Luego de trabajar por 30 años como civil en la Armada, en 2012 Guillermo Burgos decidió dar un giro en 180 grados a su vida.
“Me tomé un año sabático. Fue ahí cuando me empezó a crecer la barba blanca y mi hijo me dijo que me caracterizara como Viejo Pascuero, pero me faltaba lo más importante: los trajes. Partimos con mi hijo a Estados Unidos a comprar los trajes y la verdad, nos cambió la nuestra mirada de los viejos pascueros. Volví con otra motivación”, señala Burgos.
Tras ello, al notar que “le faltaba algo”, su hijo comenzó a buscar cómo aprender más del icónico personaje de Navidad. En esa búsqueda de conocimiento dio con una institución académica llamada Universidad de Santa Claus en California. Hizo las maletas y viajó. “La mensualidad era gratuita, pero nosotros (con mi hijo) nos costeamos el viaje y la estadía. En ese contexto, señala, realizó un canje con una aerolínea: “Un comercial a cambios de pasajes para EE.UU., y así nos fuimos organizando, todo autogestionado”.
“Estuve estudiando 1 mes y me enseñaron impostación de la voz, firmar contratos, trabajar con niños, cómo pararme frente a las cámaras, a cantar, magia, entre muchas otras cosas. Finalmente, me titulé como Santa Oficial”, recuerda.
Burgos es el único chileno certificado como Santa Claus por una institución de Estados Unidos. Está inscrito en la hermandad internacional de Santa Claus y ha asistido al encuentro mundial de Viejos Pascueros, que se realiza cada 10 años. En 2014 y 2016 volvió a asistir para perfeccionarse.
Dueño de una barba natural, licencia para manejar trineos y diversos trajes, Burgos lanzó en septiembre de 2021 la Fundación Santa Claus, surgida en la Región del Biobío. La fundación está dirigida a niños, niñas y familias vulnerables. “Esta fundación la traía en mente hace muchos años. Era una necesidad dentro del sistema de Viejo Pascuero. Como tal, solo ayudábamos una vez al año y con la fundación es diferente, porque podemos hacerlo todo el año”.
En ese sentido, la fundación realiza la actividad el “Regalo con sentido”, que consiste en la entrega de un obsequio a niños vulnerables.
En su paso por Estados Unidos recuerda cuáles fueron los principales aprendizajes: “Fue la impostación de la voz. Acá en Chile todos los viejos pascueros hacen JO-JO-JO, pero es con H, HOH-HOH-HOH”. También rememora el ramo más complicado: “Fue aprender a manejar trineos. Los renos no son como los caballos, son muy locos”.
De su paso por el país norteamericano, recuerda un “Congreso” de Papás Noel realizado en Illinois: “Se reunieron mil Santa Claus de todo el mundo. Yo era el único de Sudamérica. En el Congreso se elegía al mejor viejo pascuero y salí primero. Te evaluaban por vestimenta, barba, voz, todo en su conjunto, y fui el mejor de todos”.
El único Viejito Pascuero de Chile y Latinoamérica inscrito en la hermandad internacional de Santa Claus estará hasta el 24 de diciembre en Parque Arauco Kennedy.