En 2018 el nombre del obispo castrense y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Santiago Silva, no pasó desapercibido: fue citado a declarar a la fiscalía por eventual encubrimiento de casos de abusos. Más tarde, su liderazgo dentro del episcopado se vio cuestionado por su situación judicial, lo que derivó en que se restara de asistir al encuentro sobre "La protección de los menores en la Iglesia", convocado por el Papa Francisco en Roma.

Tras la XXXVII Asamblea General Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), que se realizó entre el 13 y 18 de mayo reciente, en Honduras, el prelado fue elegido para integrar una comisión de ocho obispos que trabajará, junto a la presidencia de esa instancia, en la reestructuración pastoral de sus departamentos. La noticia generó un debate entre los laicos chilenos.

El Celam es una entidad creada en 1955 y que la integran cerca de 70 personas. Entre ellos, los presidentes de las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe, más un delegado de cada una, entre otros.

Su misión es "prestar servicios de contacto, comunión, formación, investigación y reflexión a las 22 conferencias episcopales que se sitúan desde México hasta el Cabo de Hornos", se lee en su sitio web.

"Un gran error"

Si bien hay voces que defienden la labor del obispo castrense y su capacidad técnica, además de destacar que el Celam no es una entidad de gobierno dentro de la Iglesia, otros consideran que no es una buena señal que un prelado que está siendo investigado como presunto encubridor de abusos a menores asuma en esta comisión.

Roberto Sánchez, vocero de los laicos de Santiago, señaló que "nos parece inaceptable que Santiago Silva asuma en el área pastoral del Celam. Es una persona que está imputada por encubrimiento y que asuma un rol así nos parece intolerable. Creemos que él está en un mundo paralelo; podría haberse abstenido de participar en un cargo así".

Julio Pozo, vocero de la fundación Voces Católicas, explicó que "el Celam no es un cargo de gobierno dentro de la Iglesia. Es una institución de tipo más consultivo, participativo, cooperativo. En estos encuentros los obispos comparten experiencias, impresiones, se conocen y hacen algún tipo de sinergia pastoral, no es nada más que eso, no es vinculante".

Agregó que Santiago Silva participa en la instancia aproximadamente desde el 2008, "porque es uno de los pocos obispos a nivel latinoamericano que tiene un gran prestigio, por ser experto en Biblia. Eso ha hecho que lo pongan en una tribuna de mayor importancia".

Respecto de su situación judicial, Pozo consideró que no hay que anticiparse a lo que resuelva la justicia civil: "Mientras no se pronuncie, hay que esperar el veredicto, y si es culpable tendrá que responder a la justicia como cualquier ciudadano chileno. Además, él está involucrado en algunos casos que son herencia del antiguo obispo castrense, Juan Barros".

Para Marcial Sánchez, historiador experto en Iglesia Católica, "hoy día el Papa está pidiendo hacerse cargo de lo que significan los abusos sexuales dentro de las diócesis y llama la atención que una persona que está siendo investigada ocupe un cargo de esa importancia a nivel del Celam".

Añadió que "cuando supe la noticia, aparte de llamarme la atención, consideré que era un gran error, con esto el Celam se enloda".

La Tercera solicitó a la Conferencia Episcopal una declaración sobre este tema, pero no fue posible obtener respuesta.