Luego de que el año pasado se conociera la postal de megatorres de departamentos en Estación Central, las que fueron bautizadas como "guetos verticales", hoy se publicará en el Diario Oficial la nueva regulación aprobada por la municipalidad que limita la altura de los edificios.
Este cambio en el plan regulador comunal establece un polígono de 269 hectáreas, el que hasta ahora permitía la construcción sin restringir la cantidad de pisos (ver infografía). Ahora, en esa superficie se podrá emplazar un máximo de 12 pisos, como es el caso de la Alameda, la avenida más emblemática de Santiago. También se estipuló que en las manzanas colindantes a Las Rejas, 5 de Abril y Ecuador se podrán construir inmuebles con un máximo de cuatro y cinco pisos.
El alcalde de la comuna, Rodrigo Delgado, explicó que este cambio fue decidido tras estudios técnicos y la opinión de los vecinos durante el proceso de participación ciudadana. También dio su visión la U. de Santiago, que se ubica en ese perímetro. "Luego de haber dialogado durante meses, con esta nueva regulación los barrios serán más amigables para los vecinos", señaló Delgado. Ello permitirá -dice- que las calles puedan "absorber la cantidad de gente que llega a esas zonas, sin generar problemas en el tráfico".
El edil añade que el sector que ahora tiene regulación tendrá un plan especial para generar espacios como áreas verdes, de juego o descanso. Los recursos están siendo gestionados con la Intendencia de la Región Metropolitana.
El documento -sancionado por el concejo comunal- fue aprobado por el Ministerio de Vivienda y desde hoy comienza a regir, por lo que el sector privado podrá solicitar nuevas autorizaciones para la edificación. Hasta ahora, los permisos de este tipo estaban congelados y solo seguían en curso los proyectos anteriores a 2017.
Sebastián Gray, académico de la Facultad de Arquitectura de la U. Católica, valora que en las comunas limiten las alturas. Detalla que se han detectado dos impactos considerados graves: mala calidad de vida dentro de los edificios y también en los barrios donde se ubican. "Se ha analizado que se trata de cerca de cientos de departamentos construidos con materiales deficientes, muy pequeños y que no permiten tener vida en comunidad, pues son lugares de paso y no para vivir permanentemente", señala. Respecto de problemas en el entorno, Gray dice que se produce un caos vial en estos lugares por la alta cantidad de personas que circula por veredas estrechas y atochamientos de automóviles que ingresan a los inmuebles. Además de la falta de comercio y servicios que abastezcan a los residentes.
Añade que se han dado casos similares en Estados Unidos, donde definitivamente se debieron demoler ese mismo tipo de torres, porque eran "invivibles".