En la Playa Chica de Papudo unas 30 personas están instaladas en sus toallas disfrutando del sol. Se han distribuido en grupos pequeños, a lo largo de los 500 metros de arena, y conversan animadamente. El rescatista Luis Acuña está atento a uno de ellos y se acerca a darles instrucciones: que apenas terminen de comer, se pongan las mascarillas.

“Estando a una distancia de un metro cada uno pueden estar sin mascarillas o también si se quieren bañar, pero no así como están ahora. A los adultos hay que exigirles que cumplan las medidas de seguridad, mientras que con los niños es más difícil”, explica.

El salvavidas inició sus funciones un mes antes de lo presupuestado, luego de que el municipio, junto a varios otros del país, adelantara la temporada oficial de playas, justamente, para velar por la seguridad en estos sitios. En Papudo las playas son cuatro, bajo concesión del municipio y vigiladas por ocho rescatistas.

En el contexto de la pandemia, a la labor de los rescatista se ha sumado una faceta educativa.

“Ha sido extraño, porque no es nuestro rol, lo nuestro es vigilar a las personas que se están bañando. Pero la gente lo ha tomado de buena manera. Hemos ido informando lo que más podemos, pero ya empieza a venir más gente y es difícil fiscalizar las distancias en los grupos”, cuenta el salvavidas Nicolás Pérez.

Si bien las playas son sitios al aire libre, tienden a congregar a multitudes, por lo que podrían convertirse en focos de propagación de no mediar los resguardos. Así, según el protocolo de los ministerios de Salud y Bienes Nacionales, deberá existir al menos un metro de distancia entre los integrantes de un mismo grupo y de cinco metros respecto de otras personas. Y la mascarilla debe usarse en todo momento, salvo para nadar y cuando las personas estén tumbadas al sol y se ubiquen a un mínimo de dos metros del visitante más próximo.

La alcaldesa de Papudo, Rosa Prieto, relata que la zona experimenta un boom de visitantes y que la habilitación de la playa fue implementada a tiempo, coincidiendo con la llegada del buen clima y el incremento de los turistas.

“En estas semanas hemos visto un aumento considerable de personas que visitan a diario nuestras playas, lo que ha sido muy favorable para el comercio, que ha estado tanto tiempo inactivo”, explicó la alcaldesa, añadiendo que se ha trabajado fuertemente en cumplir todas las medidas sanitarias ante esta pandemia y que, “por lo mismo, seguiremos con las fiscalizaciones en el borde costero”.

En la región, Zapallar se sumará a la habilitación anticipada de playas, con la apertura de Cachagua el próximo viernes. En los primeros días de diciembre se sumarían Reñaca y Caleta Abarca, donde sus concesionarios trabajan aceleradamente en la capacitación del personal frente a las medidas sanitarias.

“Estoy preparando todos los recursos. Varios de mis salvavidas ya aprobaron el curso, hicimos una charla para nuestros trabajadores con prevencionistas de riesgo y se les entregó a todos un protocolo para el Covid-19”, explica el responsable del balneario Caleta Abarca, Ricardo Stark.