El X Sínodo de Santiago, enfocado en jóvenes y que el Arzobispado de Santiago efectúa durante todo este fin de semana en el Colegio Sagrados Corazones, de la capital, fue uno de los primeros lugares de reflexión para los obispos de la diócesis tras el encuentro con el Papa. La ceremonia de hoy estuvo presidida por el cardenal Ricardo Ezzati, acompañado de los obispos auxiliares.
Uno de los prelados, Cristián Roncagliolo, quien también es vicario de la Esperanza Joven, dijo que "han sido días pesados, uno se siente incómodo, se interpela, se siente cuestionado, y está bien que sea así, porque aquí hay una realidad histórica de muchos años, que evidencia problemas sistemáticos que ha habido en nuestra Iglesia".
El obispo Galo Fernández, en tanto, expresó que "veníamos desde hace mucho tiempo caminando con una herida abierta en nuestra Iglesia, y aunque hemos buscado poner remedio, ha sido insuficiente, y por eso necesitamos todavía buscar medicinas más radicales".
Más temprano, a las 8.00 horas, La Tercera habló en el Aeropuerto Internacional de Santiago con dos obispos que llegaron desde Roma: Gonzalo Duarte, de Valparaíso, y Felipe Bacarreza, de Los Ángeles.
Duarte señaló que "estamos esperando las decisiones que él (Papa) tome". Consultado sobre la autocrítica por los hechos al interior de la Iglesia, señaló que eso "ha ocurrido desde el momento que pusimos nuestros cargos a disposición del Santo Padre".
En tanto, sobre el actual momento de la institución católica, el obispo de Los Ángeles, Felipe Bacarreza, afirmó que "mi autocrítica es grande y, por eso, todos hemos puesto nuestros cargos a disposición del Papa. Estamos renunciados porque somos conscientes de que tenemos muchas responsabilidades en esto".