La dieta de los escolares chilenos deja mucho que desear. Eso al menos se demuestra en la encuesta de Vulnerabilidad Junaeb 2023, instrumento al que tuvo acceso La Tercera y que por primera vez -en casi 60 años- incluye preguntas sobre seguridad alimentaria, consumo de alimentos, tipo de dieta y dificultades de acceso.
En cuanto al consumo de alimentos, la respuesta es clara: el 84,4% de los estudiantes consume menos agua de lo recomendado, mientras que el 72,4% consume menos verduras de lo aconsejado. Y cuando toca responder a las familias por seguridad alimentaria, entre un 25% y un 26% de los encuestados manifiesta tener dificultades para acceder a alimentos en cantidad suficiente, saludables y variados, debido a problemas económicos.
Patricio Silva, académico de la Facultad de Medicina de la U. Central, explica que esto se debe al contexto nacional: “Seguimos siendo un país subdesarrollado, un país pobre. Eso incide, porque los programas de alimentación saludables son necesariamente más caros y el 40% o el 50% de la población no tiene recursos económicos para comprar pescados todas las semanas y todo lo que constituye una canasta de alimentos saludable”.
El también presidente de la Corporación para la Nutrición Infantil (Conin) advierte sobre las dificultades que puede generar una alimentación poco saludable: “Puede favorecer la obesidad infantil, pero también la desnutrición porque cuando uno no tiene acceso a los alimentos adecuados los niños se pueden desnutrir igual”.
Por esta razón, la directora de Junaeb, Camila Rubio, destaca que la encuesta “entrega información valiosa para tomar decisiones en cuanto a políticas públicas, tanto para Junaeb como para distintos servicios públicos”.
Asimismo destaca que servirá para las decisiones legislativas que se aproximan: “Es un insumo que también observamos con atención en momentos en que estamos impulsando una nueva ley de alimentación escolar, que fortalecerá la alimentación en las escuelas, con pertinencia territorial, con mayor presencia de los productos de la agricultura familiar campesina y de productos de la pesca artesanal como algas, pescados y mariscos, esto con el propósito de entregar una alimentación adecuada, sustentable y sostenible”.
Los escolares en otros ámbitos
El estudio en cuestión alcanzó una cobertura de más de 760 mil casos y se aplicó en estudiantes de prekínder, kínder, 1° y 5° básico, 1° medio y educación de adultos de establecimientos municipales, particulares subvencionados, Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) y de administración delegada.
La encuesta también analizó la composición familiar de los escolares, dando cuenta que las familias heteroparentales (con presencia de madre y padre) constituyen el tipo de familia más común, abarcando al 57% de los estudiantes; seguidas por los hogares monoparentales con jefatura femenina, que representan el 39% de las y los estudiantes. Finalmente, un 0,81% -equivalente a 6.205 estudiantes- vive en un hogar homoparental.
En cuanto a la salud estudiantil, aproximadamente seis de cada 10 estudiantes presenten al menos una dificultad por motivos de salud. Respecto de la dificultad para aprender, esta se manifiesta en algún grado en el 34,9% de los casos, siendo más prevalente en 1° medio, con un 44,8% de los estudiantes, y menos frecuente en el nivel parvulario, con un 26,9%.
En promedio, uno de cada cuatro estudiantes vive con alguna enfermedad y/o condición de salud diagnosticada. Por ejemplo, este año se incluyó por primera vez una pregunta sobre condiciones de salud asociadas a la Ley del Trastorno del Espectro Autista (TEA) donde el 3,6% de las y los estudiantes manifestaron estar dentro del espectro. En tanto, las condiciones de salud más comunes entre niñas, niños y jóvenes son el asma (8,3%) y las enfermedades broncopulmonares (3,5%).
En el ámbito de la salud bucal, aproximadamente el 39% de los estudiantes presenta más de una caries. No obstante, es visto como positivo que el 60,6% de este grupo se encuentra actualmente en un tratamiento dental.