Cerca de las 16.00 del viernes sonó su teléfono. Era el Presidente Piñera. Y no para consultarle, como otras veces, sobre temas sanitarios, sino para ofrecerle comandar la cartera de Salud. “Le dije: ‘¿pero qué piensa Jaime Mañalich’, y él me respondió: ‘está de acuerdo. Él, justamente, propuso que usted fuera su continuador’. Entonces dije que sí”.
La ceremonia estaba programada para hoy, pero el acuerdo nacional aceleró las cosas. Así, el toxicólogo y dos veces presidente del Colegio Médico debutó ayer, en un nuevo estilo: un semicírculo con los tres personeros, sentados, y acompañados por dos caras nuevas: el jefe de Epidemiología del Minsal, Rafael Araos, y el presidente de la Sociedad de Medicina Intensiva, Tomás Regueira.
Paris propuso ambos nombres Y vendrán más caras nuevas. El diseño comunicacional incluye una rotación diaria de representantes de la sociedad civil. Esto, como primera medida de un plan en desarrollo para reducir los casos de coronavirus que, según postula la nueva autoridad, prolongaría la cuarentena en Santiago al menos por todo este mes y mantendrá las clases suspendidas hasta agosto.
-En esta crítica situación sanitaria, ¿por qué aceptó el cargo?
-Porque creo que es un desafío muy hermoso, muy importante. Para cualquier médico y personal sanitario, llegar a ser ministro es la culminación de la carrera.
-¿Tiene Ud. las competencias?
-He recorrido prácticamente todo el sistema. Empecé en un hospital pequeño, en Achao, de apenas 30 camas. Pasé al Calvo Mackenna, hice mi beca y me fui a Bélgica. Volví a la Católica, fui jefe de servicio del Hospital Sótero del Río, intensivo, y después de pediatría de la Católica, por muchos años.
-Su estilo es diferente al del exministro Mañalich. ¿Es lo que se necesita en este momento?
-Cada uno tiene su estilo y cada uno tiene sus luces y sus sombras. A lo mejor yo tengo algunas sombras también, pero para el momento que vivió Chile, Jaime Mañalich lo hizo muy bien. Y, a lo mejor, era también el momento de que el ministro descansara.
-Ahora en el Minsal, ¿ha logrado identificar las debilidades y fortalezas del manejo de la pandemia?
-Creo que estamos muy bien en el tema de exámenes, aunque hay que seguir aumentando. Chile ha hecho casi 70 mil por millón de habitantes. Pero hay que mejorar la trazabilidad y el aislamiento. Hay también que acelerar la entrega de los exámenes, no pueden demorar tanto. La atención primaria lo ha hecho bien y hay que ayudar para que cuenten con los elementos necesarios para seguir trabajando como hasta ahora.
-¿Y cómo hará eso?
-Estamos haciendo un trabajo, y el mismo ministerio tiene un programa, similar al de las clínicas, para sacar el examen por teléfono y no tener que ir al laboratorio. Hay que insistir en que cuando se tenga el diagnóstico, se haga la notificación. Quiero también reforzar las salas IRA (Infecciones Respiratorias Agudas de los consultorios), donde los kinesiólogos manejaban a todos los niños y adultos con insuficiencia respiratoria. A nivel de consultorios podemos hacer mucho para evitar que el paciente se agrave.
-Los consultorios tendrán un mayor rol, entonces...
-Hay que encontrar al paciente que tiene el examen positivo y aislarlo. Las residencias sanitarias no están ocupándose en su totalidad, hay gente que no puede quedarse en su casa y no puede hacer una buena cuarentena. Ellos tienen que irse a la residencia sanitaria.
-Esa derivación actualmente la hace la Seremi de Salud...
-Vamos a tratar de que sea mixto, y que los consultorios puedan dar licencia médica. Pero eso no se puede prometer de la noche a la mañana. Yo espero que esta semana podamos dar esta señal, por eso tengo reunión con Fonasa.
-¿Por qué siguen los contagios?
-La cantidad de permisos que se piden es gigantesca. Si la gente sigue saliendo a la calle sin una razón justificada, va a seguir diseminándose el virus. La positividad ha aumentado enormemente. Más de 40% de los exámenes están saliendo positivos. Para que lograr controlar la enfermedad, lo ideal es que esté en un 5%.
