El próximo año, el Consejo de Rectores (Cruch) traspasará el sistema de admisión de las universidades al Ministerio de Educación, donde dos comités de expertos definirán cómo será el futuro modelo. Pero por mientras, el Cruch está avanzando en el rediseño de la PSU, y este miércoles sus miembros tomaron una decisión clave: acordaron crear un test de Escritura que mida el nivel de redacción de los estudiantes.
Se trata del cambio más significativo desde que se incluyó el ranking de notas como factor de ponderación, en 2013, pues este nuevo examen de Escritura romperá con el tradicional facsímil de alternativas múltiples al que estaban acostumbrados los estudiantes y porque también se propone que los escolares la rindan durante 4° Medio y no el día de la PSU, debido a lo que tarda su corrección.
El vicepresidente del Cruch, Aldo Valle, explica que el cambio se concretará en el mediano plazo, en cuatro o cinco años, "entendiendo que esto toma tiempo y hay que diseñar una logística para evaluar una medición en Escritura, pero que consideramos indispensable para el sistema educacional y cultural del país. El Cruch entiende que llegó el momento de trabajar en que se incorpore una medición de Escritura para el acceso a la educación superior".
El organismo también acordó encargar estudios sobre la división de la prueba de Matemática en dos (una de contenidos básicos y otra de contenidos avanzados) y que la prueba de Ciencias entregue más información a las universidades. Además, se evaluará "de forma participativa sobre los usos y propósitos del sistema de admisión", dice Valle.
¿Cómo sería la prueba de Escritura?
El acuerdo del Cruch estuvo precedido por la exposición de Alejandra Mizala, Verónica Santelices y Salomé Martínez, las tres expertas que en enero entregaron un informe al Cruch recomendando la aplicación de estos cambios. ¿Cómo se concretarán?
Alejandra Mizala explica que la prueba de Escritura no necesariamente tiene que ser parte de la batería de test de la PSU, "sino que se puede tomar, por ejemplo, en 4° Medio, porque es demorosa de corregir, y debe ser más bien una prueba habilitante, en vez de asignarle un puntaje que se promedie con las otras pruebas de la PSU".
De esta forma, si el escolar aprueba el test, "después no tiene que volver a darlo, pero si no la aprueba, quiere decir que en la universidad en la que ingrese, tendrá que tomar cursos de escritura y probablemente dar de nuevo esa prueba en algún momento, como requisito para la titulación. Pero no creemos que se le deba asignar un puntaje para la PSU, porque en su corrección hay menos confiabilidad".
A nivel técnico, Verónica Santelices agrega que esa prueba se debería trabajar "sobre una rúbrica analítica, con dimensiones, graduación y ejemplos de lo que se entiende por nivel básico, medio y logrado. Y tiene que haber dos correctores, porque esa corrección tiene altas consecuencias. Pero es un trabajo lento, lo que alarga los tiempos y a veces hace que el proceso sea más caro, por lo que el trabajo tendría que partir antes, por ejemplo en vacaciones de invierno".
En el caso de Matemática, donde se busca que haya dos test, Salomé Martínez cuenta que ellas proponen que los estudiantes "rindan ambas pruebas, porque la Matemática es importante de 1° Medio a 4° Medio. Pero la prueba hoy es difícil para la población y no discrimina mucho entre los puntajes más altos, entonces las universidades no saben cuanta materia sabe el estudiante. Al tener instrumentos más precisos, las universidades sabrán con qué conocimiento llegan los estudiantes a la universidad".
La tercera propuesta que hicieron, y que el Cruch acogió, fue que la prueba de Ciencias entregue más información. Martínez explica que "cuando los estudiantes dan la prueba de Ciencias, eligen un área (Física, Química o Biología), pero eso no lo sabe nadie más que el estudiante. Entonces, las instituciones no saben qué parte específica rinden. Queremos que se reporte esa información a las universidades, para que sepan el perfil del estudiante que está entrando. Eso es fundamental para que distribuyan el apoyo".
Los rectores se mostraron más abiertos a aplicar cambios en la PSU, ahora que estará radicada en la futura Subsecretaría de Educación Superior. El rector de la U. de Talca, Álvaro Rojas, dice que "el desafío más importante que tenemos es aportarle a la prueba un mayor valor predictivo, pero también una mayor equidad, y no siempre esos dos objetivos coinciden. Toda mejora es bienvenida, pero no hay que perder la perspectiva de que en la PSU se reflejan todas las distorsiones del sistema escolar y las brechas entre las regiones y Santiago".
Nuevo sistema de acceso
En la sesión, los rectores también designaron a integrantes de los cinco cupos que le corresponde al Cruch en el comité del subsistema de admisión de las universidades: Ennio Vivaldi (U. de Chile), Ignacio Sánchez (U. Católica), Darcy Fuenzalida (U. Técnica Federico Santa María), Juan Oyarzo (U. de Magallanes) y Luis Loyola (U. de Antofagasta) fueron nombrados para esos puestos.
Ellos compartirán la mesa del comité con los rectores Federico Valdés (U. del Desarrollo) y Rubén Covarrubias (U. Mayor), con quienes tendrán que diseñar el futuro sistema de acceso a las universidades, que operará desde fines de 2020.