Desde marzo, alcaldes, parlamentarios y académicos exigían al gobierno una cuarentena total en la Región Metropolitana, como estrategia para enfrentar la pandemia del Covid-19. La presión no cesó. Hasta que ayer, tras confirmarse 2.660 nuevos casos, el gobierno recurrió a la medida: 15 nuevas zonas serán puestas en confinamiento, las que, sumadas a las 25 donde esto ya regía, elevará a 38 las comunas que deben paralizar.

Así, desde mañana, 7,4 millones de personas -el 92% de la población de la capital- deberán permanecer en sus hogares, en el marco de una restricción en la que debutan comunas altamente pobladas, como Maipú, Pudahuel, La Reina y Huechuraba.

La cifra de contagios revelada ayer fue una sorpresa. Pese a que la tendencia ya venía al alza, por el explosivo aumento registrado desde inicios de este mes, los números recientes golpearon los planes que tenía el gobierno en relación al control de la pandemia.

Ello, pues solo con los nuevos contagios sintomáticos informados ayer, considerando que el 5% de los enfermos por Covid-19 requiere ingresar a una UCI, la próxima semana habrá, eventualmente, 108 pacientes críticos en la red de salud, mayoritariamente en Santiago. Se trata de una demanda que se sumará a la ocupación del 90% que ya tienen las camas UCI en la Región Metropolitana y que promedia un 78% a nivel nacional.

De hecho, las proyecciones que han hecho los salubristas -considerando la tasa de reproductividad del virus, que ayer estaba en 1,39-, la próxima semana se podrían tener más de 26.600 casos activos en el país. Carga viral que, dicen, podría saturar la red asistencial.

Lo cierto es que con casi toda la Región Metropolitana en cuarentena, el desafío para las próximas semanas es aún mayor. El exministro de Salud e integrante del Consejo Asesor Covid-19, Álvaro Erazo, lo resume de la siguiente forma: “Este es el desafío más grande que ha tenido la historia sanitaria de este país”. A su juicio los números que está teniendo esta pandemia justifican “plenamente” la decisión tomada por el Minsal. Erazo plantea que aún está pendiente ver el efecto que tendrán las 12 cuarentenas que se sumaron hace una semana. Eso, asegura, se vería reflejado a fines de esta semana o a inicios de la otra. “Debiéramos observar un leve descenso. Pero los efectos de este anuncio recién podrían tener un impacto en siete días o dos semanas más”, dice el extitular de Salud.

El infectólogo y también integrante del consejo que asesora al gobierno, Pablo Vial, explica ese punto. A su juicio, la cifra récord de ayer “es bien preocupante” y corresponde a “las personas que se contagiaron la semana pasada, previo a las medidas decretadas”. Por lo tanto, coincide con Erazo en que falta ver un leve descenso en los contagios.

Y su par en el consejo, Miguel O’Ryan, dice que “los aumentos vistos desde el 1 de mayo muestran que no se logró controlar el crecimiento epidémico del brote en las zonas más hiperdensas de la Región Metropolitana”.

El efecto cuarentena

En los últimos días la preocupación por el alza de los contagios se había instalado en La Moneda. Incluso en la cartera de Salud, que se vio sorprendida por la velocidad de propagación del brote, una vez instalado en áreas vulnerables de Santiago, donde el hacinamiento y las dificultades de las personas para hacer las cuarentenas distan de las condiciones del sector oriente, donde surgieron los primeros casos. “El brote en Santiago ha sido mucho más violento de lo que nosotros esperábamos”, cuentan desde el gobierno.

Frente a este panorama, hay convencimiento de que las ideas de “nueva normalidad” y retorno seguro” que lanzó La Moneda no facilitaron la tarea y que, incluso, pueden haber empeorado las cosas.

Con todo, en Salud apuestan a que el sistema resista. Aún existe, explican, margen para crecer tanto en centros públicos como privados, y se esperan nuevos ventiladores. Para ello, sin embargo, la cuarentena se hizo crucial: los contagios deben detenerse ahora, para contener la fuerte demanda asistencial que se generará de dos a tres semanas más.

Así, la apuesta por una cuarentena así de estricta tiene un solo objetivo: disminuir los casos activos. De hecho, los informes epidemiológicos del Minsal muestran que las comunas en que se ha aplicado la cuarentena redujeron su cantidad de contagios nuevos, en promedio, un 30% durante la segunda semana de encierro. ¿Cuánto debe durar? Pese a que la cuarentena se estableció por siete días, en el gobierno consideran que podría terminar extendiéndose a 14 días, algo que evaluarán según cómo evolucione el número de contagios y la situación en la red de salud.

El análisis que se hace en La Moneda va en la línea de lo que consideran los expertos. “Esto es difícil que dure menos de 14 días. No creo que en una semana se vea el suficiente efecto como para revertir la medida”, plantea Pablo Vial.

El exministro Erazo apunta a lo mismo: “Hay que evaluarlo a los 14 días. Los indicadores para mantener o no el confinamiento deben estar absolutamente subordinados a la autoridad sanitaria. Aquí, la principal variable es el comportamiento real en términos de descenso o no descenso de la circulación viral”.

Más allá de lo que ocurra en la “batalla de Santiago”, como ha denominado a esta fase el ministro de Salud, Jaime Mañalich, el avance del virus en la capital del país tiene otro frente que no ha dejado de preocupar al gobierno y que mantiene alerta al consejo asesor. Se trata de la Región Valparaíso. Por eso se explica el cordón sanitario anunciado la semana pasada en los accesos que van desde la Región Metropolitana y a la barrera que se definió ayer para San Antonio, debido a un brote registrado en esa comuna. El objetivo es frenar a toda costa que el brote metropolitano se mueva hacia la V Región, ya que, de ocurrir, sería inabarcable controlar dos focos de contagios simultáneos en dos de las ciudades más grandes del país. “Tenemos que limitar el riesgo de que este gran foco en el Gran Santiago signifique una diseminación de la enfermedad a otros lugares”, concluyó ayer Mañalich.

La estrategia del Minsal

El ministro Mañalich es tajante. De aquí al domingo, Salud habrá anexado y reconvertido poco más de 370 camas críticas, en una estrategia que acelera los plazos iniciales.

Esos 370 cupos estarán distribuidos en la red pública como privada, que ahora es controlada de manera centralizada por la Unidad de Gestión de Camas del Minsal. Y a nivel nacional, la estrategia es no bajar de los 600 cupos de hospitalización UCI libres, al menos en la zona desde Coquimbo al Biobío, dijo la autoridad.

Así, el país, o al menos la zona central, explican en el Minsal, funciona como un solo hospital. Y existen, apostados y para cualquier traslado de emergencia, tres aviones individuales y un Hércules de la Fach, y cinco naves comerciales del tipo “ambulancias”.

Además, hoy llega un avión desde China con 42 ventiladores donados por empresas de ese país, y mañana arriban dos aviones, uno de China y otro de Holanda, con sobre 200 ventiladores en total. En cuanto al “quiebre de stock” de reactivos para los exámenes PCR, la cartera indicó que el elemento faltante arribó ayer a la red privada y que el episodio fue superado.

El reporte oficial de ayer sumó 2.152 casos nuevos con síntomas y 508 sin ellos. A la fecha, los fallecidos suman 346, mientras que hay 538 pacientes conectados a ventilación mecánica invasiva.