-Estamos muy lejos de eso...
-Hay que hacerle entender a la gente eso. Una persona enferma contagia a 2,8 personas. Y los hipercontagiantes, casi a 70 personas. El hecho de salir es un peligro enorme. Y salir sin protección, o salir estando en cuarentena, es un peligro enorme para el prójimo.
-¿Se imaginó este escenario?
-Me imaginé que la gente iba a ser más cuidadosa. A lo mejor no pudimos transmitir bien esa idea. El virus se ha diseminado y cambió de situación económica. Partió por el barrio alto, donde hay más distanciamiento, más espacio en las viviendas, la gente se transporta en auto. Es otro mundo, otros determinantes sociales que influyen.
-¿A Ud. también lo sorprendió esa realidad, como al exministro?
-No. Yo hablé desde el comienzo de los determinantes sociales, porque me opuse a la cuarentena total de inicio, sin estar preparados. Yo dije, si llaman a cuarentena total sin canastas, sin apoyo económico, va a pasar lo que pasó, lo que está pasando. Era evidente si el virus bajaba hacia zonas de hacinamiento, donde la gente tiene que salir a ganarse el pan día a día. Esas personas no pueden dejar de trabajar. Entonces, cuando el virus llegó a esos lugares, obviamente iba a haber una diseminación mucho mayor.
-¿Qué hacer ahora, entonces?
-Hay que insistir en el apoyo que dan los medios de comunicación. Vamos a tratar de hacer mensajes cortos en ese sentido y reforzar el plan comunicacional a la población. No para causar miedo, sino para crear conciencia de la importancia del aislamiento físico, el uso de mascarillas y lavado de manos. Hay que controlar más los permisos de salida, las cuarentenas, el toque de queda.
-¿Se van a limitar o prohibir?
-Prohibir no, trataremos de buscar una fórmula. Siempre pienso que es mejor convencer primero, hacerlo por la razón y ver si eso da resultados. Hay una cosa idiosincrática de la población, y además, tiene que ver con la capacidad económica de las familias. Si el padre de familia no tiene sueldo, no tiene plata, tiene que salir a trabajar. Entonces las medidas económicas se necesitan. Por eso estoy tan contento de que se haya llegado a un acuerdo. Es una buena señal para la gente, el reparto de las cajas de alimentos también ha sido bien evaluado por la población.
-¿Adelantaría el toque de queda?
-Tiene que verlo el ministro del Interior, en conjunto con Orden y Seguridad, pero puede ser una buena medida también, siempre que se cumpla, porque tampoco se puede estar controlando las calles de todo Santiago. La gente tiene que tener conciencia primero.
-Expertos y académicos plantean que el manejo comunicacional ha sido errático...
-Cambiamos totalmente la forma de comunicarnos. Evaluamos que no sacamos nada con hablar tanto de cifras, muertos, ventiladores. Vamos a llevar siempre a dos personas ajenas al manejo diario. Por ejemplo, el lunes (hoy) quiero llevar a dos alcaldes, que contribuyan a socializar el mensaje, que vean que no es una cosa solo técnica, porque a lo mejor lo estábamos transmitiendo muy técnico, muy basado en los números, en ventiladores, muertos y recuperados. Vamos a hacer un esfuerzo para que la gente lo vea como una reunión amigable.
-¿Usted era crítico del estilo?
-En algunas cosas sí, y el Presidente lo sabe. Si a mí no me parece bien una medida, se lo voy a decir. En ese sentido he sido sincero. Yo critiqué el llamado a la nueva normalidad, el retorno seguro también, estábamos en la mesa social y casi no nos preguntaron.
-¿Apoya el último cambio metodológico?
-La metodología se usa en muchos países desarrollados de Europa, donde se cruzan el certificado de defunción del registro civil con la PCR positiva. Ahora, gracias al trabajo del DEIS (depto. de estadísticas del Minsal) vamos a incorporar a pacientes con PCR negativa o dudosa que tengan un cuadro respiratorio coincidente o, por así decirlo, clínicamente compatible con coronavirus. Eso no va a ser antes del próximo fin de semana y ese informe se va a hacer solamente una vez a la semana.
-Eso va a generar un alza en la cantidad de fallecidos...
