El 22 de diciembre de 1978. Al amanecer. Tipo 4.30 horas. Con el sol "en contra", o "a favor" si se lo considera desde el punto de vista trasandino. Ese era el día teóricamente previsto para la invasión militar de las fuerzas armadas de Argentina a las islas Picton, Lennox y Nueva. Todas pertenecientes al territorio chileno y ubicadas al sur del Canal Beagle, en la Región de Magallanes, debajo de Tierra del Fuego. De cara al Cabo de Hornos.

Fueron días tensos. En rigor semanas, meses. Un nudo ciego que parecía no destrabarse. Uno de los momentos del siglo XX en que Chile estuvo más cerca de un conflicto armado. A horas, de hecho, según se ha reconocido después. Con todo el despliegue -y la mitología- que eso significa. Hasta que la intervención del Vaticano, con el Papa Juan Pablo II a la cabeza y el cardenal Antonio Samoré en las negociaciones directas, calmaron las hostilidades y condujeron al Tratado de Paz y Amistad de 1984.

Este artículo tiene un foco particular. Contiene fotos inéditas de las tropas que el Ejército desplegó aquel 1978, no solo en el sur del país sino también en la frontera norte, ante la llamada HV3 (Hipótesis Vecinal 3), respecto de la posibilidad de tener un enfrentamiento simultáneo con los tres países vecinos. Trincheras en Tierra del Fuego, los viejos tanques M-41 en la frontera, la infantería dispuesta, tarjetas de Navidad anónimas para apoyar a los soldados. El baúl de los recuerdos del 78.

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Regimiento Blindado No. 5 "Punta Arenas", desplegado en 1978 en la Pampa Magallánica. Avanza el Destacamento Escorpión, en tanques M-41 y carros M-113.[/caption]

Estas fotos, además, son parte de los preparativos del Ejército para conmemorar los 40 años del Conflicto del Beagle, con una serie de producciones que buscan destacar a los miles de chilenos movilizados. "Para recordar estos 40 años del Conflicto del Beagle, la institución ha querido rendir un sentido homenaje a los miles de compatriotas que con honor, valentía y coraje se aprestaron a defender a la Patria en una de las zonas más inhóspitas de nuestro país, dando cuenta del compromiso y entrega que representan los soldados del Ejército", señaló el jefe del departamento comunicacional del Ejército, coronel Roberto Ovalle.

En lo fundamental, esta rama castrense difundirá el libro Los soldados del Beagle 1978: testimonios a 40 años del laudo arbitral, con historias en primera persona de los efectivos, además del documental Los soldados del Beagle, que relata la visión histórica y testimonial de lo que significó la movilización de miles de jóvenes en la frontera austral, basado en entrevistas en Puerto Natales y Punta Arenas. Las recopilaciones serán difundidas en colegios y bibliotecas públicas de todo el país.

Sensaciones térmicas

Aquel diciembre la guerra parecía inevitable, luego de que Argentina desconociera el laudo arbitral del Reino Unido, de 1977, que declaraba el Beagle navegable para ambos países y las islas Picton, Lennox y Nueva bajo soberanía chilena.

El momento político también era especial, con ambos países dirigidos por regímenes militares. Augusto Pinochet era el presidente de Chile y Jorge Rafael Videla su par de Argentina.

El estilo de cómo llevar el conflicto, sin embargo, fue diferente. En la nación trasandina se lo publicitó abiertamente. Los soldados que iban al sur eran despedidos en trenes y barcos por multitudes. Las autoridades publicaban bandos y daban entrevistas. En Chile, en cambio, todo se hizo en silencio. Sin difusión. Las tropas se trasladaron de noche.

Manuel Cáceres, por ese entonces cabo 2° y artillero en Tierra del Fuego, recuerda que "habían sido muchos meses preparándonos para eso. No teníamos en la mente ser derrotados".

Francisco Niño, en tanto, quien en 1978 era subteniente y comandante de pelotón de morteros, se acuarteló en el norte, para la línea defensiva del Desierto de Atacama: "Estábamos muy conscientes de que la cosa iba a ser dura y que nos iba a tocar pesado, muy pesado".

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Soldado de infantería en el sector de Monte Aymond, en la Región de Magallanes.[/caption]

Por el lado argentino, La Tercera conversó con el coronel de Ejército Jorge Alejandro Delmé, quien asistió, hace dos semanas, al encuentro de coordinación para el Ejercicio Conjunto Solidaridad 2019. "Los dos países tenemos intereses comunes. Ha habido una evolución muy positiva de las relaciones. En mi caso particular, yo participé en el 2000 en un ejercicio similar y en 2010 tuve el gusto de hacer el Cruce del Bicentenario. Creo que existe una tradición de camaradería y amistad con las Fuerzas Armadas chilenas".

Añadió que "por más que hayamos tenido épocas complicadas, ese destino y natural amistad se traduce en la relación que hoy tenemos".

¿Quién ganaba? Para el analista de defensa Eduardo Santos hay muchos elementos en el análisis.

"En un enfrentamiento armado puedes medir las capacidades militares, como el equipamiento, efectivos y armas, y la posición estratégica. En el caso del Beagle, en primer escenario habría sido la batalla naval por las islas. Chile estaba en desventaja, con 16 misiles Exocet MM-38 en la flota, ante 24 de los argentinos. Pero, para mí, el resultado era incierto. Ellos tenían más recursos, pero no para un desembarco efectivo", indicó.

Agregó que "la aviación trasandina de entonces sí era mucho más potente que la nuestra, con aviones Mirage, A4 y Camberra; y su ejército también estaba mejor apertrechado. Pero Chile amenazó con una respuesta a lo largo de toda la frontera, dejando en claro que no sería una guerra localizada solo en el sur".