"Todavía está pendiente en Chile un cambio cultural", admite la ministra de la Mujer, Isabel Plá. La frase encuentra asidero en el análisis de los datos sobre este tema contenidos en el análisis de los resultados de la encuesta Casen desde el punto de vista de la equidad de género, los que reflejan la persistencia de las brechas entre hombres y mujeres en el país.
La encuesta ratifica que las mujeres siguen siendo mayoría en la población chilena total, con 52,4% frente al 47,6% de varones. No obstante, esa mayoría no se traduce en un acceso equitativo al ingreso. Según el análisis, del total nacional de personas que carecen de ingresos propios un 74,8% corresponde a mujeres. Esto significa que tres de cada cuatro personas que no tienen ingreso propio son mujeres, y solo uno es hombre.
Pese a todo, sí se han registrado algunos avances. Uno de ellos es que la diferencia en la distribución del ingreso autónomo entre mujeres y hombres en edad laboral ha bajado del 34% al 21,8% en los últimos 13 años. Así, mientras en 2006 a las mujeres mayores de 15 años les llegaba el 33% de los ingresos autónomos totales, actualmente su participación en esa "torta" se acerca al 40% (39,1%).
Jefas de hogar por regiones
Otro de los aspectos que ha mostrado cambios en la última década es la definición en cuanto a quién es el jefe de hogar, entendido como el o la que aporta la mayor proporción del ingreso familiar y tiene un rol preponderante en las decisiones. En este plano, hoy cuatro de cada diez hogares en el país (un 42,2%) son liderados por una mujer, frente a dos de cada diez (el 20,2%) en la década de 1990.
Sin embargo, este punto muestra un matiz. De acuerdo a los datos de la Casen de género, la mayor proporción de hogares liderados por ellas son monoparentales (el 73,4%). De los hogares biparentales, solo un 11,3% tiene como jefa de hogar a una mujer. No obstante, el dato constituye un importante avance si se considera que en 1990 esta cifra llegaba apenas a 0,5%.
Por regiones, Coquimbo es la que evidencia mayor proporción de hogares donde las mujeres llevan la jefatura (47,3%), seguida por Los Ríos (39,7%) y O'Higgins (39,2%).
La dimensión del hogar también influye en mantener a la población femenina fuera del ámbito laboral. Casi una de cada cinco mujeres (19,4%) no tiene acceso al trabajo debido a que debe dedicar sus esfuerzos al cuidado de hijos o familiares o a los quehaceres hogareños.
"Esto habla de la necesidad de generar un cambio cultural en Chile. Todavía seguimos pensando que el cuidado de los hijos es responsabilidad exclusiva de las mujeres", apuntó Carolina Cuevas, subsecretaria de la Mujer y la Equidad de Género.
Por regiones, Coquimbo, La Araucanía y Valparaíso son las que muestran menor participación laboral femenina, mientras que la Metropolitana, Aysén y Magallanes muestran mayor empoderamiento femenino en este punto.
Predominio femenino entre "ninis"
Otro aspecto revelado por el análisis de género de la encuesta Casen muestra que 17,5% de las jóvenes de entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan. La cifra es el doble de la de los varones encuadrados en los mismos grupos de edad y socioeconómicos que figuran como "ninis" (7,9%).
La cifra es peor si se considera el primer quintil (de menores recursos), donde hay un 28,4% de mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan de manera remunerada.
"Es una cifra engañosa porque alude a que la persona "no estudia ni trabaja", pero limitándose a las labores remuneradas", argumenta Tatiana Hernández, socióloga e investigadora del Observatorio de Género y Equidad. "Esas 'ninis' tienen directa relación con la cantidad de mujeres que, por razones de cuidado de otros o del hogar, no trabajan remuneradamente", apunta.
"Opté por cuidar a mis hijos: creí que nadie lo haría mejor"
El 40% de las mujeres pertenecientes a los quintiles más bajos no trabaja por la obligación de cuidar el hogar, a sus hijos o a familiares no autovalentes. Marisol Díaz es una de las mujeres de clase media que debió tomar esta decisión. Cuenta que en 1990, cuando tenía 24 años, tuvo a su primer hijo, momento en que prefirió dejar de trabajar. "Opté por cuidar a mis hijos. Sentía que, si yo no lo hacía, nadie lo iba a hacer de mejor forma", explica.
Ratificó su idea cuando con 33 años decidió volver al campo laboral. En ese momento, su hija, que -según cuenta- era muy inquieta, tuvo un accidente al cuidado de otra persona y perdió parte de sus dientes. El hecho la impulsó a dejar de nuevo el mundo laboral.
Con el paso de los años, reconoce, quiso intentar de nuevo buscar un trabajo, pero el sistema le dio a entender que era demasiado tarde. "Me ha ido mal en la búsqueda, ya que la edad es un requisito excluyente. Casi nadie le da trabajo a mujeres mayores de 55 años", explica.
Macarena Bravo, máster en Igualdad de Género, advierte que en Chile el rol de la mujer está predeterminado al cuidado de otros. Para combatir esto se debería orientar la educación a desarrollar labores remuneradas. Al mismo tiempo, considera que se deben reconocer de mejor manera las tareas no remuneradas. "Mientras ellas realizan ese trabajo no hay un desembolso del Estado en cuanto a las prestaciones de cuidado a otros", enfatiza la especialista en género.