Desde que apareció en diciembre del año pasado, el virus Sars-CoV-2 ha dejado más de 19 millones de personas contagiadas y casi 716 mil fallecidos. En marzo y debido a su rápido avance, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró pandemia.
Pero hoy, a la luz de su evolución, el nuevo coronavirus se convirtió en una endemia con la que habrá que convivir.
María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica de Clínica U. de los Andes, dice que aunque la OMS no lo ha declarado así, hoy podemos considerar que se trata de un virus endémico.
La definición de un virus endémico se refiere a su presencia constante y habitual prevalencia de una enfermedad o agente infeccioso en una población de un área geográfica determinada.
“Para que sea oficial se debe esperar a que la OMS lo señale, pero en el sentido práctico, ya es un virus endémico. No desaparecerá”, dice Endeiza.
Pablo Vial, infectólogo de Clínica Alemana y U. del Desarrollo e integrante del Comité Asesor Covid-19, cree que “estamos en la fase de disminución del brote más importante de este año y que es probable que, como ha sucedido en los países de Europa que están en verano, el virus produzca rebrotes focalizados y persista con una endemia (presencia) permanente aunque con incidencia más baja”.
A juicio de Tomás Regueira, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), “estrictamente estamos en la bajada del peak, pero en la medida en que retomemos las actividades, vamos a tener rebrotes”, señala este especialista.
Enfermedad endémica
No todos los especialistas están de acuerdo. María Teresa Valenzuela, vicedecana de Investigación de la Facultad de Medicina de la U. de Los Andes y parte del consejo asesor Covid-19, tiene una opinión distinta. “No es posible que un virus de esta naturaleza, que genera brotes epidémicos y que se transmite de una persona a otra y a otra, mientras encuentre susceptibles, se convierta en endémico, porque llega un momento en que afecta a tal cantidad de susceptibles que genera inmunidad de rebaño y descienden los casos. Para que sea endemia habría que detener la calidad de portación del virus, lo que no está descrito”, dice.
Christian García, médico doctorado en Salud Pública y académico de la U. de Santiago, también cree que es muy temprano para hablar de endemia. “Si se mantiene el próximo año y los sucesivos podríamos empezar a hablar de endémico. Más que endémico, es probable que tengamos un virus estacional con fluctuaciones anuales, como la influenza”.
José Manuel Manríquez, médico epidemiólogo y académico del Instituto de Salud Pública U. Austral, sí prefiere hablar de enfermedad endémica, que es cuando los casos se mantienen en el tiempo con oscilaciones cada año, algunos con más o menos casos. “Cuando una enfermedad logra inmunizar a través del padecimiento de la enfermedad o inmunizar a través de una vacuna, aunque no sea de por vida, puede disminuir tras algunos años”.
¿Por qué se habla de enfermedad endémica? Porque su erradicación es muy difícil. Dice que la única enfermedad que se ha logrado erradicar es la viruela.
Cuando se pierde la inmunidad, aumenta la cantidad de población susceptible que puede enfermar, se producen brotes, las personas se enferman, se vuelven a inmunizar y bajan los casos. “Estas ondas oscilantes, ocurre también con otras enfermedades como la hepatitis A”, explica Manríquez.
Erradicar una enfermedad demora mucho tiempo. Una vacuna que deje una inmunidad permanente o una enfermedad que también lo haga como la varicela o peste cristal, también ayudaría a ese objetivo. Pero, “las enfermedades que son zoonosis como se sospecha es el coronavirus, son casi imposibles de erradicar, porque los reservorios son animales y no se puede controlar muy bien”, insiste el académico de la U. Austral.
Cuestión de inmunidad
Todos los especialistas coinciden en señalar que si el virus se volverá o no estacional o si habrá brotes cada uno o dos años, depende de un aspecto que hoy aún o se conoce: la inmunidad de las personas.
“No sabemos cuánto tiempo duran los anticuerpos de las personas, solo sabemos que quienes enfermaron de manera más grave, tienen más anticuerpos que los que hicieron la forma leve o fueron sintomáticos. Pero no sabemos si la inmunidad natural es permanente”, dice Endeiza.
