Comenzando el último trimestre del año, 2024 se ha perfilado como uno de los más complejos para la salud pública y sus recintos. A las abultadas listas de espera y los resultados de la Contraloría sobre incongruencias en los sistemas de información de pacientes se suma un difícil escenario financiero. Las primeras alertas las puso esta semana la situación del Hospital Carlos van Buren, de Valparaíso, y hoy la realidad dice que aparentemente era sólo la punta del iceberg. Y no es el único ni el de peor situación.

Y es que son a lo menos 16 hospitales en Chile cuyos presupuestos se encuentran al límite, entre deudas de arrastre y recursos que llegan por partes, según ha puesto sobre la mesa el Colegio Médico. “Somos el único sector al cual se nos dan menos recursos de los que necesitamos cada año, se nos pasan en cuotas. Cae una remesa en septiembre, llegamos con deudas a diciembre y partimos endeudados en enero. Esto está generando una situación difícil de sostener”, dice su presidenta, Anamaría Arriagada.

En efecto: el recinto porteño, que debido a la crisis presupuestaria y una deuda de $ 13 mil millones que viene desde la pandemia, hoy mantiene funcionando solo 12 de sus 16 pabellones, es sólo un ejemplo. “Recibimos la alarma de la falta de presupuesto el 5 de julio. (...) El escenario en ese minuto era catastrófico, porque se habían cerrado nueve pabellones, nos dicen que no tienen cómo comprar las quimioterapias para cerca de mil pacientes que estaban en tratamiento, y tampoco se podía poner ningún catéter nuevo porque no teníamos cómo instalarlos”, comenta a La Tercera Moisés Sagredo, dirigente sindical del Hospital Carlos van Buren.

Según un análisis realizado por el Centro de Estudios Libertad y Desarrollo (LyD), el cual analizó el informe de ejecución mensual del Ministerio de Hacienda al financiamiento de los 72 hospitales públicos más grandes de Chile, a agosto de este año 16 de estos ya habían ejecutado el 85% o más de su presupuesto anual vigente, ese que considera alzas y bajas que el gobierno ha autorizado mediante decretos. Y aún restan tres meses para concluir el año. En conjunto, todos esos recintos han gastado 77,6% ($ 4.140.054.852.000 de los $ 5.329.379.420.000 asignados) del total. El tema, advierten expertos, es que el Van Buren está en una mala condición sin ser el que más porcentaje de presupuesto -82%- ha usado.

El Hospital de Iquique ya utilizó un 90% de su presupuesto de $ 80.972.159.000, mientras que el Hospital San Pablo (Coquimbo) tiene una ejecución del 88%. Del mismo servicio depende el Hospital de Ovalle, que registra 85% de ejecución. Más hacia sur, el Hospital de Temuco anota un 89%, dependiente del Servicio de Salud Araucanía Sur, que también tiene bajo su alero al Hospital Intercultural de Nueva Imperial, con 94% de ejecución presupuestaria.

El Hospital Luis Calvo Mackenna, por su parte, registra 85%, y dos hospitales del Servicio de Salud Metropolitano Central -El Carmen (90%) y Talagante (86%)- también muestran un bolsillo casi agotado.

La pesquisa considera otros centros de salud que si bien no se encuentran sobre ese rango de ejecución, de todos modos poseen una situación crítica de arrastre. En el Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente son cuatro, uno de ellos es el Sótero del Río. Según datos de Hacienda, este considera un presupuesto de $ 248.180.906 y hasta agosto había consumido el 65%.

Pese a nuestra compleja situación, como servicio hemos puesto el esfuerzo para no suspender las atenciones, que no se cierren los pabellones y, por sobre todo, que no se sigan acumulando las listas de espera, que es lo más urgente en este minuto”, explica la dirigenta y funcionaria del área de laboratorio del hospital, Sandra Olivares. Eso sí, las contrataciones a honorarios, el pago de horas extras y compras de insumos a través de empresas externas ha tenido que reducirse, siguiendo las recomendaciones de austeridad por parte de la Subsecretaría de Redes Asistenciales.

Y como su servicio no es el más crítico, dice que este ha privilegiado a otros hospitales con una realidad más grave, como el Hospital de La Florida, que a agosto anotaba 79% de ejecución.

Pero desde el Minsal han tratado de buscar otras soluciones. Durante la inauguración del Hospital de Villarrica, ayer la ministra de Salud, Ximena Aguilera, se refirió al déficit presupuestario, aseverando que la reasignación de presupuesto generalmente se realiza durante el último trimestre para tener los dineros disponibles para terminar el año. “Eso es lo que estamos haciendo y se hace todos los años, y todos los años tenemos la misma situación. En el caso de Valparaíso hubo un problema puntual que lo vio directamente el subsecretario de Redes; se conversó y se está trabajando con las áreas administrativas, tanto del hospital como del Servicio de Salud para solucionar algunos problemas administrativos que allí había y también reabrir los pabellones”.

Así también ha sido la tónica por parte del Hospital Padre Hurtado, en San Ramón. A agosto figuraban con 68% de ejecución y el año pasado ya vivieron una situación crítica. “Y seguimos funcionando con el aporte que nos hacía el servicio de salud”, sostiene la presidenta de la Asociación de Profesionales Universitarios del recinto y jefa de turno de Pediatría, Tixia Córdova.

Pero ahora no ven posible llegar a fin de año. Pese a que el hospital aún no entra en una situación extrema que los lleve a cerrar pabellones y suspender la atención, pues están funcionando con la redistribución de otros hospitales, la profesional asegura que “en octubre quedaremos en la misma situación si es que no se nos entregan recursos. Como servicio siempre terminamos gastando más de lo que se nos asigna y del gobierno no lo comprenden”, cierra.