En la zona interior de las regiones de Tarapacá y Antofagasta, en pleno Desierto de Atacama, se encuentra la denominada "ruta del cigarrero". En este inhóspito camino, paralelo a la Ruta 5 Norte, son habituales los operativos policiales por contrabando, debido a la preferencia que el crimen organizado le da a este paso como vía para mover diferentes cargas ilegales desde la puerta norte de Chile hasta las zonas más pobladas del país.
El domingo 17 de junio, por ejemplo, siete camiones circulaban por esta vía con destino a Antofagasta con una carga de contrabando de tabaco. Cerca de las 18.00, a la altura de Quillagüe, la caravana fue interceptada por un grupo de ocho personas, quienes fuertemente armadas y vestidas con ropa militar, habían acampado durante dos días con el objetivo de apropiarse de la mercancía.
Al momento de la interceptación, la banda dio muerte a dos de los contrabandistas y se quedó con la carga. El hecho fue considerado como inédito en Chile, al tratarse de un acto poco común entre contrabandistas y más habitual en el narcotráfico, en las denominadas "mexicanas" o quitadas de drogas.
En opinión de Javier Valenzuela, jefe de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) Arica de la PDI, la adopción de prácticas relacionadas al tráfico de drogas se comenzó a asomar hace un par de años: personas vinculadas al narcotráfico también se dedicaban al mercado ilegal de tabaco. "Las ganancias entre contrabandear cigarrillos y traficar drogas son bastante parecidas. Mientras los riesgos que corren quienes lo efectúan son mínimos", explica el subcomisario Valenzuela.
Según cifras de Aduanas, entre el 1 de enero y el 13 de agosto de 2018 se incautaron más de seis millones de cajetillas de contrabando, que habrían significado una evasión fiscal de US$ 27 millones de dólares.
No obstante, este número no refleja las ganancias reales que pueden lograr los contrabandistas, dado que el dinero evadido es aquel que el Estado deja de percibir por impuestos, no así la utilidad total que podrían llegar a obtener los criminales. En la actualidad, en el mercado formal de cigarrillos, cerca del 70% del precio corresponde a tributos, en tanto, en el informal, una cajetilla puede ser comprada para contrabando en $ 700 pesos, y su venta minorista alcanzar los $ 1.500.
Para Carlos Escudero, jefe de Fiscalización en Línea del Servicio Nacional de Aduanas, "mientras avanzan las medidas de control al tabaco y sus impuestos, se vuelve más atractivo para los contrabandistas".
En el caso de concretarse la detención, un contrabandista arriesga una multa de entre una y cinco veces el valor de la mercancía. Si este excede las 25 UTM, puede derivar en una pena que va desde 61 a 540 días. En cambio, por tráfico de drogas, la Ley 20.000 establece castigos que van desde los cinco años y un día a 15 años de presidio, además de una multa de 40 a 400 UTM.
"Este escenario ha derivado en que algunos narcotraficantes hayan visto con buenos ojos cambiar el rubro", señaló el jefe de la Brianco Arica.
Modus operandi
Los principales productores de cigarrillos en el mundo, según explican desde Aduanas, son China, India y Corea del Sur.
En Sudamérica, en tanto, Paraguay es el referente. "Hay estudios que señalan que en Paraguay se producen más cigarrillos que aquellos que requiere su mercado interno. Una gran cantidad va dirigida al contrabando", dijo Carlos Escudero.
Según han detectado las policías, las cargas ilegales ingresan a Chile, en su mayoría, por los puertos de Arica e Iquique, aunque lo hacen como mercancías de paso que tienen como destino final Bolivia, dado el mínimo impuesto que se les exige allí. Una vez en el país altiplánico, pasan a la informalidad. Primero son reingresados a través de los pasos clandestinos del Norte Grande, para luego ser acopiados en Tarapacá y enviados en caravanas hasta las principales urbes de la zona. Allí son trasvasijados a camiones cerrados de alto tonelaje para su traslado final a las principales ciudades del país, principalmente Santiago.
Riesgos para la salud
El doctor en Salud Pública y académico de la Universidad de Chile Óscar Arteaga es enfático en señalar que el tabaco, sea comprado en el comercio autorizado o de forma ilegal, "produce daño a la salud". Aunque advirtió que las consecuencias de este producto crecen cuando se desconoce su origen.
"Desde el punto de vista sanitario, el consumo de tabaco en esas condiciones es arriesgado, dado que se desconocen detalles de producción", indicó Arteaga, quien advierte que podrían contener elementos adicionales a aquellos que se encuentran aprobados por la autoridad chilena. "Desde ese punto de vista tienes mayores riesgos que al consumir un cigarrillo que se produce en condiciones normales", señaló.