Denuncias por maltrato entre estudiantes aumentaron hasta un 81% respecto de los años previos a la pandemia

A esta altura quedan pocas dudas de lo negativa que resultó ser la pandemia para la convivencia al interior de los establecimientos educacionales, como colegios, escuelas o liceos. Hoy, a tres años de las primeras cuarentenas a causa del Covid-19 en Chile, las cifras referidas a la violencia escolar refrendan esto.

Según datos de la Superintendencia de Educación y en una comparativa de la primera quincena de marzo de los últimos cinco años, las denuncias por maltrato entre estudiantes que aquella institución ha recibido en 2023 son más altas que las que recibían previo a la crisis sanitaria.

En detalle, se tiene que en 2018 fueron 127, en 2019 llegaron a 192, en 2020 (en la primera quincena no hubo encierros) se empinaron hasta 181, mientras que en 2021 (con clases telemáticas) sólo fueron siete. En 2022, en tanto, fueron 132. ¿Y 2023? En dos semanas desde el inicio del año escolar las denuncias llegaron a 230, lo que implica que desde 2018 aumentaron, respectivamente, año a año y sin contar 2021, en 81,1%, 19,7%, 27,7% y 74,2%.

Anne Traub, directora ejecutiva de la Fundación Familias Power, dice al respecto que cuando un niño actúa de forma violenta “es porque en su entorno existen malos tratos, falta de cuidado, invisibilidad y también, sobre todo en sectores vulnerables, un estrés económico en sus hogares, lo que hace que acarreen inseguridades familiares a sus espacios diarios”. Por eso, agrega, “urge trabajar preventivamente, promoviendo y protegiendo el desarrollo social y emocional de los niños desde que nacen. Medidas previamente adoptadas como acortar las jornadas escolares, de ninguna manera ayudan, sino que crean un círculo vicioso, repercuten en el aprendizaje, en la autoestima y en muchos casos derivan en una grave inasistencia”.

Por su parte, Mónica Bravo-Sanzana, directora del Observatorio de Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar de la Universidad de La Frontera, señala que las investigaciones dan cuenta que en el mundo adolescente el compartir en sociedad, tener grupos de pares, participar en actividades, que se considere su voz, tener actividades deportivas y tener una vida social enriquecida contribuye a su desarrollo personal, su identidad y su rol en la ciudadanía. “Entonces, cuando no se tiene esto -como ocurrió durante los confinamientos- es obvio que va a haber complicaciones para su desarrollo”. Toda la evidencia actual, agrega la experta, “da cuenta de un bajo bienestar en los adolescentes, con tasas que puntúan alto en estrés, angustia y ansiedad, que son indicadores de salud mental que no contribuyen con la sociabilización, con estar con pares”.

El ente fiscalizador, además, da cuenta de que durante los primeros 15 días de marzo recibieron 144 denuncias por maltrato de adultos hacia estudiantes, cifra menor que las 189 de 2018, las 226 de 2019 y las 149 de 2020. Eso sí, es mayor que las 22 de 2021, cuando aún había educación a distancia, y que las 68 de 2022, cuando los colegios ya volvían a la presencialidad. Esto último significa un aumento del 111,8%.

En ese sentido, si se consideran ambos tipos de denuncias -entre estudiantes y de adultos hacia estudiantes- la cifra de 2023 es mayor a la de 2022: 374 versus 200. Es decir, un 87% más.

“Es importante preparar los protocolos, que tienen que estar en el reglamento interno, para enfrentar situaciones de este tipo”, señala Mauricio Farías, superintendente de Educación, quien suma que los protocolos deben tener los canales de comunicación claros, así como las acciones, plazos, medidas y estrategias de acompañamiento que se van a seguir en caso de que haya una situación de este estilo”.

Con todo, el total de denuncias ingresadas (de cualquier tipo) a la Superintendencia es mayor en 2023 que en los últimos cinco años. En 2018 fueron 1.177; en 2019, 1.355; en 2020, 1.181; en 2021, 679; en 2020, 767; y este año 1.444.