En lo alto del Parque Metropolitano de Santiago, en medio de una zona boscosa del Cerro San Cristóbal, se encuentra el Grupo de Adiestramiento Canino de Carabineros. Ahí está el hogar de un centenar de perros de la institución que bajan todos los días hacia los diferentes lugares de la capital para trabajar junto a un funcionario policial.
En ese espacio los perros de la institución tienen los primeros contactos con el guía que los acompañará toda su vida y donde ambos reciben el entrenamiento que les permitirá desarrollar las labores policiales a las que serán destinados.
“No es el vínculo material el que te une a mí, es algo mucho más profundo y que no se ve”, dice la frase escrita en una de las murallas del centro de adiestramiento.
En ese mismo sitio nacen los perros de la institución. Los cachorros por estos días reciben una especial atención, ya que participarán en la Parada Militar donde -como desde hace varios años- esperan quedarse con todas las miradas de asistentes, televidentes y de las redes sociales.
Desde los primeros meses de vida los canes comienzan a recibir entrenamiento. Es sólo una de las varias etapas que deben pasar antes de llevar la capa policial.
El origen
La historia del perro de Carabineros, se remonta a los años 50′ cuando el entonces capitán Mario Puente viajó hasta Alemania, donde pudo conocer el trabajo policial que se hacía con equipos caninos. De vuelta en Chile, la institución adquirió ocho perros y se generó la primera generación de cinco instructores, dando paso a la creación de la Sección de Adiestramiento de Perros Policiales en 1956. Cinco años después, el ahora Grupo de Adiestramiento Canino se instalaría en el Cerro San Cristóbal.
Desde entonces han pasado casi 70 años y muchas cosas han cambiado. Con el paso del tiempo no sólo se han mejorado las técnicas de entrenamiento y cuidado, sino que también ha crecido el espacio y también se ha logrado tener reproducción propia.
A pesar de aquello, Carabineros también realiza compras a través de Mercado Público, con el fin de evitar los cruces de consanguinidad, así como también se reciben donaciones de canes. El teniente Álvaro Leyton, del Grupo de Adiestramiento Canino, explica que para que un perro “pueda entrar a las filas de Carabineros tiene que cumplir ciertos requisitos, se les hacen exámenes médicos completos, y una vez se encuentra aprobado recién es aceptado”, afirma respecto a los canes que reciben.
La primera etapa
Antes de que un perro de Carabineros pueda trabajar en la calle deben pasar por un riguroso entrenamiento que comienza desde sus primeros días de vida, en la zona de maternidad dentro del Grupo de Adiestramiento Canino.
En una primera etapa los cachorros tienen cuidados especiales para no exponerlos a agentes externos. En esa etapa reciben estímulos sonoros con el fin de ambientarlos. “Se les coloca música ambiental, cosa de que el perro no presente ciertos temores a ruidos”, afirma Leyton.
La preparación para enfrentar ruidos y otros estímulos es clave para las presentaciones en las que existen muchos incentivos como ocurre en la Parada Militar. El teniente Leyton afirma que para ese evento militar “hay un trabajo previo, desde que nacen, desde ahí empieza el proceso para que el día de la Parada Militar el perro desfile sin temor y acostumbrado a ciertos estímulos y ruidos. Para seguir reforzando esto vienen las prácticas de desfile, tanto internas como en la elipse como en el Parque O’Higgins”.
Pero en su entrenamiento normal, también existe una segunda etapa, la que denominada de “transición” y que es cuando el perro ya tiene seis meses. Tras sortear una serie de exámenes, el cachorro trabaja junto a funcionarios especialistas en comportamiento animal, quienes pueden determinar en qué especialidad se va a desempeñar según sus características y atributos, ya sea en orden y seguridad -patrullajes-, detección de drogas y explosivos, búsqueda de personas o incluso canoterapia.
Si bien va a depender de las características de cada ejemplar, el teniente Leyton sostiene que en esta etapa también tiene un rol la propia raza del perro. Actualmente, la institución cuenta con ejemplares de pastor alemán, belga malinois, el pastor alemán gris, border collie y los golden y labrador retriever.
