El lunes recién pasado, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, llegó a hasta la ciudad de Katowice, al sur de Polonia, para participar de la versión número 24 de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas para luchar contra el cambio climático (COP24). En los últimos días, la secretaria de Estado ha participado en intensas negociaciones traer a Chile la cita más importante del mundo sobre la materia.

Y la intención de su cartera está muy cerca de concretarse. Durante esta semana, de hecho, se han llevado a cabo intensas negociaciones con sus pares de la región, especialmente con Costa Rica que también sonaba como carta fuerte para quedarse con el evento. Lo más claro es que, aunque con voces disidentes, lo que buscan algunos de los presentes en el evento, es que la versión del próximo año se realice en América Latina y evitar, de esta forma, que retorne a la ciudad alemana de Bonn.

Según un portal especializado en temas medioambientales, el ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez, es partidario de que la presidencia de la COP25 recaiga en Chile, pero con una participación activa del país centroamericano. Esto luego de que se bajara la candidatura de su país por un problema de fondos. De esta manera, Costa Rica sería la sede de la conferencia anterior a la COP25.

La propuesta de ambos países se llevará hoy a la asamblea plenaria en Katowice, donde deberá ser votada por los países asistentes. Al ser consultada sobre esto por La Tercera, Schmidt evitó dar declaraciones hasta que haya una confirmación oficial.

La próxima versión de la COP se realizará entre el 11 y el 22 de noviembre del 2019 y de ser en Chile, coincidiría con la realización del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que tendrá lugar el 16 y 17 del mismo mes.

La conferencia de este año tuvo como objetivo determinar cómo se lograrán los compromisos que se adoptaron en 2015 bajo el Acuerdo de París, cuando se estableció hacer lo posible para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2°C en comparación con los niveles preindustriales, y lo más cerca posible de 1,5° C.