La ocupación de camas críticas en la Región Metropolitana sigue bajando lentamente, según los reportes que realiza la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva. De hecho, Santiago amaneció este lunes con menos de mil pacientes en ventilación mecánica -989 personas-, lo que no ocurría desde hace dos meses y medio.

Pero ese fenómeno, reporta la Sochimi, ha ido acompañado de otro. Conforme la curva de pacientes Covid-19 ha ido bajando en los hospitales metropolitanos, se ha registrado un aumento en la cantidad de personas que han requerido camas intensivas y que padecen otras patologías.

En otras palabras, las Unidades de Paciente Crítico (UPC) de Santiago han bajado su cantidad de pacientes con coronavirus, pero, a la vez, han empezado a recibir a otros pacientes, los que tradicionalmente atienden estas unidades de intensivo, dejando un estrecho margen de descompresión para el personal que las atiende.

Se trata, en muchos casos, de pacientes con patologías crónicas que suspendieron sus controles u otros que dilataron un examen o consulta de especialista, por temor a asistir a un centro asistencial y contagiarse de coronavirus. También, a personas que quedaron en espera de una intervención, por la priorización asistencial de la pandemia. Así, han vuelto ahora a la red, pero con cuadros más agudos.

Descompensados

El jefe de la UPC de la ex Posta Central, Rodolfo Santander, ha constatado una caída de los pacientes complejos Covid-19 en su unidad, en las últimas semanas. “Esto en el día a día se ha reflejado en que hemos podido disponibilizar más camas para otras patologías, más tradicionales, como pacientes politraumatizados o con accidentes cerebrovasculares, entre otros. De tal forma que el porcentaje de ocupación de las camas no ha variado sustancialmente. Lo que sí ha variado es la composición y distribución de las camas según las distintas patologías”, dijo.

Según el médico, una de las explicaciones tiene que ver con que “como se les dio prioridad a los pacientes críticos Covid-19, inevitablemente se genera una deuda, porque las otras patologías siguieron existiendo y hoy día estamos empezando a pagar esa deuda”.

Un escenario similar se vive en otro recinto asistencial: el Hospital El Carmen. Allí la jefa de la UPC, Claudia Vega, relata que el fenómeno lo han notado sobre todo en la unidad que atiende las emergencias.

“En urgencias se ha visto un claro aumento de consultas no Covid-19. Antes la UPC era 100% Covid-19 y ahora 30% de las consultas no son Covid-19. Llegan pacientes que tienen patologías gravemente descompensadas, están llegando bastante deterioradas las personas por el periodo de crisis”, cuenta Vega. En su caso, explica que están recibiendo a pacientes con accidentes vasculares, patologías crónicas que no han sido controladas apropiadamente, algunos infartos y pacientes con enfermedades coronarias.

Y la situación se repite en el Hospital Barros Luco. El jefe técnico de la UCI de ese recinto, César Santis, asegura que los pacientes con coronavirus que requieren de ventilación mecánica invasiva han bajado más de 30% en las últimas tres semanas: “Esto nos llevó a cerrar una de las seis UCI que habilitamos durante los momentos de mayor presión asistencial. Sin embargo, esta reducción ha sido compensada por un aumento de casos principalmente neuroquirúrgicos y politraumáticos”.

Ello tiene efectos en el ambiente laboral en el cual trabajan los médicos, sobre todo los intensivistas. Pero a pesar de que han cambiado unos pacientes por otros, reconocen que la alta demanda continúa. “La carga laboral se mantiene debido al incremento de pacientes críticos no Covid-19. Sin embargo, el estrés laboral y los altos niveles de emocionalidad sí se han reducido, lo cual, en parte, se ha dado porque la descompresión generalizada ha permitido volver a atender a los pacientes críticos en las zonas donde contamos con gente entrenada para hacerlo”, dice Santis.

Consultas médicas

La pandemia ha afectado fuertemente las atenciones médicas. La gente ha dejado de ir a controles periódicos, lo cual, a su vez, también repercute en las listas de espera. “Se nos viene una avalancha de listas de espera. Tenemos más de dos millones de personas en lista de espera para atención de especialistas y más de 200 mil para cirugía y patologías Auge y no Auge”, recordó ayer el ministro de Salud, Enrique Paris.

Por eso, resulta relevante que en el último tiempo se hayan vuelto a activar las consultas médicas. “Hay un aumento sustancial desde hace ya dos meses en las consultas y ahora va en el 60% de lo que era antes una semana normal. En la última semana de julio las consultas crecieron 4-6%”, asegura Michel Moya, gerente general de la plataforma Imed, empresa que permite la emisión de bonos a través de la huella digital electrónica.

Al analizar el aumento de consultas por especialidad, los registros de Imed muestran que la que más aumentó ha sido geriatría, con un alza de 108%, luego vienen las consultas con matronas que subieron 65% y en tercer lugar proctología, que creció 50%.

Moya agrega que, a su vez, “las licencias médicas, desde la primera semana de julio hasta la última, han bajado 25% y eso puede tener un rebote importante si no existe un modelo de trazabilidad robusto”.