El 48% de los médicos del país atiende a pacientes de Fonasa por la vía de la compra de bonos
De los 54 mil facultativos registrados, 26.031 atienden a afiliados que buscan evitar las listas de espera con esta modalidad. Expertos dicen que el bajo arancel los desincentiva.
De acuerdo con la Superintendencia de Salud, en Chile hay 54.234 médicos registrados para ejercer su profesión. Y mientras el grueso mantiene convenios con isapres, menos de la mitad atiende a pacientes de Fonasa en la Modalidad Libre Elección (MLE), mecanismo que permite comprar bonos de consulta y evitar las ya conocidas listas de espera en los hospitales.
Así lo indica Fonasa, que registra contratos con 26.031 médicos a través de clínicas, centros de salud y consultas privadas. O sea, solamente el 48% del total de profesionales autorizados.
Actualmente, de las prestaciones que entrega el seguro público, el 70% se realiza en la Modalidad de Atención Institucional (MAI), es decir, en la red de hospitales y consultorios, donde los afiliados se inscriben según su domicilio. El 30% restante de las atenciones son a través de la compra de bonos, en la cual el paciente puede elegir el centro de su preferencia y el profesional que lo atenderá, así como la fecha y el horario que más le acomode.
En esa línea, los convenios que establece Fonasa con médicos privados o instituciones de salud rebajan el precio de las consultas a valores más accesibles. Mientras el costo particular de una consulta de medicina general fluctúa entre los $ 30 mil y $ 52 mil, dependiendo del recinto, el bono de consulta de Fonasa tiene un valor de $ 12.160, de los cuales el beneficiario paga un poco más de $ 6 mil.
Por ello, la baja disponibilidad de especialistas que tienen convenio con el seguro público -que suma casi 14 millones de beneficiarios en el país- es compleja, advierten académicos y expertos. Especialmente en el actual escenario, con una lista de espera que elevó sus demoras producto de la pandemia y por los miles de pacientes que postergaron sus consultas y que ahora se prevé que retornarán en masa a la red asistencial, engrosando más aún el registro de 2,2 millones de personas que aguardan ser operadas o revisadas por un especialista.
“La libre elección Fonasa es un pilar fundamental en la resolución de los problemas de salud de la población. Los 26.031 médicos inscritos realizan 17 millones de consultas médicas al año”, detalla la consultora en salud y directora ejecutiva de Politopedia, Victoria Beaumont.
Beaumont plantea que, si de aquí a fines de 2020 “proyectáramos una lista de espera de consultas de especialidad cercana a los 2 millones, estos profesionales deberían realizar 1,5 consultas adicionales a la semana. El problema se puede generar en regiones, donde la oferta de especialistas es restringida”.
Rafael Caviedes, consultor MC2salud y expresidente de la Asociación de Isapres, señala que de las atenciones que realiza el sector privado, un 43% es a afiliados de Fonasa. “Ese porcentaje que se atiende en la MLE es porque no obtuvo una prestación oportuna y servicios satisfactorios en la MAI (hospitales) o en la APS (consultorios)”. Agrega que “siempre he dicho, desde que fui director de Fonasa, que la MLE es la válvula de escape a las ineficiencias e incapacidad de la MAI y de la APS”.
Dispersión de aranceles
En el Colegio Médico, su secretario nacional, José Miguel Bernucci, explica que en un seguro público no es lo ideal que las personas salgan a copagar prestaciones. “¿Por qué una persona tiene que comprar un bono? En la mayoría de los casos, porque la atención que necesita no tiene fecha para que se realice cuando corresponde”, dice.
Sin embargo, Bernucci recalca que lo que se debe mejorar no es la MLE o incentivar a que cada vez sean más los médicos en convenio, sino que Salud debe aumentar la planta pública de doctores y especialistas de los hospitales para tener una resolución más expedita de las consultas. “Deberíamos fortalecer la MAI para que las personas no tengan que poner de su bolsillo para atenderse. Chile es el segundo país de la OCDE que tiene más gasto de bolsillo en salud. Y eso genera una tremenda inequidad”, añade.
Pablo Araya, exjefe del Departamento de Salud Privada del gremio, sostiene que la baja cantidad de especialistas responde a que “es poco atractivo el arancel para los médicos. Fonasa los ajusta bajo el IPC en muchos casos. Los especialistas se demoran entre 10 y 12 años en formarse y el pago es casi una broma”.
Según la especialidad que tengan, el arancel de Fonasa es de $ 12.160 o $ 21.950. Eso es lo que ganan los médicos en convenio por cada consulta. Pero de dichas tarifas los que trabajan en clínicas y centros de salud perciben entre un 60% y 80%, por el descuento que realiza cada institución.
“Según tramo de Fonasa, el paciente paga un copago de entre $ 4 mil a $ 7 mil, pues Fonasa pone el diferencial. Y de esos $ 12 mil de una consulta general, los centros médicos descuentan el 40% del bono, así es que al doctor le llegan entre $ 7 mil a $ 7.500. Y dependiendo del lugar, el descuento va de un 10% a un 50%”, explica Bernucci.
Pero los precios que fijan los mismos especialistas para el valor particular de su consulta son mucho mayores y llegan a casi tres veces esos honorarios, como ocurre en las clínicas del sector oriente. Además, cada prestador elige la isapre con la que hará convenio, por valores que suelen parecerse o acercarse a la tarifa particular.
Por eso, para un médico institucionalizado, el margen de utilidad de una consulta a un paciente Fonasa es mucho más baja de la que obtiene al atender a uno que proviene de isapres.
Desde otro punto de vista, el presidente del Colmed RM, Camilo Bass, añade que la poca oferta de médicos MLE se debe a que “antes, lo habitual era que en la mañana trabajara en el sistema público y por la tarde lo hiciera como privado, en una consulta propia; ahora se hace en prestadores que ya han definido previamente con quien tener convenio o no”.
Sin embargo, precisa que son 26 mil los médicos que atienden a pacientes Fonasa vía bonos, pero que en el sistema institucional también hay otros 22 mil facultativos atendiendo a los beneficiarios del seguro público.
Preocupación en Fonasa
“Es un reto permanente el que se vayan sumando más profesionales a los convenios que entrega Fonasa”, dice el director del seguro público, Marcelo Mosso. Así, y aunque el establecimiento y el profesional son los que deciden ser parte o no del convenio, desde Fonasa afirman que han fomentado iniciativas para ampliar el beneficio, como promover la codificación de las prestaciones de telemedicina.
En la Cámara de Diputados, la Comisión de Salud ha seguido de cerca el tema. El diputado PS Juan Luis Castro asevera que “como expresidente del Colegio Médico, quiero hacer un llamado a los médicos de Chile, porque esos más de 50 mil profesionales tienen que volver a mirar el origen de su vocación pública, atender a los que no pueden esperar por un especialista”.
Agrega que “si un médico no quiere atender por bono Fonasa, condena a esa persona a una lista de espera, a tener que juntar dinero en un bingo para pagar la consulta o la cirugía”.
El diputado también es partidario de elevar el valor del arancel, pues este no siempre satisface al médico tratante. “Otra cosa sería que, por ejemplo, tuviera un volumen, una frecuencia de prestaciones aseguradas, que les permita tener un ingreso razonable”, dice Castro.
Una opinión distinta tiene el salubrista de la Fundación Creando Salud, Matías Goyenechea, quien señala que el problema basal está en la falta de recursos y de funcionamiento estructural de la red, que debería “ser lo suficientemente robusta para incentivar a los prestadores públicos a aumentar su producción y disminuir así los tiempos de espera de los pacientes”.
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