María Teresa Cortés, inspectora del Instituto Nacional, expuso ayer en la Comisión de Educación del Senado, donde se discute el proyecto Aula Segura. Contó cómo un grupo de encapuchados la rociaron con bencina y casi le prenden fuego, en medio de protestas. "Me tiraron combustible a los pies, y uno de ellos gritaba ¡préndela, enciéndela!", relató.
Su caso es una de las cada vez más recurrentes agresiones que viven los profesores y asistentes de la educación, y que en el primer semestre de este año sumaron 119 denuncias, cuatro veces más que en 2014.
Así se aprecia en los datos entregados por la Superintendencia de Educación, que consideran agresiones de escolares y apoderados, que indican, además, un repunte del 31% al comparar el recién pasado semestre con igual período de 2017.
En los colegios el alza se ha notado. Patricia Altamirano, directora del Instituto Estados Americanos, de Lo Barnechea, relata que hace un mes una alumna agredió verbalmente a una profesora, con tal agresividad, que esta debió tomar una licencia médica para recuperarse. "Son episodios aislados, pero de tal magnitud que no dejan tener un ambiente propicio para el aprendizaje. Y como la profesora quedó con licencia, eso afectó a todo el curso, que tuvo que pagar el costo por una de sus compañeras", dice.
Según cuenta, el cuerpo docente la emplazó a reforzar las condiciones de seguridad. "Se requiere hacer un análisis real, porque estamos teniendo focos de agresión incluso de niños a profesores, a quienes patean y lanzan objetos", advierte Altamirano, quien plantea que el problema debe ser abordado por toda la sociedad.
Y también, hace un mes, se conoció una brutal golpiza por parte del apoderado de un niño de 5° básico, quien usó una silla para golpear en la cabeza a un profesor, en Chimbarongo. El docente agredido, Fernando Torrealba, quien continúa en tratamiento por las lesiones sufridas, dice que nunca había vivido algo así en sus 43 años de carrera. "Hay que proteger a profesores, inspectores y todo el personal del colegio. El proyecto Aula Segura tiene que involucrar a todos. Ha habido agresiones de alumnos al personal del colegio, pero también de apoderados", plantea el profesor, para quien la violencia tiene su origen en la falta de educación en el hogar y en la soledad de los niños.
Alerta en el gremio
El presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, confirma que las agresiones han aumentado considerablemente. De hecho, el año pasado recibieron 150 denuncias, las que incluso podrían ser más, pues dice que muchos colegios prefieren no denunciar para no afectar su imagen.
"Han aumentado mucho las agresiones de apoderados a docentes. También aumentan las agresiones de escolares, pero las que más preocupan son las de apoderados, por el nivel de agresividad", dice Aguilar. Por ejemplo, de las 119 denuncias del primer semestre, 70 corresponden a apoderados.
"Tampoco se abordan agresiones normales de los estudiantes, como insultos y amenazas", señala.
La seremi metropolitana de Educación, Bárbara Soto, cuenta que paralelamente a lo que propone Aula Segura, se están preocupando de preparar a los encargados de convivencia de 2.700 colegios, con cuatro seminarios. "También estamos haciendo un manual de acción para la región, que haremos llegar a todo el país, y que traerá instrucciones para enfrentar, por ejemplo, la desmotivación y las agresiones de apoderados y niños", explica. "Aula Segura complementa todo este trabajo, porque nosotros hacemos un seguimiento de los niños expulsados", agrega.