Como un mantra, autoridades y expertos afirman que la pandemia por Covid-19 no ha terminado, y que debido a los efectos que aún provoca el virus, hay que seguir con las precauciones. En Chile, una de las principales estrategias ha sido la vacunación. Incluso, recientemente inició la campaña 2024 para los grupos de riesgo. Por esta razón, en el mundo sanitario miran con preocupación -y críticas- las cifras actuales de inmunización, pues además de haber bajado, se han desechado millones de dosis.
De acuerdo a una información enviada vía Transparencia por el Ministerio de Salud, a la que tuvo acceso La Tercera, desde que inició la campaña contra el Covid-19 se han vencido 3.602.971 vacunas: 136.532 en 2021, 1.695.284 en 2022 y 1.771.155 en 2023.
Consultada por La Tercera, la jefa del Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI), María Paz Bertoglia, explica que el vencimiento de las vacunas se debe al cambio que hubo en el esquema de inmunización: “Chile hizo un tremendo esfuerzo para contar con vacunas actualizadas, es decir, nosotros no nos quedamos esperando que las vacunas tuvieran un efecto sin tenerlo y adquirimos las recomendadas para combatir mejor las variantes nuevas. Y eso nos explica en gran parte las mermas por vencimiento de los años 2022 y 2023″.
La especialista hace referencia a que en octubre de 2022 las autoridades dieron comienzo a un nuevo proceso con la vacuna bivalente, la cual contiene tanto la cepa original de Wuhan como ómicron, lo que permite mantener a la población protegida frente a las nuevas variantes que han surgido en el último tiempo.
Sin embargo, los especialistas apuntan que el vencimiento de vacunas se debe más a un problema de incentivo y comunicación que al cambio de dosis.
“La vacunas Covid-19 se compraron en su momento calculando a la población objetivo. Entonces, si se tuvieron que mermar tantas vacunas es porque no se llegaron administrar las que estaban planeadas y ahí hay que revisar si hubo un problema de comunicación”, asegura María Luz Endeiza, jefa del vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes y miembro del Comité Asesor en Vacunas e Inmunizaciones (Cavei).
Por su parte, el exministro de Salud, Enrique Paris, sostiene que “la mayor merma o pérdida de vacunas se ha producido en los últimos dos años con casi 3,5 millones de dosis que no fueron utilizadas para vacunar a la población. Esto marca un contraste con lo que ocurrió entre 2020 y 2021. Nosotros iniciamos la vacunación el 24 de diciembre del 2020, pero fundamentalmente la mayor parte de vacunas se administraron al año siguiente. En ese período, la merma fue de solo 136.532 dosis de vacunas, de un total de 50.930.404 vacunas recibidas hasta enero de 2022, es decir, el 2,8%”.
Caída en las tasas de vacunación
Según cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), en 2021 se administraron 44.310.247 vacunas, en 2022 18.306.708 y en 2023 4.118.787. Eso sí, al igual que el esquema, el contexto de cada campaña va cambiando, pues durante el primer año se aplicaron tres dosis -dos de esquema basal y una de refuerzo-, las cuales eran necesarias para tener el pase de movilidad actualizado, documento que permitía el ingresos a diversos lugares como el comercio y que presumiblemente servía como incentivo.
Al mismo tiempo que empezó la campaña con la vacuna bivalente, Chile entró a la fase de Apertura y se levantaron las medidas más estrictas, como el mismo pase de movilidad, lo que también tuvo un impacto en el proceso de inmunización.
De acuerdo a las cifras del Minsal, el 93% de la población objetivo tiene el esquema primario, cifra que en la cuarta dosis se reduce al 75% y al 58% para la posterior vacuna bivalente.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, es crítico y afirma que “hay una gran diferencia del nivel de eficiencia con que se manejaron las vacunas entre 2021 y 2023 y es que en los últimos años la pérdida se multiplica de forma exponencial, lo cual dice dos cosas. Primero, que el programa de vacunación no tuvo éxito para alcanzar la población que se esperaba y que hay un impacto económico, porque la pérdida de vacunas implica un gasto”. Algunos, de hecho, hablan de 55 mil millones de pesos gastados en esas vacunas vencidas.
Pero Sánchez agrega que “para ser justos, hay que tener en cuenta que el cansancio de la vacunación se va acentuando a través del tiempo, y como esta pandemia ha sido muy prolongada, indudablemente cada vez ha sido más difícil que las personas se vacunen. Por eso se requiere de más esfuerzo, más recurso y más profesionalismo”.
La jefa del PNI también coincide que es difícil comparar estos tres años, porque “los momentos epidemiológicos son distintos”. Eso sí, también da cuenta de que hay mejorar las estrategias: “Ese es el desafío principal en este momento: mantener la percepción de riesgo. El virus sigue circulando y necesitamos que las personas entiendan que hay una vacuna actualizada disponible de forma gratuita, que asistan y se deben sentir convocadas a recibir la dosis y así pasar un mejor invierno y reducir los riesgos de un cuadro grave o la muerte”.
En ese contexto, el Minsal prepara una campaña comunicacional con un presupuesto de 595 millones para incentivar la inmunización contra el Covid-19 y la influenza. Además, están realizando diversos operativos para acercar la vacunas, así como también tienen diversos puntos activos para que las personas puedan inocularse.
“Creo que para evitar la merma es muy importante manejar muy bien el stock, pero por sobre todo hacer una campaña muy fuerte para que la gente sepa cuándo tiene que vacunarse”, agrega el también presidente del IPSUSS de la Universidad San Sebastián, Enrique Paris.
Consecuencias políticas
De todas formas, el número de las vacunas también podría tener un impacto político para las autoridades sanitarias, pues los parlamentarios de oposición aseguran que la jefa de la cartera, Ximena Aguilera, deberá explicar lo que ocurrió con las dosis expiradas.
“Es indispensable que a partir de esta información la ministra de Salud haga valer todas las responsabilidades políticas de quienes correspondan, de lo contrario no descartamos adoptar ninguna de las acciones que tengamos a nuestro alcance. Estamos hablando de alrededor de $ 55 mil millones de pesos que se habrían despilfarrado, si tomamos el costo promedio de cada vacuna, y pareciera que ni siquiera eso le interesa a las autoridades”, asegura el diputado Daniel Lilayu (UDI).
Asimismo, el parlamentario añade que “lo peor de todo es que probablemente el desperdicio de vacunas siga ocurriendo durante todo este año, porque a la fecha las autoridades mantienen la misma actitud de desidia que cuando se hicieron cargo de la pandemia”.
La diputada Marta Bravo (UDI) coincide en que “tal como lo anunciamos en diciembre, vamos a convocar para las primeras semanas de marzo a una sesión especial en la Cámara, donde la ministra y todas las autoridades de Salud no sólo deberán dar explicaciones por estas irresponsables pérdidas, sino que también por las otras situaciones de gravedad que han ocurrido durante el último tiempo, como los 44 mil pacientes fallecidos en listas de espera, la nula reconstrucción del Hospital Calvo Mackenna y la crisis de las isapres”.
Por otro lado, la diputada Helia Molina (PPD), sostiene que “todas las vacunas tienen una merma, que la OMS ha estimado del 15%, porque siempre se compra más. En este casos, las dosis de ahora están por debajo del estándar. En Chile, las primeras vacunas se reemplazaron por la bivalente, entonces no por no perder vacunas iban a administrar vacunas menos efectivas, no hay nada anormal en las dosis que quedaron”.