La investigación que inició la Fiscalía Oriente en contra del gremio de máquinas de entretenimiento electrónico, o tragamonedas, por un eventual lavado de activos, ha puesto en la mira del Ministerio Público a este rubro, hasta el punto que la semana pasada la Brigada de Delitos Económicos (Bridec) de la PDI allanó 17 inmuebles de personas relacionadas a la Asociación Gremial de Operadores, Fabricantes, Importadores de Juegos Electrónicos Recreativos de Premio Programado (Fiden).

¿Azar o destreza? Es la interrogante que por años ha rondado a una práctica que se ha vuelto masiva en diversas comunas del país, y a la que la Asociación Chilena de Casinos de Juegos se ha enfrentado, al considerarlas de azar y, por lo tanto, al margen de la ley. Mientras, en Fiden la lucha es por regular al sector, para lo cual han estimado que la autoridad al hacerlo recaudaría hasta $ 140 mil millones (ver infografía).

El último estudio oficial a esta área se remonta a 2016 y fue encargado por la Superintendencia de Casinos y Juegos a la Universidad Católica. Ahí se estudió la presencia de máquinas en las 87 comunas más pobladas de Chile. Según el documento, se detectaron 33.009 tragamonedas ubicados en 1.327 salas de juego. No obstante, este número solo abarca aquellos locales que han obtenido patentes para entretenimientos y no aquellas ubicadas en locales de otra actividad, como almacenes de barrio.

Aquí las cifras aumentan considerablemente, aunque no hay consenso en el número exacto. Por ejemplo, el proyecto de acuerdo elaborado en 2013 por la Cámara de Diputados para regular este sector calculó en 700 mil los tragamonedas, mientras que desde la Fiden estiman que llegan a las 200 mil.

De acuerdo al escenario que planteó el gremio en marzo pasado al Ministerio de Hacienda, cada máquina obtiene un ingreso mensual de $ 855.000. Mientras, estiman que entre los 33 mil tragamonedas conseguirían $ 338 mil millones anuales.

Comunas

Según el catastro de la UC, la comuna con el mayor número de máquinas es Estación Central, con 1.615, seguida por Curicó, con 1.458, y Temuco, con 1.306.

Este escenario, advierte Ricardo Ferrada, administrador municipal de Estación Central, se consolidó previo a que la Contraloría General de la República emitiera el dictamen N°92.368, el que establece un procedimiento al que deben sujetarse los municipios a la hora de entregar patentes de este tipo, para así asegurarse que se trata de máquinas de destreza y no de azar. La validez de la decisión fue invalidada por la Corte de Apelaciones y hoy mantiene una disputa entre ambas instituciones, que deberá ser resuelta por la Corte Suprema (ver secundaria).

Uno de los puntos esenciales que abordó el órgano contralor es el informe que acredita la naturaleza de la máquina. "Primero hubo informes de la PDI, Carabineros y hasta de universidades, pero después eran ingenieros en computación quienes acreditaban si era azar o destreza", indicó Ferrada, quien aseguró que tras las nuevas reglas no se han vuelto a solicitar permisos.

Desde la Superintendencia de Casinos y Juegos señalaron que en la actualidad, para resolver si es un juego de azar, "los municipios deben considerar el catálogo de juegos que elaboramos",

En La Granja, Providencia, Vitacura, La Reina, Villa Alemana y Las Condes, el escenario es diametralmente distinto, dado que en el informe se indicó que no tenían máquinas en sus zonas. El alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, aseguró que en su comuna nunca se ha solicitado este tipo de permisos, por lo tanto, "no se ha dado la ocasión para abordar el problema".

Perfil

La respuesta de Las Condes se adapta al perfil de los jugadores de estas máquinas. Allí queda demostrado en el informe que elaboró la Contraloría a la Subsecretaría del Interior sobre Explotación de Máquinas de Azar, el cual cita el sondeo de opinión sobre los centros de juego de 2014 de GFK Adimark.

"Un 58% de los encuestados declara tener contacto permanente con máquinas tragamonedas de barrio. A menor nivel socioeconómico hay mayor contacto con ellas", señaló el documento.

Además, indica que las mujeres mayores o dueñas de casa juegan con más frecuencia.