El 18 de mayo de 2022, los funcionarios de salud de Massachusetts y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por su sigla en inglés) confirmaron un caso de viruela del mono en un paciente que había viajado recientemente a Canadá. Luego se informaron casos en el Reino Unido y Europa.
Tras su reaparición y propagación a partir de mayo en Europa, solo era cosa de tiempo para que se detectara un caso en Chile. Eso ocurrió el 17 de junio, cuando el Ministerio de Salud (Minsal) informó del primer afectado por la enfermedad en la Región Metropolitana. Desde entonces, el país ya suma 1.330 casos confirmados. De estos casos, 154 fueron hospitalizados.
Frente a este escenario, jefe de la Unidad de Paciente Crítico de la Clínica Indisa, Sebastián Ugarte, afirma que “es un número importante considerando que la viruela había sido erradicada del mundo y solo se registraban casos en algunas regiones de África. Es un número no despreciable y se agrega que ya se han registrado dos muertes. Parece importante desarrollar todas las estrategias posibles para limitar la propagación de los casos, contenerlos y así erradicar esta enfermedad en nuestro país”.
El pasado 16 de noviembre, y a casi cinco meses de la aparición del primer caso de viruela símica (rebautizada por la Organización Mundial de la Salud con el nombre de “mpox” para evitar comentarios racistas o estigmatizadores) detectado en Chile, el Minsal informó que se había registrado el primer fallecimiento en el país causado por implicancias de la infección de este virus. Once días después se confirmó la segunda muerte asociada a esta enfermedad.
La coordinadora nacional de viruela del mono del Ministerio de Salud, Raquel Child, explica que se trataba de personas que ya tenían antecedentes médicos: “Chile tiene dos fallecidos con viruela del mono, que corresponden a personas con comorbilidades y con infección por VIH sin tratamiento, que son factores de riesgo de enfermedad grave. Así, la letalidad en nuestro país es del 0,1%, menor a lo que se conoce a nivel internacional entre 1% y 10% para países endémicos”.
El 52,1% de los casos se autorreportaron con VIH, el 11,3% con sífilis, 1,4% con gonorrea y un 2,6% con otras coinfecciones.
Control y vacunación
Como medida de mitigación contra la enfermedad, las autoridades iniciaron una campaña de inoculación. Así, a contar del 19 de octubre la vacuna contra la viruela símica comenzó su primera etapa en el país para la población que ha sido contacto estrecho de un caso confirmado o probable y que presente riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
Child detalla que “en el marco del lanzamiento de la campaña de VIH, se anunció la ampliación de la estrategia de vacunación, que se inició el 19 de octubre, contra la viruela del mono, pasando de postexposición (contacto estrecho) a preexposición para los grupos de riesgo. Entre ellos están personas en tratamiento PREP, personas con VIH e inmunodeficiencia, personal de la salud que trabaja en laboratorios especializados en este diagnóstico; hombres que tienen sexo con otros hombres y personas trans, entre otros”.
La vacuna puede aplicarse hasta 14 días desde que ocurrió el contacto estrecho con una persona confirmada, y consiste en dos dosis que se administran con un mes de separación.
Para la secretaria académica de la Escuela de Medicina de la Universidad Diego Portales, Ximena Lazcano, este proceso de inmunización será fundamental para controlar la curva de contagios: “En el mundo la viruela del mono ha ido a la baja, en Chile recién estamos subiendo, pero ya luego va a bajar por la campaña que hay de vacunación, la cual está destinada a quienes tienen más riesgo o tienen exposición directa y con eso se debería controlar la situación”.
En Chile, la Región Metropolitana concentró el 83,2% de los casos a nivel nacional. Todas las regiones restantes presentaron algún caso de viruela del mono, a excepción de la Región de Magallanes. El 98,2% de los casos correspondió a hombres. Los casos se presentaron en un rango etario entre los 6 meses y los 89 años, con una mediana de edad de 34 años, siendo el grupo entre los 30 y los 39 años (n=638),el que concentró la mayor cantidad de casos.
Eso sí, Lazcano agrega que “no es una enfermedad grave. Es una enfermedad que es autolimitada, causa una sintomatología limitada y en la mayoría de los casos se resuelve sin grandes problemas”.
Según la investigación epidemiológica del Minsal, los síntomas más frecuentes fueron exantema agudo y erupciones en la piel (99,8%), lesiones de piel y mucosa anogenitales (65%), linfadenopatía e inflamación de los ganglios linfáticos (52,5%), fiebre (49,7%), y mialgia y cefalea concentraron el 49,5% cada una.