chile, se incluyó en ley GES. Eso fue muy positivo, porque con esa estrategia se salvan muchas vidas”.
Con todo, la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, sostiene que “tenemos claro que a pesar de los avances en términos mediáticos, tecnológicos y culturales con relación a las dimensiones comportamentales y estructurales de este problema de salud, aún persisten actitudes de estigma y discriminación con relación al VIH, a las personas que viven con el virus, y hacia los grupos de población clave, impactando negativamente en su salud y calidad de vida, siendo su erradicación uno de los principales desafíos que actualmente tienen los programas de VIH a nivel mundial, incluyendo a nuestro país”.
Balance nacional
De acuerdo a la información de Onusida, en 2020, 37,7 millones de personas vivían con VIH. Y según los últimos datos nacionales, en Chile son cerca de 90 mil personas las que viven con esta patología. Por esta razón, Albagli cuenta que siguen buscando nuevas estrategias: “Como desafíos tenemos propuesto seguir avanzando en visibilizar y actualizar las estrategias de prevención y control de las Infecciones de Transmisión Sexual; implementando, por ejemplo, la Planificación Estratégica para la elaboración del nuevo Plan Nacional de VIH 2024 – 2028. También queremos fortalecer la estrategia PrEP, particularmente lo relacionado a los centros de distribución y la estrategia para la demanda y adherencia”.
Según los datos del Instituto de Salud Pública, en 2018 se detectaron 6.948 casos y en 2019 fueron 6.742 los nuevos casos diagnosticados, pero en 2020 y 2021 hubo 4.446 y 5.031 casos, respectivamente. Esto no significa que la gente se contagie menos, según indican los expertos en el tema, sino que está relacionado con una disminución en el testeo y diagnóstico precoz. Esto, debido al menor acceso a los centros de salud durante el colapso sanitario del Covid-19.
Mientras que en 2023 se diagnosticaron 4.795 y hasta marzo de 2024, 1.158.
En ese contexto, Marco Becerra, director de Gestión Pública de ACCIONGAY, advierte que “está aumentando la cantidad de gente que desconoce las vías de transmisión y eso es porque, las campañas que se han implementado en los últimos años han sido muy débiles, que duran una semana y que la verdad es que la gente poco las recuerda. Y bueno, esto también está asociado a la falta de información. La falta de educación sexual integral claramente es un tema que en Chile es grave, dado que justamente está aumentando la cantidad de jóvenes que adquieren VIH”.
Dentro de las estrategias, la subsecretaria comenta que “tenemos además como algo prioritario potenciar el involucramiento intersectorial a través de un trabajo colaborativo estable entre distintas instituciones del Estado y, a su vez, potenciar el trabajo con las organizaciones sociales, entendiendo que para nosotros es muy importante la participación ciudadana en estas materias”.