Tener resultados más precisos y evitar la exposición del personal de la salud a infecciones. Estos son, según el ministro de Salud, Jaime Mañalich, algunos de los beneficios de implementar el muestreo por saliva para detectar Covid-19, que se comenzará a efectuar desde este lunes, de forma progresiva, en todos los centros de salud de la atención primaria.
Hasta ahora, la muestra usada para el test PCR se toma introduciendo una tórula por la nariz del paciente (examen nasofaríngeo), material que luego es analizado en un laboratorio. Mañalich sostuvo que para esta iniciativa se logró un acuerdo con los alcaldes y representantes de la atención primaria: “Sabemos que la saliva produce una información incluso más sensible que el hisopado bronquial y da mayor seguridad al personal”.
También explicó que es más “eficiente” porque los pacientes, en la práctica, se autoadministran la toma del examen en un frasco, “que es manejado con toda la seguridad del caso y así se arriesga menos al personal de salud”.
El Consejo Asesor del Ministerio de Salud recomendó a la cartera implementar el examen con muestras de saliva el pasado 31 de mayo. En la minuta del comité se detalla que existe evidencia generada por estudios internacionales respecto de que el virus Covid-19 se multiplica en las glándulas salivales y la lengua. Además, indica ese documento, el virus “puede ser detectado durante todo el periodo que dura la infección” y las pruebas generarían menos falsos negativos que el test que se efectúa hoy.
De esta manera, el propio paciente debe toser y luego dejar la muestra de saliva en un frasco, que posteriormente es entregado a la clínica u hospital.
A favor y en contra
El infectólogo Miguel O’Ryan, miembro del consejo asesor, explicó que se trata del mismo test PCR que se hace hasta ahora: “Es una buena alternativa para implementar en terreno, un procedimiento más sencillo, rápido, que no requiere que una persona esté introduciendo la tórula. Además, los pacientes pueden ir a hacerse en serie el test”.
Pablo Valenzuela, infectólogo de la Red UC, coincidió en que con esta metodología resulta más sencillo tomar una muestra, pues no se requiere tórula. “Eso es importante, en tiempos en que los insumos son escasos; además, no se expone el personal de la salud”.
Sí, en cambio, añadió que el Minsal debería emitir una guía para informar cómo se hace este nuevo tipo de prueba.
Una visión diferente tiene Jeanette Dabanch, infectóloga de la U. de Chile, quien advierte que la técnica de “la muestra (de saliva) aún no ha sido validada en Chile. El ministerio y el Instituto de Salud Pública tienen que hacerse responsables e informar a los laboratorios cómo se hace, cómo se recolecta la muestra y cuál es la validación que tendrá la respuesta de los laboratorios”.
Rodrigo Cruz, director del Centro de Investigación y Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, tomó aún más distancia. “En mi opinión, esta es una propuesta inadecuada. La demora o cuello de botella no está en la toma de muestra, sino en el procesamiento de las muestras, porque los laboratorios son insuficientes, al igual que el personal encargado (...) Además, no existe evidencia sustantiva que indique que esta toma de muestra sea más sensible que la usada hasta ahora”.