En 2014, un escolar de 15 años de Quilpué subió fotos íntimas de su expolola a Instagram. Lo hizo luego de amenazar a la joven de 14 años de hacer públicas esas imágenes si ella no volvía con él. Como ella no accedió, cumplió su amenaza, que incluyó, además, mostrar ese material a sus amigos del colegio.
El mes pasado, la Corte Suprema determinó falta de vigilancia sobre el actuar negligente y culpable por parte de los padres del joven y el pago de tres millones de pesos a la familia de la víctima.
Lo que el escolar hizo se conoce como sexting, que es el envío o publicación de mensajes, fotos o videos de contenido sexual. Una práctica que no es ajena a los escolares del país, indica el estudio Grooming, Ciberbullying y Sexting en estudiantes en Chile según sexo y tipo de administración escolar, que publicó la última edición de la Revista Chilena de Pediatría.
La investigación, que consideró 60 colegios y a 12.926 estudiantes, estableció cuántos han sido víctimas o han realizado sexting (difundir intimidad sexual).
Al consultar por sexting activo, es decir, si en el último año compartieron desde su celular o redes sociales fotografías en ropa interior o desnudo, determinaron que el porcentaje más alto se presenta en los estudiantes de colegios particulares pagados (6,1%), con diferencia estadísticamente significativa con los colegios particulares subvencionados (4,1%).
En cuanto a diferencias de género, los resultados indican mayor riesgo de sexting activo en los hombres de colegios particulares pagados. Así, los hombres en colegios particulares pagados muestran cifras de 10,6%, y las mujeres con 1,6% .
En tanto, consultado si en el último año recibieron en su celular o redes sociales fotografías en ropa interior o desnudo, se observa un mayor porcentaje en los colegios municipales (7,7%), seguido por los colegios particulares pagados (5,8%), sin presentar diferencias estadísticamente significativas entre ellos, sostiene el estudio.
Riesgos digitales
Miguel Arias, psicólogo y presidente de la Fundación SerDigital.cl, que realizó la investigación, indica que la era digital presenta tanto oportunidades como riesgos. Y a estos últimos actualmente se exponen los niños y adolescentes de manera transversal.
Y no solo se trata de sexting, alerta Arias. Hoy se están masificando otras prácticas, como el nude o las peticiones de enviar desnudos, y el pack. Este último, explica, consiste en un grupo de videos o fotografías "que se agrupa y se hace público en videos en redes sociales o cuentas de Instagram cerrados en los colegios, también por grupos de WhatsApp se filtran y se comparten".
Los niños y adolescentes son nativos digitales, "hombres y mujeres construyen su 'yo digital' en la red y lo comparten", resalta Arias. Sin embargo, los nativos digitales mandan fotos y no saben las consecuencias que eso tiene, advierte Arias. "No saben que es delito, dicen que se manejan bien en el mundo digital, pero no saben que todo correo deja una huella, que todo mensaje se puede rastrear".
Actualmente, gran parte de las plataformas digitales, como Facebook o Snapchat, entre otras, pone como límite para ingresar a ellas una edad de 12 o 13 años. Sin embargo, dice Arias, los niños desde los cinco años ya tienen un celular.
Los datos de la encuesta Casen 2015 lo reafirman: a los cinco años, el 11% de los niños en Chile ya tiene un celular, cifra que aumenta a 50% a los 10 años, que se eleva a 71% a los 12 años y que es un 90% a los 15 años.
La práctica del sexting se detectó en el estudio desde séptimo básico, dice Arias. Y ocurre tanto en los colegios municipales como en los particulares. "La hipótesis es que hoy los hombres y mujeres comparten su sexualidad en línea. Y no son solo las mujeres. Hoy los nativos digitales exploran más sexualmente, lo que hace que los hombres aumenten esa participación, aunque el riesgo podría darse en ambos géneros", advierte.
Uno de los principales problemas en las situaciones de sexting es que los adultos no saben cómo reconocerlo y ocurre en espacios es los que es muy difícil controlar, explica María Isabel Toledo, antropóloga y académica de Psicología de la U. Diego Portales. "Los profesores tienen acceso a verificar lo que pasa en la sala de clases, pero no lo que ocurre en estas situaciones", indica.
Pero no se trata de controlar ni prohibir, dice Toledo, sino que los adultos tengan relaciones de confianza con los niños para educarlos en estas dinámicas, que acontecen tanto en el espacio real como virtual. "La escuela tiene que asumir estas nuevas formas e incorporarlas también a la normas y a los acuerdos que establece cada comunidad escolar", aclara.
Lo que debe apuntarse es a la convivencia y respeto en el espacio real, dice la antropóloga, ya que todo lo que acontece no es diferente a la vida social y cotidiana de la escuela. "Esto es solo una manifestación de lo que acontece en el mundo real. Es a partir de ese momento, desde una interacción que ocurre en la escuela, que se prolonga al espacio virtual, en donde hay que trabajar en convivencia".