“Las olas de calor golpean más a los habitantes de las comunas más vulnerables que al resto. Por eso, hemos decidido un ambicioso plan”, dice el gobernador Claudio Orrego. Y ese plan, según indican desde el Gobierno Regional (GORE), ya está en curso. Su nombre: Arbolado urbano. Presupuesto inicial: $ 2.000 millones.
El programa para la plantación, conservación, prevención y recuperación del medio ambiente en la Región Metropolitana, pretende dotar de árboles a lo largo de 20 kilómetros en comunas con déficit de áreas verdes, y para ello el departamento de Medio Ambiente del GORE asignó a la iniciativa $ 1.998 millones de pesos. El ejecutor del proyecto será Corporación Cultiva, una ONG especializada en regeneración de bosques nativos y mejoramiento de espacios públicos.
De acuerdo a información entregada por el GORE y Cultiva, el programa beneficiará a 34 municipios, con los que también se gestionarán capacitaciones a vecinos de la comuna y programas socioambientales en escuelas.
“En el caso de nuestra ciudad, las olas de calor golpean más a los habitantes de las comunas más vulnerables que al resto de las comunas. Por eso, hemos decidido un ambicioso plan de plantar 200 mil nuevos árboles nativos en aquellas comunas que concentran las islas de calor. Este plan parte (este año) con 30 mil nuevos árboles y después seguirá con los 170 mil que haremos a través de otras líneas”, explica Orrego. Se espera que las obras culminen en noviembre de 2024.
Matías Herceg, director ejecutivo de Cultiva, añade que “durante casi 3 años, Cultiva será el encargado de dotar de nuevo arbolado a la ciudad, así como capacitar para su correcto cuidado y valoración, además de llegar a más de 68 escuelas con programas de capacitación medioambiental”.
Y añade: “De esta forma, seguiremos generando acciones para sembrar conciencia socioambiental, contribuir a prevenir y mitigar los problemas asociados a la crisis climática y disminuir el déficit de áreas verdes en sectores vulnerables”.
En la labor, según el plan inicial, está considerada la plantación de árboles nativos como quillay, huingán, quebracho, maitén y peumo. Todos ellos corresponden a especies endémicas de la zona central y de hoja perenne, es decir que el follaje se mantiene verde durante todas las estaciones del año.
Para Osvaldo Moreno, profesor de la Escuela de Arquitectura UC y Magíster en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad, la elección de estos árboles es positiva. “Al conservar su follaje en otoño e invierno estas especies tienen mayores capacidades para el secuestro de carbono y la retención de partículas en suspensión, aportando a la calidad del aire de nuestra ciudad en periodos donde ello se hace crítico”, sostiene.
No obstante, el académico advierte que la iniciativa debe ser bien planificada para que obtenga buenos resultados: “No es lo mismo disponer una platabanda libre para la disposición de arbolado que hacerlo en espacios ajustados que terminan por condicionar su adecuado crecimiento y generan otros problemas urbanos en calles y veredas. El distanciamiento y la programación del riego son nuevamente factores relevantes que deben ser contemplados en la planificación y diseño”, explica Moreno.
Para el ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Valparaíso y gerente de Administración y Proyectos de Ingeverde, Daniel Muñoz, la elección del árbol es fundamental, ya que este se debe adaptar al clima mediterráneo y semiárido de la Región Metropolitana.
“El árbol adecuado debe tener por lo menos tres características: bajo consumo hídrico, de rápido crecimiento y ojalá de madera resistente a la calle y al viento. Hay varias especies nativas que tienen esas características, pero son muy frágiles, como por ejemplo el quillay”, afirma.
Muñoz, quien estuvo a cargo de la implementación del Corredor Red de La Pintana, el Parque Las Perdices y el paisajismo del Acceso Sur a Santiago, entre otras obras, advierte que en el caso del quillay, la madera es blanda en los primeros estados de desarrollo, es decir, en los primeros cinco o diez años. También recomienda tener en cuenta el municipio en el que se plantará el arbolado.
“Cuando la municipalidad no tiene suficientes recursos, el camión aljibe pasa con suerte una vez por semana y esos árboles se secan. Eso no puede pasar, ya que requieren más agua en sus primeros años”, argumenta.
Según Muñoz, hay que considerar otras especies que resistan de mejor manera el estrés hídrico: “El Schinus molle, o falso pimiento, es una buena opción. La única debilidad que tiene es que no soporta bien las heladas. También el brachychiton populneus (que acumula agua en su tronco), parkinsonia y robinia pseudoacacia son árboles resistentes”.
El déficit de áreas verdes
El Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) estableció un estándar de 10m2 de áreas verdes públicas por habitante. Sin embargo, según datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas en 2018, sólo siete comunas del Gran Santiago cumplen o superan el estándar: Vitacura, Recoleta, Lo Barnechea, Providencia, Cerrillos, La Reina y Huechuraba.
La mayoría de ellas (Vitacura, Lo Barnechea, Providencia y La Reina) corresponden a comunas “sin prioridad social”, un criterio establecido por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia para clasificar a las comunas según sus niveles de desarrollo socioeconómico. Así, las comunas sin prioridad social son aquellas que tienen los mejores índices en cuanto a ingresos, educación y salud.
De acuerdo a un informe emitido en 2021 por la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social y Familia Metropolitana, este sistema permite “identificar aquellas comunas que requieren de forma prioritaria una respuesta institucional eficaz a través de los distintos programas, proyectos y acciones que lleva a cabo el Estado”. Y en ese sentido, las tres comunas restantes (Recoleta, Cerrillos y Huechuraba) se sitúan en diferentes estratos: Cerrillos y Huechuraba corresponden a comunas de baja prioridad social, mientras que Recoleta se encuentra en el rango de alta a media prioridad social.