En conversación con Desde La Redacción, el director ejecutivo de Paz Ciudadana, Daniel Johnson, abordó la posibilidad de contar con presencia militar en la ciudad para hacer frente a la crisis de seguridad. Johnson planteó que, si bien la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles para el cuidado de infraestructura crítica “puede evitar que ocurran delitos”, esto no solucionaría el problema delictual.
En palabras del director de Paz Ciudadana el cuidado de la infraestructura crítica “no va a desarticular a la organización delictual que está cometiendo el delito, que es donde tenemos que poner los esfuerzos hoy día”, sostuvo.
Además, deslizó que en el Ejército también hay reparos a esa idea. “Las fuerzas armadas también son reacias en general a cumplir roles para los cuales no están suficientemente preparados. Y ellos mismos tienen dudas de estar suficientemente preparados para interactuar con la ciudadanía”, planteó.
En ese sentido, señaló que para implementar, por ejemplo, un sistema como en Italia, donde el Ejército está desplegado en las calles, se debería formar a los militares “porque la verdad es que (en Chile) están con equipamiento de alto calibre”.
“Entonces, no hay que pensar que ellos van a poder prevenir que a una señora le roben la billetera, porque si eso pasa al lado de un militar con una ametralladora y no tiene una formación tal que le permita discriminar claramente cuál es el rol que él puede cumplir en ese caso, puede ser muy complejo”, sostuvo.
En ese escenario, planteó que está en riesgo el prestigio de la institucionalidad, puesto que, si -por ejemplo- “la ciudadanía siente que esa billetera se robó a la vista y paciencia de un militar, se va a desprestigiar la institución militar también”.
En ese sentido, señaló que se debería “entender claramente el para qué, cuál es el rol que queremos que cumplan, entender que tienen que estar muy bien preparados para eso y transmitir muy claramente a la ciudadanía qué es lo que podemos esperar de eso”.
En caso contrario -advirtió-, “las expectativas pueden ser extremadamente altas y si no logran satisfacerla, puede significar un desprestigio institucional que puede traernos más problemas que beneficios”.