Nació en Perú y llegó a Chile en 1998, donde partió trabajando en la construcción y vendió dulces en las micros. Después se fue a trabajar a varios restaurantes como maestro de cocina, incluido el conocido Astrid y Gastón. Recién en 2003 puso su primer restaurante en Providencia y lo nombró Machu Picchu. Esta es parte de la declaración, en calidad de imputado por presuntos delitos tributarios, que entregó el 25 de marzo a la fiscalía el empresario y chef peruano César Valerio.
Hoy es dueño de 10 marcas de locales de gastronomía peruana, entre ellos, Ayar Achu, en La Reina; Entre Piscos, en Providencia; Lima Limón, en Las Condes, La Florida, La Reina y Santiago Centro, además de Pachas, Mama Kuna, Brisas del Mar, El Taita y Perú Mágico, todos ellos ubicados en Ñuñoa.
Valerio será formalizado el próximo 6 de abril por el jefe de la Fiscalía de Alta Complejidad Oriente, Felipe Sepúlveda. Se le levantarán cargos, dijo el fiscal, "por infracciones tributarias que dicen relación con haber incorporado a su contabilidad un número relevante de facturas, de las cuales supuestamente a través de sus sociedades aparece comprando insumos para su negocio, cuestión que no es efectiva, ya que se trata de documentos que son ideológicamente falsos, con el único objeto de rebajar el impuesto a la renta que tendría que haber pagado".
El persecutor explicó que el caso partió luego de que una persona cercana presentara una denuncia: "Es uno de los emisores de las facturas el que dio cuenta de que no había operaciones reales respecto de las facturas que emitía esa persona".
Según la querella del Servicio de Impuestos Internos (SII), "el perjuicio total ocasionado por el querellado Valerio Vega en su calidad de representante legal de 10 sociedades del grupo Valerio asciende a la suma de $ 1.554 millones".
Valerio declaró al fiscal que hoy gana cerca de $ 20 millones al mes, pero cuando la empresa estaba mejor obtenía un 30% o 40% más. Hasta 2016, dijo, ganaba $ 30 millones a $ 35 millones mensuales.
Reconoció al Ministerio Público que las primeras maniobras para evadir impuestos las empezó a hacer en 2009 o 2010. Señaló que su proveedor de carne, a quien llama 'Chico' y tenía su negocio en Franklin, le dijo que pagaba mucho IVA y le propuso pagar menos. Así, declaró Valerio, le ofreció entregarle sus facturas sin pasarle la carne, para que el empresario luego se las otorgara a sus contadores. Señaló que estos últimos no sabían que estaban ingresando a la contabilidad facturas falsas.
Sostuvo que en 2012 cambió de proveedor de carne. Este era Pato Toro, quien también afirmó que le entregó facturas falsas hasta 2014, porque este último le dijo que no quería seguir con el mecanismo.
Valerio señaló al fiscal que su plan, en el caso de los locales grandes, como Lima Limón, de Príncipe de Gales y La Serena; Ayar Uchu, de la Reina, y Perú Mágico, de Pedro de Valdivia con Irarrázaval, era no pagar más de $ 6 millones mensuales de IVA. Y en el caso de los más pequeños, su objetivo era no pagar más de $ 3,5 millones en IVA.
Agregó que los administradores de sus locales desconocen el mecanismo que usaba, debido a que las facturas falsas llegaban a la oficina central.
El abogado de Valerio, Alejandro Espina, señaló que "estamos negociando con el fiscal una salida alternativa, que significará pagar el perjuicio fiscal que determinó el SII. La materia en discusión es el monto del perjuicio fiscal, pues estimamos que los montos señalados están sobredimensionados y no tienen sustento".