“Estamos todavía aprendiendo”, explica Regueira, pero adelante que al menos “por los próximos ocho o 10 meses tenemos que asumir esta convivencia con el virus”.
Nicolás Muena, investigador de la Fundación Ciencia & Vida, señala que ha pasado poco tiempo para conocer bien qué ocurre con la respuesta inmune, “si dura como el Sars podría durar entre dos o tres años, pero si la inmunidad dura como los otros coronavirus que producen el resfrío común, podríamos tener rebrote cada año”. Lo más preocupante, según Muena, es que el virus se presente de manera estacional, porque a las complicaciones y fallecimientos que se produce por virus sincicial, influenza y otros virus del invierno, se sumaría el Sars-CoV-2.
“Si la inmunidad es duradera, podríamos ir eliminando los rebrotes. Si dura poco, podría aparecer uno cada año o cada dos o de manera estacional y ahí se volvería endémico. Si se hace endémico o no, dependerá de la inmunidad”, indica Muena.
Sin besos, abrazos y con mascarilla
Según Endeiza, el uso de las mascarillas deberá ser permanente, igual que el lavado de manos y el cambio de conducta hasta que no se logre la inmunización de un gran porcentaje de la población, idealmente con una cobertura de vacuna que no puede ser menos del 80%.
La conducta que adopten las personas será vital, pero también la respuesta de las autoridades de salud en cuanto a la trazabilidad de los casos y la búsqueda de estos con seguimientos activos, dice.
“La población general tendrá que aprender a vivir con distanciamiento físico, sin besos sin abrazos, con mascarillas, lavado de manos, teniendo cuidado con las superficies, con protocolos de limpieza para ingresar a sus casas, todos cambios de vida que no teníamos antes y que tenemos ahora”, dice Regueira.
Desde el punto de vista sanitario, señala el intensivista, será necesario seguir con los testeos y mejorar la trazabilidad. “Lo ideal que es antes de 48 horas, a una persona se le realice el test, le den resultado y sea aislado. Eso sería lo óptimo”, dice el presidente de la Sochimi, que además, pide mantener la capacidad ampliada de camas, al menos al doble de lo que se tenía antes de la pandemia.
Regueira dice que esto será como “abrir y cerrar una llave de paso”: en la medida en que las tasa de positividad sean bajas en un determinado lugar, se darán más libertades (apertura de la llave) y restringir los permisos (cierre de la llave) en caso de que estos aumenten.
Seis de las endemias más conocidas
1 Virus hanta
Según Nicolás Muena, de la Fundación Ciencia & Vida, este virus se mantiene siempre en circulación entre los ratones colilargos y no se puede eliminar. Como una zoonosis, constantemente está produciendo brotes.
2 Malaria
Según Clínica Mayo, es una enfermedad producida por un parásito transmitido por la picadura de mosquitos infectados. Cada año, cerca de 210 millones de personas se infectan, y 440 mil mueren, la mayoría en países tropicales.
3 Mal de Chagas
Enfermedad inflamatoria e infecciosa causada por el parásito Trypanosoma cruzi, que se encuentra en las heces de los insectos triatominos. La enfermedad de Chagas es frecuente en América del Sur, América Central y México.
4 Dengue
Se transmite por mosquitos en zonas tropicales y subtropicales. Ocasiona fiebre, erupción cutánea y dolor muscular. Una forma grave puede ocasionar sangrado intenso, descenso repentino de la presión arterial y la muerte.
5 Fiebre amarilla
Infección viral que transmite un mosquito. Es más frecuente en zonas de África y Sudamérica. En su forma más grave, causa problemas cardiacos y hasta el 50% de las personas que se infectan de la forma más grave, mueren.
6 Tos ferina
Infección de las vías respiratorias sumamente contagiosa. Antes de que se desarrollara la vacuna, era considerada una enfermedad de la infancia. Ahora afecta a niños que no se han vacunado y adultos que han perdido inmunidad.