Varios nombres han surgido como eventuales reemplazos del renunciado arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati. Desde otros prelados, como Fernando Chomali -de Concepción y quien la semana pasada se reunió en Roma con el Pontífice-, hasta pastores extranjeros y sacerdotes locales. Todos suenan entre las opciones para encabezar la arquidiócesis. Francisco, sin embargo, mantiene la incógnita. Luego de tres oleadas de aceptación de renuncias de obispos, en las cuales se han ido siete de ellos, aún no define al nuevo pastor de la capital. Y la expectación crece.
Este miércoles, de hecho, fue el propio Papa quien se encargó de ahondar las dudas: "Mijita, no he encontrado a la persona. Por favor, rece para que la encuentre", le dijo a la presidenta chilena de la Fundación Voces Católicas, María Paz Lagos, en la Plaza de San Pedro, luego de que ella le pidiera que nombrara pronto al nuevo jefe de la Iglesia de Santiago.
Fue el pasado 18 de mayo, hace cuatro meses, cuando todos los obispos chilenos presentaron su renuncia en el Vaticano. Cuatro de ellos ya lo habían hecho años antes, por edad: Gonzalo Duarte, Alejandro Goic, Cristián Caro y Ricardo Ezzati. A los tres primeros ya se les aceptó. La espera de Francisco en el caso de Santiago, en medio de la compleja crisis que vive la Iglesia en Chile, tras las investigaciones sobre los abusos, tiene dos lecturas. Ambas atizadas por la críptica frase del Pontífice, esa de que aún no encuentra a la persona: puede ser una lenta y minuciosa revisión de los candidatos, por la relevancia del cargo, o sencillamente la carencia de ellos.
"El Papa quiere estar muy seguro, buscando todos los antecedentes para no equivocarse", reflexiona el sacerdote y canonista Francisco Walker. Y concuerda en que la determinación es compleja. "Va a haber muchos ojos mirando a la persona designada y el puesto del arzobispo de Santiago es clave, es la diócesis más importante".
El presbítero Andrés Moro, vicario para la Educación del Arzobispado de Santiago, prefiere paños fríos. "Hay que entender que los procesos de la Iglesia tienen que ver también con distintas personas. Nunca se ha hecho un reemplazo automático de un arzobispo de Santiago. Cuando reemplazaron al cardenal Errázuriz también fue un tiempo bastante prolongado", plantea.
Como dato práctico, Moro también explica que en el Vaticano, agosto y septiembre son equivalentes a enero y febrero en Chile, es decir, meses de vacaciones, por lo que las actividades en la Santa Sede recién están retornando a la normalidad. "El reemplazo debería darse dentro de los próximos meses", augura.
Para el sacerdote Francisco Astaburuaga, en cambio, los últimos antecedentes que ha recibido el Pontífice sobre la situación del clero local han influido en los tiempos de su decisión: "Me parece que el Papa, al tener una visión de la realidad muy completa después del informe Scicluna, está evaluando que existan las mejores condiciones humanas y espirituales en quien deberá asumir una responsabilidad tan grande, pues Santiago es una arquidiócesis muy diversa y compleja", afirma.
En el extranjero, la opinión sobre el asunto es pausada. Andrea Tornielli, editor jefe de Vatican Insider, sostiene que "la elección de un arzobispo metropolitano generalmente toma varios meses.
En el caso de Santiago es una elección muy, muy delicada, visto todo lo que ha sucedido. Por esto, creo que no se deba sorprender si los tiempos se alargan".
Por otro lado, nadie olvida que tres de los principales casos de abusos investigados, canónica y penalmente -Karadima, Maristas y Oscar Muñoz-, ocurrieron en esta arquidiócesis.
Para el vocero de la agrupación de Laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, la tarea de buscar al reemplazo de Ezzati parece más compleja que nunca. "Hoy los obispos tienen poco peso y están, en general, muy cuestionados. Para mí, ningún prelado en ejercicio es una garantía".