Víctimas de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia Católica Chilena se manifestaron la noche de este lunes frente a la Catedral Metropolitana para exigir justicia, sensibilizar a la sociedad y desterrar el "cascarón de silencio" impuesto por las autoridades eclesiásticas en todo el mundo.
Con velas encendidas y con flores, decenas de personas se sumaron a la proclama "Otra iglesia es posible".
Estamos presentes "porque todavía hay muchas personas que no pueden hablar, hay personas que han sido silenciadas por el abuso, silenciadas por el trauma, silenciadas por la jerarquía de la Iglesia", dijo Juan Andrés Murillo, víctima de abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima.
"Este año se ha marcado por una ruptura de ese cascarón de silencio, hay muchas victimas, cientos de miles de víctimas a lo largo del mundo, que están sacando la voz", advirtió Murillo.
Murillo destacó la carta publicada este lunes por el Vaticano. En la misiva, el Papa Francisco condenó "las atrocidades" cometidas por sacerdotes en Pennsylvania, Estados Unidos, contra más de 1.000 niños.
Asimismo, el activista habló sobre la próxima declaración del arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, ante la justicia, imputado por encubrir abusos sexuales de otros sacerdotes. La declaración de Ezzati, prevista en primera instancia para este martes, se pospuso para una fecha aún sin determinar.
"Que él (Ezzati) tenga que sentarse en el banquillo de los acusados para nosotros ya es un triunfo y una validación por parte del Estado del sufrimiento que muchos han tenido que cargar en silencio durante años", concluyó Murillo.
Por su parte, Helmut Kramer, integrante de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos, advirtió que "no es suficiente seguir escuchando la palabra perdón, lo que sí, esperamos desde el Vaticano y desde la Iglesia, que entreguen toda la información que tienen" a la justicia.
Hasta el momento son 73 personas investigadas judicialmente en 38 causas en curso que afectan a un centenar de víctimas, la mayoría de ellas menores de edad al momento de cometerse los crímenes.