“Hemos ido reduciendo la necesidad de camas para hospitalizar a pacientes, debido a una disminución en los contagios”, explicó este jueves el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, a propósito del cierre de Espacio Riesco.

Según se comunicó el miércoles a quienes trabajan en el llamado “Centro Hospitalario Huechuraba”, el término de las labores estaría programado para el 10 de agosto, aunque Zúñiga precisa que “va a funcionar mientras sea necesario” de ese mes, pues quedan unos 60 pacientes internados.

La idea de habilitar el centro de eventos como una extensión del Hospital San José surgió a fines de marzo. La puesta en marcha, sin embargo, fue recién a principios de mayo, previo al peak de la pandemia en el país.

Ad portas de que el recinto cese sus funciones, el subsecretario aclara que, aunque no se puede hacer aún un balance del costo total que ha significado el arriendo, explica que “por mes, son $ 80 millones, aproximadamente, por el arriendo de los 15 mil metros cuadrados” y añade que el resto de los contratos corresponden al Servicio Metropolitano Norte y que incluyen otros servicios como, por ejemplo, la alimentación.

Fue pensado para, en un caso extremo, atender a 800 pacientes de coronavirus en forma simultánea. Pero solo se llegó a poco más de un cuarto de la proyección, con el peak de 250 internados.

Van a terminar egresando cerca de 700 pacientes. Estamos hablando de siete mil días camas, considerando que el promedio de estadía bordea los 10 días por cada uno. Y eso se asemeja a la totalidad del Hospital San José. Si pudiéramos hacer una comparación, el Centro Hospitalario Huechuraba sirvió para vaciar a un San José completo.

Arturo Zúñiga, subsecretario de Redes Asistenciales

Zúñiga añade que el establecimiento fue un “alivio” para la demanda de pacientes de menor complejidad, pues permitió habilitar y disponer en el recinto base camas UCI y UTI para los pacientes más graves. “Con una muy buena evaluación de la calidad de la atención”, agrega.

Entre los costos extras al arriendo de Espacio Riesco, el subsecretario incluye la contratación de personal de salud -que se cifra en más de 600 funcionarios-, además de el pago a residencias sanitarias que se destinaron para los equipos que, por el riesgo de contagio, no pudieran estar en sus casas durante este período: “Son cuatro meses en los que se contrató a 600 funcionarios, con estrictas reglas de capacitación y uso de elementos de protección personal, que nos deja con un saldo de solo seis funcionarios positivos para Covid-19. Eso habla de que es un hospital, uno más de la red”.

Sobre la habilitación de este espacio, Claudio Castillo, académico de Salud Pública de la Usach, destaca que “cualquier soporte para la red asistencial, en términos de sumar nuevas camas, incluso de baja complejidad, siempre hay que evaluarlo positivamente como respuesta a la sobredemanda que tuvo el sistema. En ese sentido, aumentar las camas es positivo”. Y añade que “tal vez lo complejo fue el lugar que se eligió, los costos asociados que nunca quedaron totalmente claros y la señal de no ocupar espacios públicos, como del Ejército u otros”.