“¿Quién nos va a devolver a la niña? Nadie. ¿Saben cómo está la familia? No, pero se llenan la boca diciendo que fue un ajuste de cuentas”.
El relato es del abuelo de la última víctima que dejó la ola de violencia que en los últimos años ha afectado a la Región Metropolitana. Se trata de una niña de 10 años, quien recibió más de cinco disparos cuando se trasladaba con su padre hacia la casa de sus abuelos, en Maipú.
Es el décimo caso de homicidio en lo que va del 2024, en la Región Metropolitana, según las cifras del STOP de Carabineros, lo cual agudiza la crisis en seguridad que enfrentan las autoridades. Para el gobierno, la situación actual en materia de delincuencia es una de sus máximas preocupaciones y urgencias para este año.
El caso de la menor ocurrió pasada las 22.30 de la noche del sábado, en la intersección de las calles La Galaxia con Inca de Oro, cuando la niña, en compañía de su padre, se trasladaban hacia la casa de sus abuelos.
Mientras se trasladaban, desde otro vehículo un grupo de desconocidos le dispararon, provocando distintas heridas de gravedad al adulto. Sin embargo, uno de los disparos le dio de lleno en el tórax a la niña, en su cuello, lo cual terminaría provocándole su muerte, horas más tarde en un centro asistencial.
El fiscal Paul Martinson, del Equipo contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), precisó que “los impactos balísticos habrían sido dirigidos directamente en contra del vehículo donde transitaba la víctima con su padre. La hipótesis sería un ataque directo al vehículo”.
El abuelo de la menor descartó la tesis del “ajuste de cuentas”. “No es un ajuste de cuentas, lo confundieron. Él no venía de un cumpleaños ni iba a uno. Carabineros no llegó anoche acá. Habían dos carabineros acá, jugando con un celular arriba de una camioneta. Yo les pedí que por favor pusieran esas cosas amarillas (cintas de seguridad) porque habían unas vainillas allí”, explicó en conversación con TVN.
La pareja de la madre de la menor es carabinero de la dotación San Antonio, lo cual también es materia de investigación, dado que también podría tratarse de una situación derivada de amedrantamiento a la policía. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, esta tesis aún no estaba tan desarrollada.
Reacción de las autotidades
Tras conocerse los sucesos, el Presidente Gabriel Boric reaccionó a la muerte de la niña a través de X, antes Twitter.
“Nos conmueve, nos desgarra y nos indigna el asesinato de una niña de 10 años en Maipú. Pero, por sobre todo, nos moviliza a perseguir con más fuerza esta delincuencia cobarde e inmisericorde”, sostuvo.
Bajo esa línea, el Mandatario instó a que, “tengamos unidad nacional para enfrentarla y no aprovechamiento político pequeño”.
El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, por su parte, señaló que “anoche hubo tres homicidios en Santiago, uno de ellos una menor de 10 años en Maipú. Es evidente que no somos inmunes a la crisis de seguridad de países como Ecuador, Colombia o México.
“Para evitar ese camino, urge un pacto nacional de Seguridad con unidad y sentido de urgencia”, señaló.
El gobierno presentará una querella por el delito de homicidio, lo mismo que la Municipalidad de Maipú. El alcalde de la comuna, Tomás Vodanovic, indicó que “se requiere cuanto antes acciones efectivas para el control de armas”, así como también “una mayor dotación policial en Maipú, que esperemos llegue con la Tercera Comisaría, pronta a iniciar obras”.
El subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, en tanto, afirmó que el gobierno sí se contactó con la familia de la víctima. “Desde primera hora como subsecretaria, con nuestro programa de apoyo a víctimas hemos estado en contacto con la familia, hay un trabajo que se está haciendo con ellos. También desde primera hora estoy en contacto con el general de zona, a quien personalmente le solicité llevar adelante procedimientos con sentido de urgencia para dar con los responsables”, detalló en el programa Estado Nacional de TVN.
El caso se da cuando el gobierno trabaja en una agitada agenda de seguridad, donde se busca fortalecer el plan Calle Sin Violencia, como también activar una intervención en distintas zonas críticas de la Región Metropolitana, a través de controles de identidad y vehicular. Este trabajo estará bajo la coordinación de una “plana mayor” que contará con equipos de Inteligencia y equipos investigativos de la policías. La apuesta busca, de una vez, atacar lo que se ha transformado en un incontrolable espiral delictual.