Este año, los estudiantes del Liceo Juan Pablo Duarte de Providencia han permanecido 4,9 horas diarias frente a una pantalla. No es lo usual. En 2019, cuando se midió por primera vez esta actividad en los estudiantes, el plazo era de 2,6 horas. Así, durante los meses de pandemia la exposición a estos aparatos ha crecido 2,3 horas entre el alumnado.
Este dato aparece vinculada a otro cambio. La actividad física entre los estudiantes bajó considerablemente, desde un 62,1% al 35,7%. Es decir, el ejercicio mínimo recomendado -de al menos 30 minutos y tres veces por semana- decreció un 26,4%.
Esos son algunos hallazgos del programa “Juntos más saludables” del municipio de Providencia, que el año pasado inició una intervención sobre más de 700 estudiantes. Se trata de un programa que abordó las esferas educativas y familiares de los alumnos, para integrar hábitos más saludables.
“Hicimos una intervención en el liceo y medimos el peso, la estatura y los hábitos de salud de los niños, a principios y al final del año pasado. Luego de eso implementamos un trabajo con los estudiantes, con sus familias y los profesores para fomentar mejores hábitos”, cuenta Diego García-Huidobro, jefe del programa.
Los resultados fueron exitosos. En diciembre se había logrado reducir un 15% la obesidad infantil. Eso, hasta que llegó la pandemia y se iniciaron las cuarentenas.
El programa del municipio mantuvo la intervención en forma remota. Y en agosto, cuando se inició el desconfinamiento, se repitieron las mediciones en los niños, esta vez en sus respectivos hogares.
Y los resultados son preocupantes. Mientras a fines de 2019 los estudiantes en condición normal eran el 57,4%, la más reciente evaluación arroja que el grupo bajó al 48,8%.
En tanto, los alumnos con sobrepeso pasaron del 27% al 30,2% y quienes sufren obesidad aumentaron del 15,6% al 21%. Con esto, el alumnado que padece malnutrición por exceso ahora es la mayoría y promedia el 51,2%.
Encontramos un aumento tanto de sobrepeso como en la obesidad entre los niños, que incluso son mayores a los que había en la medición inicial hecha en 2019, antes de iniciar la intervención. Con el programa habíamos logrado que bajaran de peso (15%), pero ahora tuvieron este aumento, que es importante y muy rápido.
Diego García-Huidobro, jefe del programa Juntos más Saludables
La encuesta aplicada a la alimentación de los menores muestra que, aunque se elevó el consumo diario de frutas y verduras y bajó el de bebidas azucaradas, creció la ingesta de carbohidratos: de 1,6 panes se aumentó a 2,2 en promedio.
La alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, planteó que “quisimos hacer un comparativo entre un año normal (2019) y un año sin clases (2020) y los resultados son preocupantes. Lamentablemente, el aumento de la obesidad infantil ha sido un efecto colateral de la pandemia, ya que los niños no sólo no tienen los espacios para realizar actividad física idónea, sino que en muchos casos, se ha duplicado el tiempo que están frente a un televisor, computador o celular, lo que es muy perjudicial para su salud”.
El pediatra de la U. Católica y past-president de la Sociedad de Pediatría, Humberto Soriano, dice que “la obesidad es el problema de salud más importante de este siglo y nuestros niños son los más sedentarios de Latinoamérica, los más obesos, y con la pandemia todos los hábitos han empeorado. Un factor que ha afectado son las clases a distancia”.
Ximena Martínez, nutricionista de la U. Católica, destaca que “el mayor sedentarismo, la inactividad, el estar todo el tiempo en casa, obviamente protegiéndose por la pandemia, ha hecho que estos niveles vayan al alza. Hay un mayor daño a nivel cardiometabólico y no tan a futuro: ya hay menores desarrollando diabetes tipo 2. También, una obesidad temprana es más difícil de tratar en el futuro, porque está ligada a hábitos, y desaprenderlos a la larga es más difícil”.