El teniente afirma que, por ejemplo, el belga malinois “es un perro que sirve para muchas funciones, tanto para orden y seguridad, que es de ir y atrapar a un infractor de ley, como también en el área de detección. Es un perro mundialmente utilizado tanto por policías como por Ejércitos”.
Por otro lado también existen ejemplares como los golden o labrador retriever, los que en general “son ocupados en el área de detección y canoterapia, obviamente por su carácter y es visualmente afable, es un perro que da seguridad y tranquilidad a las personas”.
Aunque no sólo perros de razas forman parte de las filas de la policía uniformada. “Acá en el Grupo de Adiestramiento Canino ocupamos perros mestízos para el área de detección y de orden y seguridad”, señala Leyton, así como también algunos ejemplares rescatados para las áreas de terapia y socialización.
El contacto
En el Grupo de Adiestramiento Canino no sólo se forma a los perros policiales, sino que también a sus guías. Hasta esta repartición policial, provenientes de todas las unidades de Chile, llegan los funcionarios de Carabineros que buscan especializarse y a quienes se les asignará un perro en formación. Los carabineros, deben pasar “exámenes de conocimiento, físicos, psicológicos. Una vez que salgan aptos pueden entrar al Grupo para formarse como especialistas en guía canina”, explica el teniente Leyton.
Una vez unido el “binomio” comienza un entrenamiento conjunto por un año, lo que le permitirá al carabinero aprender a cómo trabajar junto al can y a este su guía lo entrena en la especialidad, a través de señuelos para la detección de drogas, explosivos o bien en las acciones para detener personas.
Al egresar ambos son destinados a una unidad policial. Ya en funciones, el perro policial tendrá días y horarios establecidos para trabajar. Los de especialidad de orden y seguridad trabajan un máximo de seis horas, con tiempos de descanso establecidos. Los perros que trabajan en detección, ya sea de drogas o explosivos, estos trabajan por periodos de 15 minutos, por lo cual en general se acompañan de otro ejemplar para poder ir intercambiando sus funciones.
Pero además de eso, afirma el teniente, “una vez a la semana mantienen una especie de reentranimento, donde a la vez de estudiar, el perro también se le da recreación, pudiendo el guía llevarlo a su casa, a un parque, a trotar. Lo importante es hacer una vida más relajada”.
Los canes también están bajo establecidos cuidados, los cuales “van desde el peinado, el destartraje canino (lavado de dientes), la buena alimentación, juegos que no generen impacto, tener un juguete motivador para el perro, etc”, expone el oficial.
Por lo mismo, todos los días los perros vuelven a la unidad canina en el Parque Metropolitano, donde existe un hospital veterinario, una zona de baño, entre otras instalaciones de cuidado. Por lo mismo, declara Leyton es importante que todos los días los perros retornen a las unidades donde están resguardados y tienen cuidados, atención médica y alimentaria de manera oportuna, así como también vigilados 24 horas del día por los carabineros en servicio.
El adiós
Al igual que cualquier funcionario policial o trabajador, los perros de Carabineros jubilan. En el caso de los canes que realizaron labores de prevención, están en esas funciones por un máximo de diez años, mientras que los de detección nueve años.
Una vez que el perro se va a retiro, “pasa a la vida civil con su guía, se va con su familia”, afirma el teniente Leyton. Algo que también ocurre si es que se les detecta -antes del periodo- alguna enfermedad o dificultad para hacer su trabajo, en ese caso “ese ejemplar son retirados del servicio, se les tramita una baja o son llamados al retiro, para que puedan disfrutar de su vida y pasar de la vida uniformada a civil como mascotas”, perros que también se van con sus guías.
Sin embargo, una vez que ya fallecen algunos los perros de Carabineros vuelven al Grupo de Adiestramiento Canino en el Parque Metropolitano. En una de las laderas del cerro en el que está el recinto existe un cementerio canino.
Perros que son enterrados en el mismo lugar donde alguna vez fueron entrenados junto a su guía, quienes tras la muerte de su compañero de cuatro patas le han dejado un mensaje: “Me enseñaste muchas más cosas de las que yo te pude enseñar”, se lee en una de las lápidas.