Según un estudio elaborado por la oficina Atisba, dedicada a desarrollar estudios sobre problemas urbanos y territoriales, 116.499 habitantes del Gran Valparaíso viven en sectores con riesgo de incendios.
La investigación, que comenzó justo después y a raíz del incendio de Viña del Mar, se propuso delimitar las zonas que podrían ser afectadas por un nuevo siniestro, así como la población involucrada y las viviendas potencialmente afectadas. Y para ello, el análisis recogió datos de la plataforma Sistema de Monitoreo de Ecosistemas Forestales Nativos de Chile, dependiente de Conaf, entre 2010 y 2022, y referentes al foco de origen, las causas y la superficie consumida por el fuego en dicho período.
En esos años, Atisba contabilizó 1.737 incendios en Valparaíso (500), Viña del Mar (445), Concón (48), Quilpué (382) y Villa Alemana (362), que clasificó en siniestros medios, que afectan una o menos de una hectárea (ha); siniestros grandes, que afectan más de una ha, y megaincendios, que generan más daño a los habitantes y a la ciudad e implican la destrucción de viviendas.
Siguiendo ese orden, Valparaíso lidera en las tres categorías, con 459 incendios medios, 35 grandes y seis megaincendios. Lo sigue Viña del Mar, con 407 medios, 34 grandes y cuatro megaincendios. El último, denominado Nueva Esperanza, afectó a 243 viviendas en los sectores de Forestal y Nueva Aurora y dejó a dos fallecidos y 403 familias damnificadas.
La investigación da cuenta también de que solo los incendios grandes y megaincendios han consumido en la zona estudiada 9.944 hectáreas: el 55% corresponde a Valparaíso, el 25% a Quilpué y el 13% a Viña del Mar.
Al respecto, Cristian Órdenes, director de Operaciones del municipio porteño, comenta que “llevamos varios años con estudios, diagnósticos, seminarios donde se afirma que Valparaíso al igual que otras comunas de la región cuentan con puntos de riesgo. Hay que pasar a la ejecución de acciones y superar la etapa de diagnósticos y para eso se necesitan recursos frescos”.
Órdenes sostiene que la alcaldía avanza en proyectos de urbanización en las partes altas del Puerto “que permitan ejecutar obras y así incrementar las medidas de seguridad frente a incendios”.
Asimismo, el director aseguró que a partir de septiembre del año pasado se han abocado a la prevención, construyendo cortafuegos en Placilla y desmalezando puntos críticos, y que continúan trabajando en Rodelillo, Mesana, Porvenir, Puertas Negras y Laguna Verde.
“Pretendemos estar ejecutando este plan hasta abril. Además, hacemos operativos que denominamos ‘Todos a la calle’, todos los sábados del año, en donde los vecinos y vecinas retiran material voluminoso (...) Solo el 2022 retiramos más de 17.000 toneladas que evitaron que terminaran en las quebradas de los cerros, incrementando en casi 100% lo recolectado el año anterior”, agrega Órdenes, quien invita a la ciudadanía a coordinar con el municipio más de estas actividades.
Factores de riesgo: clima, vegetación y tipo de viviendas
El estudio refiere a distintos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de ocurrencia y daño de los incendios forestales: clima (temperatura, humedad y viento, que juntos conforman el factor 30-30-30), vegetación y tipo de viviendas.
En relación al primero, y según los datos analizados por Atisba, en el Gran Valparaíso los siniestros se concentran en los meses de verano, cuando la temperatura alcanza los 30 grados y la humedad es menor al 30%. Y también indica que el factor crítico “que hace explotar estas dos condiciones es el viento (cuando supera los 30 km/h), que en el Gran Valparaíso corre de sur a norte, es decir, desde las mesetas donde están las masas de bosques más grandes, hacia la ciudad”. Tal como ocurrió, hace tres semanas, en Viña del Mar.
Otra variable que incide en la ocurrencia de incendios forestales es la vegetación, también denominado interfaz y que corresponde al límite o borde entre las ciudades y los cuerpos de vegetación que propagan el fuego. De acuerdo al análisis de Atisba, en las cinco comunas “existen 1.300 ha de interfaz boscosa o con matorrales que enfrentan zonas pobladas”.
Y el tercer factor que incide es el tipo de construcción de las viviendas. Y ejemplifica con el último incendio en la Ciudad Jardín: “En el lado poniente de la quebrada por donde bajó el fuego había edificios en altura cuyos muros fueron alcanzados por el fuego, pero como eran de mampostería y los edificios de hormigón, el fuego no quemó las viviendas. Como contrapartida, en el borde oriente, el fuego arrasó con el campamento Lomas del Mar (...). Además, avanzó hacia sectores de casas más consolidadas, en el sector Tranque Sur de Forestal, pero con una interfaz boscosa y una urbanización más precaria, lo que influyó en la destrucción de viviendas”.
Cruce de datos: nueve zonas de riesgo
La investigación cruzó toda la información recabada -número de incendios, hectáreas consumidas, clima, vegetación de interfaz y materialidad- y determinó nueve zonas de riesgo de incendios forestales: ocho en Valparaíso y una en Viña del Mar.
En el Puerto son los sectores de El Vergel, Mesana Alto, cerros La Cruz, Las Cañas y Merced; cerros Yungay y Florida; cerros Cordillera Alto y Montedónico; Puertas Negras (cerro Playa Ancha), Las Torres (cerro San Roque) y Eje Rodelillo (también en San Roque).
En Viña del Mar, por su parte, fue identificada como zona de riesgo el sector de Forestal, que está conectado por una quebrada con “los bosques de Placilla y Las Cenizas, donde se registran más de 80 incendios forestales. El peligro aumenta por la gran cantidad de campamentos que se han construido, siendo Felipe Camiroaga el más expuesto, con 1.200 familias (...). Esta sería la segunda zona de riesgo más grande, con 11.727 habitantes y 3.213 viviendas, de las cuales cerca de 2.000 corresponden a seis campamentos”, señala el reporte.
¿Qué está haciendo el municipio viñamarino para evitar nuevos incendios? Según señalaron a La Tercera, desde mediados de 2022 se lleva a cabo un plan preventivo donde han retirado vegetación cercana a viviendas “para disminuir el material de combustión, siendo las principales tareas: construcción de cortafuego (52.000 metros durante esta temporada), manejo arbolado en material de poda, retiro y despeje de pastizales y matorrales”, así como la limpieza de microbasurales, con el retiro de escombros y elementos voluminosos.
“Además, con los gestores territoriales y las organizaciones de los diversos sectores de la comuna se trabaja constantemente en la educación a la comunidad, de cómo prevenir incendios o de qué manera reaccionar ante una eventual emergencia”, agregan desde el municipio.
Población y viviendas potencialmente afectadas
El trabajo concluye que en el Gran Valparaíso el 11% de la población (116.499 habitantes) vive en 24 sectores (cerros o barrios) con riesgo de incendios, lo que abarca 33.592 viviendas y una superficie de 1.914 ha.
“El peligro se genera cuando la ciudad crece por estas mismas quebradas con asentamientos precarios, como los campamentos, que suelen ser los más afectados por las tragedias. Afortunadamente, la orbital La Pólvora-Las Palmas opera como un cortafuego, que reduce el cruce de las llamas originadas en la meseta y permite llegar con los carros de bomberos o brigadistas”, cierra la investigación.