A las seis de la mañana de este sábado, las calles de Israel estaban siendo bombardeadas por el grupo insurgente que gobierna la Franja de Gaza, Hamas. El ataque que ha sido catalogado como terrorista inició una guerra que ha dejado centenares de fallecidos y miles de heridos. La situación es crítica. Edificios enteros reducidos a escombros y el sonido de los proyectiles se hizo habitual.
Aline Piket (18) estudiante de ingeniería comercial de la Universidad Católica, viajó este año a Israel junto a un grupo de estudiantes latinoamericanos para capacitarse en un programa sobre emprendimiento e innovación.
“Nos despertamos a las siete y media de la mañana con la sirena, vino un amigo corriendo a despertarnos a todos diciendo que estaba sonando la alarma, que estaba sonando la alarma y ahí uno se para lo más rápido que puede y se va corriendo a la zona segura. Yo me fui corriendo en pijama. Gente que estaba en la ducha salió en toalla, es como un poco así la situación”, relata desde Israel a La Tercera.
La zona de seguridad del edificio en el que está hospedando junto a los demás estudiantes, explica, es un pasillo con paredes reforzadas. “Cuando llegas a la zona segura, escuchas la alarma, escuchas como los misiles pasan sobre tu cabeza porque por la cúpula de hierro, cuando lo interceptan, se interceptan en el aire, entonces escuchas los booms. Debe ser el ruido más fuerte que he escuchado en mi vida, más horrible también”, detalla.
Como muchos de sus compañeros, Aline aún no sabe de qué manera regresará al país. “No está muy claro, hay mucha incertidumbre, algunos están mirando formas de irse, otros todavía no quieren mirar porque quizás tienen fe de que esto puede volver a terminar pronto”, dice. Aún, cuenta, no se ha comunicado con la embajada chilena. Tampoco sus padres.
Al otro lado del teléfono, Aline deja un último mensaje antes de despedirse: “Me encantaria no sé, concientizar un poco a la gente de que el terrorismo nunca está bien y que nunca es justificable la muerte de ningún niño, la violación de ninguna mujer, el secuestro de nadie y menos asesinatos de civiles”.
El ruido de las sirenas también ha mantenido intranquila a Siván Gobrín (39). Vive desde 2016 en Kfar Sava, que está aproximadamente 30 kilómetros de Tel Aviv, una de las zonas atacadas por Hamas. Relata que esa primera noche, junto a su familia tuvieron que bajar al refugio y en su celular vio lo que sucedía. Siván vive con su pareja y sus tres hijos, dice que entienden a medias lo que sucede y los mantiene alejados de los detalles de lo que pasa alrededor, aunque es imposible ocultar el ruido de las sirenas. “Se asustan mucho, les ha causado crisis de pánico”, relata desde su celular.
Desde Medio Oriente, cuenta que “todos estamos afectados. Todos conocemos a alguien que perdió un familiar, primo o amigo”. Pese a la ruptura que ha significado en su rutina, la vicepresidenta de la comunidad chilena en Israel, menciona que continúa trabajando, pero desde su hogar.
“Ha sido muy fuerte esto, mientras hablaba con una chilena por teléfono se escuchaban los tiros de fondo, mataron a sus vecinos. Hay un tema psicológico importante”, relata por su parte, el presidente de la comunidad chilena en Israel, Gabriel Colodro (36), quien coincide con Siván en que todos conocen a alguien que “ha sido afectado directamente o está desaparecido, o lamentablemente ha sido asesinado”.
Desde su hogar en Ramat Gan, ubicado en las cercanías de Tel Aviv y a 60 kilómetros de la Franja de Gaza, informa que una segunda persona de origen chileno -o de tercera generación, en sus palabras- ha sido asesinada hace pocas horas.
“Lo que nos afecta físicamente son los misiles. Hoy afortunadamente no ha habido lanzamientos al centro, lo que quiere decir que las acciones del Ejército en Gaza han logrado limitar la capacidad del lanzamiento de Hamas, lo que es bueno. Pero no es un proceso fácil para los niños, las sirenas, las explosiones, no salir de casa… explicarles, es difícil”, afirma en conversación telefónica con La Tercera.
No obstante, por ahora no piensa en trasladarse. La situación, cuenta, es distinta de la que vivió hace algunos años, cuando su vivienda estaba mucho más cerca de la Franja de Gaza. “Había escaladas con misiles importantes en años anteriores, pero acá no es lo mismo. La cantidad de tiempo también que uno tiene para refugiarse acá es de un minuto, donde vivía antes es de 30 segundos, la diferencia es importante”, añade.
“Hemos visto reacciones tanto de representantes políticos en Chile, como partidos, la declaración pública del Partido Comunista. Creo que han dejado de lado todo tipo de humanidad y todo tipo de consideración con la comunidad de chilenos en Israel, somos aproximadamente 10 mil entre primera, segunda y tercera generación”