La crisis migratoria en Chile es una situación que el gobierno ha intentado resolver, hasta ahora, infructuosamente, entre vuelos fallidos para extraditar a extranjeros a sus países de origen y, aunque en menor medida, el traspaso de fronteras chilenas que aún se da en zonas no habilitadas. Esta crisis, originada incluso antes del presente mandato presidencial, ha traído consigo numerosas bandas criminales -Tren de Aragua, entre otras-, que a su vez bien podrían explicar cómo ha afectado la imagen que los chilenos tienen sobre los extranjeros.
El Centro de Estudios Públicos (CEP) abordó esta problemática en su reciente estudio “El valor de la experiencia: dualidad y ambigüedad en la interacción entre migrantes y chilenos. Un análisis de la Encuesta CEP 90″. La pesquisa contó con la participación de chilenos y extranjeros, tanto regularizados como irregulares, buscando dar un panorama más completo de lo que percibe la población que habita en Chile sobre la inmigración.
Dentro de las preguntas hechas se encontraba la percepción que se tiene de la ola migratoria en los últimos cinco años. Y ahí, tanto chilenos como extranjeros respondieron en su mayoría que la consideraban peor que años anteriores. “Sólo alrededor de un 24% estima que la reciente ola migratoria (últimos cinco años) es mejor o igual que la anterior, mientras que un 74% la considera peor”.
El informe contextualiza que desde 2019 ha existido un aumento en la cifra de inmigrantes en Chile, especialmente desde los países con crisis políticas, como Ecuador, Haití o Venezuela. Según señala el CEP, “si en el 2018 había cerca de un millón de inmigrantes en Chile, en la actualidad esa cifra alcanza a 1.625.074 personas, según registros oficiales (INE 2022)”.
La razón por la que Chile se transformó en el destino ideal para migrar desde otras regiones de Latinoamérica, añade el informe en cuestión, eran por “las mejores expectativas económicas en relación con otros países de la región”. A pesar de esto, en los años más recientes, “producto de la pandemia y la crisis por las consecuencias del estallido social, las perspectivas económicas en Chile se han deteriorado significativamente”.
En tal sentido, el 69% de los encuestados está de acuerdo con que los inmigrantes elevan los índices de criminalidad. Lo anterior, como se ha dicho, podría relacionarse con el aumento de la presencia del crimen organizado en el país y que ha provocado que los nombres de las bandas criminales extranjeras presentes en Chile ya sean habituales en las conversaciones diarias, como Los Gallegos o el ya mentado Tren de Aragua, entre otras que operan.
Por otro lado, al preguntar si es que los inmigrantes son un aporte económico para el país, la opinión de los chilenos se encuentra dividida (34% dijo estar ‘muy de acuerdo’, 30% ‘ni en acuerdo ni en desacuerdo’, y 35% ‘muy en desacuerdo’), pero en el caso de los extranjeros consultados, el 88% estaba de acuerdo con la afirmación.
A pesar de la situación que se vive a nivel país, la Macrozona Norte (Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, y Atacama) es la que se ha visto más afectada por la crisis, sobre todo por la alta presencia de crimen organizado en la zona.
Esta gran ola migratoria repentina “es producto de una inestabilidad de fondo que busca regularse a sí misma mediante mayor inestabilidad: la salida del lugar de origen, la trayectoria, el arribo, la incertidumbre de instalación”, concluye el CEP.
Entre otras cosas, la encuesta también preguntó si los inmigrantes respetan las costumbres chilenas. Y ahí, el 17% dijo que “todos o la gran mayoría”; el 32%, que “la mitad”; y el 48%, que “menos de la mitad o ninguno/casi ninguno”.
Asimismo, se consultó por las sensaciones de compartir distintos ámbitos con un inmigrante, por ejemplo, el trabajar con uno. Y ahí, de los chilenos consultados el 39% dijo que le “agradaría mucho o un poco”; el 49%, que “no le agradaría ni le molestaría”; y el 1%, que “le molestaría mucho o un poco”.