Delicienne Sajuste (26) llegó a la comuna de El Quisco, en la Región de Valparaíso, a fines de 2017. Junto a su pareja, Benjé, quien un año antes había aterrizado en Chile proveniente de Haití, tenían un objetivo común: empezar una vida nueva.
Su primera barrera fue aprender el idioma, por lo que Delicienne tomó clases de español. Aprendió rápido, cuentan hoy sus cercanos, quienes nunca imaginaron que, el 8 de enero, la mujer sería la cuarta víctima de femicidio a nivel nacional de este año.
La tragedia
Para asentarse en El Quisco, más que su pareja, fue fundamental el rol de Ana Durán (66). Amiga de la pareja de extranjeros, Durán estrechó lazos con Delicienne, a tal punto que fue la responsable del cuidado de su hija cuando "Sayus", como la apodaban sus amigos en Haití, comenzó a trabajar de mucama en una residencial.
Tras conseguir empleo, la rutina de Delicienne Sajuste consistía en dejar a su hija, Mikeila, en la casa de Ana a las 9.45 cada mañana. Allí la mudaba, tomaba desayuno con Ana y conversaban de sus vidas. Incluso, del mal momento que atravesaba su relación con Benjé, producto de los celos. Debido a sus malos tratos, el hombre fue denunciado a la fiscalía.
Pero el 8 de enero ocurrió la tragedia. Según testigos, ese día "Sayus" salió de su casa junto a su hija para dejarla, como cada mañana, en la casa de Ana. Tras desayunar, se despidieron, sin saber que del otro lado de la puerta Benjé la esperaba con un arma en la mano.
Según los antecedentes de la policía, el sujeto la habría atacado con un cuchillo, propinándole 12 puñaladas. Acto seguido, el presunto atacante habría intentado quitarse la vida tomando ácido muriático, pero los vecinos que llegaron al lugar se lo impidieron.
El shock, dice Ana, le impide recordar "mucho del ataque". Pero hay algo que no olvida: sus manos apretando con fuerza las de "Sayus" hasta llegar al hospital. Pese a los esfuerzos realizados por el equipo médico, la mujer falleció a los pocos minutos.
La despedida de Delicienne fue más bien simbólica, pues sus amigos se reunieron para velarla el viernes en la noche, antes de que un avión devolviera su cuerpo a Haití. Mikeila, su hija, continuará en Chile bajo el cuidado de Ana, quien espera que la justicia condene al autor del cuarto femicidio ocurrido en Chile.