A fines de julio, los cinco excarabineros imputados por participar en el robo a una sucursal de Brinks en Rancagua, habrían sostenido la primera reunión con parte de la banda criminal.
El cabo primero Giovanni Pereira Miranda fue el nexo y tenía la misión de reclutar a otros uniformados de Rancagua para diversas labores que contribuyeran al robo. Así llegaron los cabos primero Ricardo Núñez Chamorro, José Toledo Fuentes, el cabo segundo Mauricio Saavedra Castillo y el carabinero Sergio Millar Aniñir. En esa reunión inicial estuvieron presentes los imputados que hoy se encuentran en prisión preventiva, Óscar Orellana (guardia de Brinks) Juan Ramírez, Matías Vargas Bueno y Jaime Beltrán Campos, este último sindicado por la Fiscalía como el líder de la agrupación criminal.
Allí los ahora exuniformados sellaron su pacto con la banda y recibieron $ 200 mil cada uno a cambio de las labores que tendrían que realizar para que la banda se hiciera con los casi $ 12 mil millones de la sucursal de Brinks. Dichas tareas consistieron en entregar información logística de Carabineros, antecedentes de la empresa Brinks, material inflamable y conocer las posibles rutas de escape. Otra de las “misiones” de los carabineros fue sustraer una radio de la policía uniformada para que los delincuentes estuvieran al tanto de los movimientos policiales.
No fue el único pago y no fue la única reunión. Las citas se congregaron entre Rancagua y la comuna de Cerro Navia, en la capital. En otra de las reuniones, se les pagaron otros $ 100 mil a cada uno. Esa vez, se acordó en qué puntos se harían los cortes de ruta, que ese día detuvieron a la ciudad.
Los cinco sujetos fueron detenidos entre las 8.30 y 8.45 del pasado martes, y fueron formalizados ayer. En la audiencia, el fiscal jefe de alta complejidad Javier Von Bischoffshausen, relató los detalles de los roles que tuvieron.
En esas reuniones, varias de ellas en agosto, en los días previos al robo, la banda pidió a Pereira que revisara si el día del delito habría servicio motorizado de Carabineros. El 15 de agosto, un día antes del robo, Millar fue quien sustrajo la radio de Carabineros de la Tercera Comisaría. Se la entregó a Pereira, quien, a su vez, se la pasó a Matías Vargas Bueno, uno de los cabecillas de la banda.
Otra acción que se produjo en las reuniones fue la entrega de material inflamable, que sería utilizado para obstaculizar la persecución policial, y la entrega de teléfonos celulares para comunicarse sin ser pesquisados.
El día D
El 16 de agosto, el día del asalto, Matías Vargas Bueno mandó un mensaje a Giovanni Pereira avisando que la operación había comenzado. Con los otros uniformados ya avisados, Toledo Fuentes tenía la misión de trasladar a funcionarios policiales a un procedimiento simulado previamente acordado.
A las 11.00, Vargas le pide a Pereira que se mantenga conectado al momento del robo. Ambos, dijo el fiscal, mantuvieron comunicación fluida entre las 11.55 y las 12.47, cuando ocurrió el arribo a Brinks, el robo y la huida.
Por su parte, Toledo, quien se desplazaba con su superior en un vehículo policial, “hizo pinchar los neumáticos” para detener su vehículo. Esa era justamente la misión que tenían, dijo el fiscal: retrasar la llegada de Carabineros al lugar del atraco.
El fiscal imputó para los cinco sujetos los delitos de asociación criminal, robo con intimidación, siete delitos de incendio y 18 receptaciones de vehículos motorizados. Asimismo, pidió la prisión preventiva para los cinco. Por su parte, los abogados defensores rechazaron la medida cautelar y cuestionaron la imputación que hizo el Ministerio Público.
La audiencia fue suspendida hasta este jueves, cuando se espera que la jueza Andrea Urbina decrete las medidas cautelares para los imputados.
Las pistas
La detención de dos mujeres y un hombre en la comuna de Cerro Navia, ocurridas el 13 de septiembre, fueron vitales para que los investigadores dieran con la pista de los cinco carabineros.
Los fiscales revisaron el teléfono de una de las imputadas y encontraron fotos de las reuniones previas al delito, donde participaron los exuniformados.
En esas imágenes se puede apreciar a los cinco nuevos imputados junto a otros integrantes de la banda al interior de un inmueble.
Otra de las pistas provino tras la revisión de las comunicaciones vía WhatsApp entre Vargas y Pereira. En esos diálogos se fueron dando las coordinaciones y los pasos que se estaban siguiendo para cometer el acto. Pero no solo Pereira tuvo conversaciones con Vargas. En un chat de días antes del asalto, Vargas preguntó a Toledo: “Usted sabe dónde podemos cortar el Cenco para que quede muerto”. Toledo respondió: “Averiguo”.
Túnel en Prosegur
Giovanni Pereira, catalogado como el “enlace” entre la banda que cometió el atraco en Brinks y los otros carabineros imputados, ya estaba en la mira de la Fiscalía.
Esto, debido a que, de acuerdo a la Fiscalía, tuvo un rol de liderazgo en la construcción de un túnel que pretendía llegar hasta una bodega de Prosegur, ubicada en Av. Libertador Gral. Bernardo O’Higgins, para cometer lo que sería “el robo más grande en la historia de Chile”. Allí, un grupo de sujetos buscaba sustraer $ 24 mil millones.
El fiscal Javier Von Bischoffshausen imputó al excarabinero primero este hecho, acusando los delitos de robo en lugar no habitado en grado de frustrado, asociación delictiva consumada y tenencia ilegal de sustancias químicas.
Según dijo el fiscal, desde fines de 2023 Pereira comenzó a tener comunicación con un sujeto identificado como Aníbal Echeverría, quien ya fue condenado. Se reunieron en persona y se comunicaban por WhatsApp. El 22 de enero acordaron reclutar a otros carabineros. Allí también hubo el pago de $ 100 mil a quienes estaban participando y uno de los actos que cometió Pereira fue entregar el calendario de turnos de los carabineros, para que los ejecutantes del túnel estuvieran alerta. El 11 de febrero la PDI descubrió el agujero y frustró los planes de Pereira.