Blas Tomic presidió Metro entre abril de 2006 y mayo de 2007. Entre medio, el gobierno de Michelle Bachelet lanzó el Transantiago, que transformó para siempre la operación de los buses en la capital y terminó convirtiendo al tren subterráneo en el eje del transporte público metropolitano. "La gente tiene derecho a estar preocupada de que sus ingresos sean suficientes y el costo del transporte es un componente no menor en una familia promedio en Chile. Me parece legítimo preocuparse por ese tema y tener una posición y pedir que (las tarifas) sean lo más baratas posibles", dice Tomic, hoy director de Codelco, entre otras empresas. "Pero por otro lado, esa misma gente no tiene conciencia del subsidio enorme que hay tras las tarifas que se les cobra. El alza de tarifa no hace desaparecer para nada el subsidio que está contenido detrás de esas tarifas. ¿Qué significa subsidio? Significa que el verdadero costo de proveer el servicio de transporte en el Metro es muy superior a lo que se cobra en la tarifa".

La ministra Hutt dice que es el doble.

Es de ese orden. Tendría que actualizarlo, porque se han construido muchos kilómetros más de línea, se han importado más trenes, en fin, hay más infraestructura. Hay dos tipos de costos: los operacionales, es decir, todo lo que cuesta en un día determinado hacer andar el Metro en electricidad, mantención, personal; y el otro costo muy grande es la amortización de la inversión que son miles de millones de dólares invertidos en el Metro y que todos los años aumenta. Y ese costo no se le cobra al usuario. Ese costo es puro subsidio y ese es el subsidio que hay detrás de la tarifa. La gente lo único que ve es el aumento de la tarifa.

¿El Metro es más caro que otros países? En Argentina y en México el subsidio es mayor.

Eso es verdad, pero ojo, que los subsidios a veces también se pasan de largo. Todo subsidio proviene de la caja fiscal y la caja fiscal tiene una dimensión finita. Y esa misma caja fiscal es la que tiene que utilizar para subsidiar la salud, educación, hay un montón de subsidios que está entregando el Estado permanentemente. Lo que puede ocurrir es lo que pasó en Ecuador, que de repente el Estado no da para más, empieza a quebrar y suceden cosas como endeudarse en el extranjero y no poder después pagar los bonos, todas esas cosas que traen consecuencias mucho más graves para todos. La gente no ve eso y uno no le puede pedir ni exigir que vean eso cuando hacen estas protestas. Por eso es tan importante informar, que la gente escuche de buena fe y que no haya oportunistas que tratan de producir agitaciones desinformadamente, porque les convienen por razones políticas.

¿Hay un sentimiento de malestar? ¿Bastaba una chispa para encender la hoguera?

Ese sentimiento de malestar está desde hace bastante tiempo en Chile -yo diría que desde la crisis de los pingüinos- y desde una decena de años ese sentimiento se traslada de un tema otro. Está detrás del No+AFP, detrás del tema de seguridad, en el aumento de ciertos indicadores. Es un malestar que tiene justificaciones objetivas, pero que también está muy promovido por las redes sociales, donde se concentra un cierto tipo de personas que, vamos a decirlo de buena fe, son los más enojados de todos. Las redes sociales potencian ese sentimiento y lo distribuyen en la población. No significa que todo esto sea artificial y falso, pero sí está incrementado de una manera oportunista.

Metro tiene una buena imagen pública. ¿Será vista con otros ojos por la ciudadanía?

Creo que no, porque millones de ciudadanos se benefician del Metro todos los días, no solo porque se transportan de un lado a otro, sino porque es un servicio bien provisto, hay estaciones que son una especie de catedrales de la ciudad moderna donde la gente se reúne. Yo diría que el Metro es la máxima expresión de desarrollo en Chile. Esto es una experiencia de modernidad que está al servicio de todos los ciudadanos, no es una riqueza concentrada para el placer de unos pocos, que es una de las críticas que se hace a lo que está ocurriendo en Chile.

¿Estos episodios podrían dañar la buena evaluación que tiene Metro?

Por supuesto, golpean, abollan, rayan la pintura en la medida que estas cosas no se entiendan y no se explique suficientemente todo lo que hay detrás de estas tarifas.

La evasión en el Metro es baja. ¿Podría perderse el respeto al Metro y trasladarse la evasión del Transantiago al Metro?

Por supuesto que sí. En el Transantiago la evasión se inició como una protesta que tenía bastante de legítimo, cuando los recorridos de los buses se modificaron de una manera drástica y de la noche a la mañana, la gente salió a tomar un bus que no encontró. Eso produjo indignación. Y eso fue un grave error de diseño del Transantiago, que produjo una pérdida de respeto de la gente por el servicio de transportes en buses. Pero justamente en esa época el Metro fue el único modo de transporte del Transantiago que cumplió impecablemente su tarea, el rol que le correspondía, la gente lo apreció mucho. El Metro pasó a ser utilizado por mucha más gente de lo que se usaba antes. Hoy día, al trasladar la evasión al Metro se arriesga a arrastrar al Metro al desprestigio del Transantiago y eso sería muy grave, para el Metro, sin duda, y yo creo que sería grave para la ciudad.