Las últimas dos semanas, los 3,6 millones de escolares han estado en sus casas, debido a la suspensión de las actividades en todos los colegios de Chile. Y así estarán al menos hasta el viernes 24 de abril, cuando se cumplan seis semanas de paralización consecutiva.
Sin embargo, el retorno a clases para el 27 de abril es algo poco probable. Así lo creen los expertos, considerando que esa fecha coincide con el peak de contagios de coronavirus previsto por las autoridades, el que se debería producir entre fines de abril y principios de mayo, fecha en que comienzan a bajar
Alejandra Arratia, directora de Educación 2020, dice que “una suspensión de cinco semanas, y no sabemos si va a durar más, va a tener un impacto en cómo se organiza el año”, y que el regreso a clases a fines de abril “es un escenario incierto. Y tendría que ser con mucha flexibilidad, para poder abordar el aprendizaje de los estudiantes desde donde se encuentren”.
El especialista en Salud Pública de la Universidad de Santiago, Claudio Castillo, advierte que hay que prepararse para un paro mucho más largo: “Si uno mira lo que está ocurriendo en otros países, ellos están pensando en retomar actividades recién en junio. Es ser muy optimista pensar que a fines de mes se pueda volver a clases, considerando que vamos a estar ad portas del peak del contagio”.
¿Se extenderá la suspensión? El ministro de Educación, Raúl Figueroa, no cierra la puerta a esa alternativa: “Las medidas que estamos tomando tienen un profundo sentido sanitario, y siempre en un contexto en que el Ministerio de Salud evalúa cómo vamos avanzando en esta batalla (…). Siempre se está evaluando con la autoridad sanitaria cómo seguir adelante”, dijo.
Un retorno escalonado
Solo hasta fines de abril, los escolares habrán estado en sus casas el tiempo equivalente a cuatro semanas de clases y dos semanas de vacaciones. De extenderse la paralización, ese tiempo solo podría salir de las horas de clases. Y el tiempo fuera de las aulas se acercaría peligrosamente al mes y medio, equivalente al promedio de clases que se perdieron en 2019.
Para Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, el haber adelantado las vacaciones de invierno “permite de alguna manera alivianar y sacar una cierta presión a la continuidad de los aprendizajes desde el punto de vista del currículum”. Pero el tiempo fuera de clases será tanto, que cree que el retorno requerirá una transición: “Hay que prepararse para retomar las clases cuando superemos esta situación. Ahí va a haber un proceso de nivelación y transición que es importante que los profesores ya comiencen a considerar. Y el Mineduc debe ir orientando el proceso”.
Debido a que la salida masiva de escolares a las calles podría complicar el manejo sanitario, expertos creen que el regreso a clases debería ser paulatino, por ejemplo, empezando con los jóvenes de la educación superior, para seguir con los escolares y luego con los parvularios.
Ruth Arce, directora de Pedagogía en Educación Media de la U. Diego Portales, plantea que un retorno escalonado podría ser una buena alternativa, con el fin de no colapsar la ciudad. "Otros países nos pueden dar luces de cuáles son los mejores mecanismos para que la gente no se contagie. Pero tener a todos los estudiantes saliendo al mismo tiempo, con una falsa imagen de normalidad, creo que es un riesgo”, añade.