-Es probable. Van a aumentar en unos 600, más o menos.
-¿En este contexto, es tiempo para hablar de nueva normalidad?
-Eso tiene que salir de nuestras bocas. Hay que hacer una preparación para el retorno seguro, pero ni siquiera hablar sobre eso, sino hacer una planificación para el retorno y estudiar cómo comunicarlo, porque eso puede producir relajación, tranquilidad.
-A horas de asumir el cargo, ¿a qué le teme? ¿Qué le preocupa?
-Me preocupa que no logremos obtener los resultados que deberíamos: bajar la tasa de contagios, disminuir la cantidad de pacientes que llegan al hospital, tratar de contener eso antes, hacer más manejo prehospitalario. Estamos pensando en establecer un sistema de hospitalización domiciliaria controlada y reforzar la atención primaria. Y no quiero que la gente se sienta decepcionada, quiero que se sienta apoyada, y eso se ha logrado en las comunas donde la cuarentena ha sido exitoso. En Temuco decían que habían recuperado la confianza en el sistema público, eso quiero. Me da miedo que la gente pierda la confianza en el sistema de salud.
-¿Influyó el estallido social?
-Me da la impresión de que algunas personas habían seguido en el “modo protesta”, y el “modo protesta” no contribuye a contener la expansión del virus, entonces, tenemos que tomar conciencia de que en este momento, todas las diferencias existentes, sobre todo sociales y económicas, han explotado más por el coronavirus. Tenemos que trabajar en paz, concordia y unidad, y después ver quiénes hicieron las cosas mal o bien. Y si hay que criticar en ese momento, critiquemos, están la Contraloría y los procedimientos legales para hacer el control.
-Ud. aparece como alguien más alejado del núcleo del gobierno, ¿podría ayudar en eso?
-Yo quiero llamar al diálogo, no desde el punto de vista político, sino con todas las sociedades científicas, centros de estudio, agrupaciones de pacientes. Quiero dirigirme o centrar mis esfuerzos en ese grupo. La parte política tendrá que centrar sus esfuerzos en llegar a acuerdos con la oposición.
-¿Cuánto tiempo más podría estar la RM en cuarentena?
-Estamos a 14 de junio. Queda todavía todo junio. En junio viene lo peor, yo creo. O muy malo. Los primeros 15 días de julio creo que vamos a mantener cifras altas. Creo que recién en agosto, si Dios quiere, vamos a ver recompensados los esfuerzos de la cuarentena, si la gente los cumple.
-¿Significa todo junio y julio en cuarentena?
-Por lo menos todo junio.
-Entonces, ¿es factible volver a clases antes de agosto?
-Antes de agosto, no. De ninguna manera. Creo que habría que aprovechar las dos primeras semanas de agosto para dar vacaciones y quizás de ahí en adelante pensar la vuelta. Pero no me atrevo a decir una fecha, necesitamos modelos matemáticos que nos den con cierta seguridad un pronóstico. El ministro (Andrés) Couve va a comenzar a entregar a mediados de semana un estudio que permita, ojalá, hacer ese pronóstico, de cómo se va a comportar la situación viral. Con eso en la mano, quizás podamos conversar.
-Mañalich descartó que ocurra acá algo similar a lo de Italia. ¿Usted se atreve a ser tan taxativo?
-No. No tengo elementos de juicio para descartar o confirmarlo
-¿Y el dilema de la última cama?
-Creo que podemos salvarnos de eso. Porque el esfuerzo que ha hecho el personal de salud es gigantesco. El sistema ha respondido y se han abierto muchos hospitales que estaban por entregarse. Ahí tuvimos suerte. Todavía hay margen para crecer, pero pequeño.
-¿Pueden subir más los números de contagios, cree Ud.?
-Veo cifras esperanzadoras en algunas comunas de Santiago, incluso algunas más pobres. La gente ha hecho esfuerzos. Pero no quiero dar los nombres y decir que por eso hay que relajarse.
-Ayer se hizo una denuncia grave en su contra, de un presunto abuso sexual...
-Me parece increíble, me afectó muchísimo. Lo descarto totalmente. Usaron conceptos absolutamente lejanos a mí. Creo que esto tiene un trasfondo político y ahora, como me vieron en esta situación, encontraron el momento preciso para atacarme.